Capítulo 6

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Ania

Mi cuerpo está empapado de sudor. Stephen, es sin duda un fantástico bailarín. El único problema es, que se ha tomado atribuciones que no le he dado. Y francamente; y no se el porqué, me incomodan.

Estamos disfrutando muchísimo, tenemos muchas cosas en común los cuatro. Somos aventureros, extrovertidos y las ovejas negras de la familia.

Naty entró en confianza mientras conversamos se sentó en el regazo de Mario. Quién se nota que está extasiado con la decisión de mi amiga. Sus manos no se están tranquilas mientras hablamos. Algo que me pone los nervios de punto.

No porque desconfíe de mi amiga o Mario. Sino porque Stephen va a querer que haga lo mismo y francamente no me nace.

Definitivamente, Stephen es un gran chico. Muy masculino, el sueño de toda chica. Pero hoy mi mente solo está pensando, en ese cerdo machista.

¿Porqué no puedo sacarme lo de la mente? ¡Por todos los cielos!!! Aún puedo sentir sus labios en los míos.

- ¿Amiga?- pregunta Naty. Volviéndome a la realidad.

-Disculpa no te oí ¿Qué decías?- indique mientras ella me miraba con picardía. ¡Perra! Sabía exactamente lo que me estaba pasando.

- Los chicos han propuesto terminar la fiesta en la playa ¿Qué opinas? - insistió Naty

- Podría ser...- dije dudosa - ¿Podemos decidirlo más tarde? - respondí con la esperanza de que lo olvidarán o me dejaran un momento en paz.

Volvimos a bailar, la pista estaba a reventar y mi sensación de desánimo iba en aumento. No sabía cómo salir de aquí sin dañarle la noche a mi amiga.

La música cambió a algo más lento y romántico. Sentí como Stephen tomaba mis caderas y me acercaba a su cuerpo. Pude sentir su erección pegada a mi cadera. 

Comencé a sudar frío. Stephen tomo mi rostro en sus manos y me besó. Primero fue un beso tenue. En mi mente pensaba en detenerlo. Sin embargo, estaba molesta. No quería que ese cerdo tuviese el control y ganara.

Le delvolvi el beso a Stephen, no estuvo mal, pero tampoco bien. Stephen una vez me besó y al responderle tomó confianza y sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo.

- Lo siento - me detuve en seco. Mientras en mi mente intentaba inventar una excusa para largarme de allí - no me siento bien, creo que mejor me voy a descansar.

- te acompaño, preciosa-  dijo Stephen preocupado. Acepte gustosa era lo menos que podía hacer por el pobre.

Nos acercamos a la mesa. Dónde una Naty y un Mario estaban fuera de control. Les explicamos, mientras Naty me miraba con detenimiento, como si fuese un animal enjaulado.

Decidimos irnos todos, Mario y Naty tenían sus planes. Llegados al hotel, Stephen estaba nervioso. Me despedí de él lo más amorosa que pude. Mientras mi malestar iba en aumento.

Pobre Stephen su noche había sido una total estafa.

Dominic

Estoy que me lleva el diablo y quizás me devuelva. ¿Como una mujer puede ser tan terca? ¡Dios! Quiero encontrar a esa diabla y encerrarla en mi cama. Darle tanto placer que no desee alejarse nunca más de mi.

En mala hora me vine yo a en caprichar con esa mujer. Escucho como llaman a la puerta. Me levanto abrir.

-Señor- saluda Suárez mientras le doy acceso a mi casa.

-Suarez, ¿Averiguaste su paradero? - pregunto de mal humor. Suárez me mira con lastima. Eso me exaspera todavía más.

- Sí, señor. No fue fácil, pero lo logré - dice satisfecho.

Horas más tarde...

Estoy agotado, de muy mal humor. Pero al fin he logrado llegar a mi destino. Está mujer ha hecho que deje de lado mi vida para perseguirla. Aunque debo admitir que la cacería solo la ha hecho más valiosa e interesante a mis ojos.

Debo saber que es lo que le molesta de mí. Porque bien sé qué le gusto. Respondió muy bien a mi en su casa.

Necesito tenerla, probar su nectar. Quiero volver a sentir sus labios carnoso hechos de gloria.
Llego al hotel donde se queda, decido darme una ducha, comer y descansar. Necesito reponer fuerzas para mí próxima batalla. Y está no la pretendo perder.

Ya se ha hecho de noche. Cuando bajo a la recepción para saber su número de habitación. La descubro absolutamente hermosa, lista para salir. Me escabullo, no quiero que me vea y huya. Observo cómo está con su amiga, muy risueñas. Espero algún día disfrutar de esas sonrisas.

Se le acercan dos tipos, ellas se ponen todas modositas y encantadoras. ¡Será zorra!!! Conmigo se comporta virgen y angelical y con ellos... La ira me recorre, el estómago se me retuerce. Quiero caerle a golpes a los dos estúpidos, sé que no puedo. No soy nadie para ella y eso me da tristeza.

Unas horas después estoy más cabreado que nunca. Esa diabla ha pasado toda la puta noche, puliendole la hebilla a ese imbécil. Quiero matarlos a ambos. He visto como la amiguita comparte fluidos con el otro imbécil. Lo que me hace preguntarme ¿Porqué mi diabla aún no lo hace con este?

Dejo que mi ira se vaya diluyendo en un buen vaso de whisky, mientras observo a su cuerpo hablarme. Descubro que aunque está disfrutando el baile, no está cómoda con él. Comienzo a sentirme como el puto rey del mundo, mi peque me necesita y se está dando cuenta. Llevo la mitad de la batalla ganada, falta menos.

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Buenas buenas, pues aquí le dejo el nuevo capi. Nuestro hombre ni se da por vencido... Cómo la canción de Luis Fonsi 😆😆😆

¿Qué creen que pasará ahora?

La Llamada PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora