LA AMANTE

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Por Lady Pecosa

Capítulo 11

<<Jamás me había sentido tan asustado, puedo jurarlo, fue un instante, quizá segundos, sin embargo a mí me pereció que fue un momento infinito, me perdí en su mirada, es tan fascinante, y no es que no hubiera ocurrido antes, es que fue diferente... cualquiera que leyera en mi pensamiento creería que soy un soberano loco, sin sentido, más nunca había experimentado una situación igual, fue como si de su mirada un rayo de luz se desprendiera y se clavara muy adentro de mi pecho... y Por Dios que sentí morir y nacer simultáneamente, y estoy aterrorizado de esta sensación de felicidad que me parece voy a estallar, sigo sin comprender que me pasa, solo sé que a su vez me paraliza el miedo de sufrir, ¿porque de pronto me siento tan vulnerable?, ¡Dios!, hasta me da la impresión de que en cualquier momento voy a echarme a llorar cual si fuera un crio... y todo ha ocurrido hace apenas un momento, un respiro y siento que acabo de perder el control de mi vida y tengo tanto miedo de moverme, como si de pronto hubiera entrado en un terreno minado y un solo mal paso y lo perdería todo.... ¡Dios!, ni siquiera sé, que perdería, sin embargo estoy aterrorizado de perderme.... .... de... de perderla a ella...>>. En ese momento Terry soltó despacio el aire que no se había dado cuenta estaba reteniendo, y se dio cuenta que también estaba temblando y no era frío lo que sentía, era un verdadero terror.... <<¡siento tanto miedo de perderla!...>> y en su garganta se formó un nudo que se dirigió hacia sus ojos cristalizándolos de lágrimas, entonces cortó el contacto visual de ella.... 
-Candice... yo... esto no debió...- nuevamente hizo una pausa para intentar respirar, que de verdad en ese momento parecía ser la labor más complicada del mundo, entonces optó por retirarse de ella, rompiendo el abrazo que aun sostenían: -"Perdóneme, Candice.... y-yo es sido un verdadero barbaján, no debí... es decir, anoche y ahora mismo... yo no debí.... en verdad me he comportado como una bestia"- concluyó, más hablando para sí mismo, para luego incorporarse hasta quedar sentado en el sofá, a un lado de ella, quien experimento un escalofrió recorrer todo su cuerpo al notar que él se estaba alejando de ella, pero no fue frío por la ausencia de su cuerpo, fue la sensación de abandono que la envolvió cuando con sus palabras él la abandonaba. Un profundo sentimiento de angustia la embargo y el llanto empaño su mirada, sin lograr contener las lágrimas.
-"Comprendo, Terruce, y yo, yo tampoco debía haber permitido que nada de esto ocurriera"- le dijo entre sollozos que lo llevaron a él a sentirse más culpable aun, había destrozado la honorabilidad de esa chica, ahora ella corría el riesgo de ser repudiada por su familia y él había sido el responsable directo de todo eso. Al ver su rostro tan consternado Candy se incorporó en el sofá, procurando cubrir su desnudez con la colcha y limpiando sus mejillas le dijo: -"Lo cierto es que usted me rescató de ese lugar Terruce... y yo estoy verdaderamente agradecida"-
-"Pues brillante el rescate mío, que de igual forma le..."-... él se interrumpió por un momento pues era tan doloroso, sin embargo él era un caballero y ella merecía todo el respeto que estúpidamente él le había negado... -"le he dañado, Candice y soy un maldito miserable que..."- se interrumpió al sentir el delicado tacto de la mano de ella sobre su brazo,
Candice sintió una corriente eléctrica de solo sentir su piel entre sus dedos, pero aun así busco su mirada, pues tenía la apremiante necesidad de consolarlo, de protegerlo incluso de sí mismo y de esas culpas que lo atosigaban -"Lo que, ocurrió entre nosotros, es muy probable que ocurriera de todas formas con cualquier otro..."- se le cortó un poco la respiración al imaginar, pero prosiguió: -"con cualquier otro cliente del lugar, y se con seguridad que, absolutamente nadie más, me habría ayudado a salir de ahí..."- menciono sintiendo que se le quebraba la voz: -"Terruce, mi destino de cualquier forma ya estaba marcado, ¿o acaso cree usted que mi familia me creería cuando pase más de dos semanas encerrada en ese lugar?"- cuestiono en un sollozo casi desesperado: -"Lo más seguro es que los patriarcas de la familia me repudien, sin que mi tutor pueda hacer nada"- ella lo sintió estremecer, y en un esfuerzo supremo se recompuso para decirle lo más serena posible: -"Usted Terruce, me ha regalado una posibilidad de continuar con un poco de dignidad en esta vida"- en ese momento el dirigió la vista hacia ella y la contemplo atento, experimentando un nuevo temor... estaban muy cerca uno del otro, sentados frente a frente. -"Sé que quizá no pueda regresar con mi familia, pero encontraré la forma de recuperarme de esto y salir adelante por mis propios medios, en cambio, de haberme quedado en ese lugar... lo más probable es que no tolerara demasiado tiempo el estar ahí y tener que... asumir las responsabilidades que en esa casa requieren, lo más probable es que yo me hubiera muerto de permanecer en ese lugar"- concluyo con voz firme
Terry volvió a estremecerse y la miro confuso -"¿Candice?..."-
-"Un instante antes de que usted atravesara esa puerta, yo tome la determinación de lanzarme por la ventana"-, expreso rápido, como si aun esa frase la avergonzara.
-"¡Ohhh!"- exclamo Terry invadido de una sorpresa y angustia que le helaron la sangre
-"Fui cobarde, no de morir, de verdad soy una tonta, pero pensé que matarme sería un pecado que Dios no me perdonaría, aunque..., esta nueva situación no es justamente la mejor"- dijo desviando la vista de él, no deseaba volver a consternarlo con lo mismo. Pero sobre todo no deseaba que él se diera cuenta que ella torpemente se había enamorado de él. 
-"Entonces yo te apoyare en todo, para que salgas adelante, nadie tendrá que saber lo que ha ocurrido entre nosotros, seré un caballero y tu podrás quedarte a vivir aquí, sin nadie que te moleste, ni te eche nada en cara, te ayudare, y nada te faltara en este lugar, yo te aseguro que tu estarás muy bien aquí...."- externó con una sensación de entusiasmo, que apenas si podía contener, sin embargo al sentir su mirada distante se detuvo abrupto
-"Debo ir con mi familia, ellos deben estar preocupados por mi"-
-"Pero, si ellos te van a repudiar, ¿qué caso tiene que te sometas a ese trato?"- expresó sintiéndose desilusionado y repentinamente desvalido
-"Debo darles la cara, ellos... cuando menos mi tutor, Annie y Archie deben sentirse muy angustiados y yo no deseo seguir generándoles más dolor"-
Un extraño enfado lo envolvió al escuchar nombres masculinos en sus labios y aunque lo intento, no logro contenerlo al hablar: -"¿¡Archie!?... ¿él es su novio?"-, Candy levanto la cabeza sorprendida,  -"¿Qué dice?... ¡claro que no!, él es como si fuera mi primo y es esposo de Annie quien si es mi hermana de crianza, ¿Porque me pregunta eso?"- le dijo sintiéndose de pronto también molesta
De nueva cuenta la dulzura lo envolvió, y le sonrío apenado por su propia reacción, solo que al verla de nuevo experimento el impulso de poséela una vez más, así que respiro profundo pasando ambas manos por sus cabellos, como si quisiera desaparecer la idea de su cabeza.... -"Sera mejor que busque algo de ropa para vestirme, de paso buscare algo para usted"- dijo poniéndose de pie.
A Candy se le inundaron los ojos de su desnudez, y aunque bajo la vista tan rápido como pudo, no logro evitar que su cuerpo le rogara por abrazarse a él nuevamente.
Terry entro a la ducha apresurado, ¡Dios!, nada quedaba del congelamiento del día anterior, sentía su cuerpo arder de deseo... y no solo temía perder el control de sí mismo una vez más, estaba tan confundido todos esos sentimientos amotinados en su cuerpo además de aquella urgencia por tenerla bajo su cuerpo lo estaban enloqueciendo. Por lo que se metió en el agua tan fresca como su cuerpo pudo aguantar, para serenarse un poco y pensar en lo que debía hacer, mientras se duchaba rápidamente, pues entre aquellos amotinados sentimientos existía el terror de salir de la ducha y no encontrarla ya en el departamento, <<verdaderamente debó estar enloqueciendo>>, pensó. 
Candy no levanto la vista hasta que escucho una puerta cerrarse y se la quedo viendo, pensando, sintiendo, <<¿cómo es que me enamore, de un momento a otro?, ¡¡por dios Candice!!, ¡¿Cómo puede ser posible que te hayas permitido enamorarte de un hombre casado!?>> se dijo experimentando un dolor en lo profundo de su alma, este entendimiento la angustiaba tanto, él le había ofrecido su departamento, sin ningún problema, sin pedir nada a cambio, sin embargo ella misma se preguntó que tanto podría resistir ella misma al sentimiento de amor que con claridad podía reconocer en sus corazón, ¡¡No, no podría!!, se en un impulso se levantó como un trampolín del sofá, cubriéndose el cuerpo con uno de los cobertores, y empezó a deambular un poco por el departamento, estaba en la estancia y dirigiéndose hacia la derecha encontró una puerta que daba hacia un comedor y dos puertas más, que a su vez conducían a una espaciosa cocina y una amplia sala elegantemente decorada, cuando regreso sobre sus pasos, al lado derecho de la estancia vio dos puertas más, una en la que se había metido el chico y que supuso por el ruido del agua corriendo era el cuarto de baño y la otra daba hacia una muy masculina recamara, decorada en tonos azules y grises, en donde la cama era verdaderamente espaciosa, Candy se estremeció de pensar que él ocupaba esa cama y mejor salió de ahí con las mejillas arreboladas, de verdad no entendía lo que le pasaba, porque es verdad que la noche anterior fue por cobardía que no se lanzó por la ventana, pero también es verdad que fue el aroma de él, de Terruce que le obnubilo los sentidos y desde ese momento solo pensaba en entregarse a él, y por Dios que lo seguía pensando, se llevó el dedo índice a los labios mordisqueando la uña mientras caminaba hacia la puerta que estaba frente a la chimenea, al abrirla encontró un estudio en donde un fino escritorio y cómoda silla eran el centro de atención, pero además había otro par de sillones y cientos de libros acomodados en los anaqueles que forraban las paredes, ese lugar le pareció en verdad muy acogedor y... <<¡tan lleno de su aroma!>>, de nuevo Candy se sintió abrumada por las exigencias que le hacía su entrepierna, aturdida estuvo a punto de girar y salir de ese sitio cuando algo en el escritorio le atrajo la atención, era parte de la decoración de madera que ella reconoció como encino, un escudo de armas, instintivamente buscó entre sus revueltos cabellos la cadena con el dije que había quitado a la brida de Cedra, y lo encontró extraviado entre la maraña de sus caireles... Era el escudo de los lores de Grandchester de Inglaterra. Y luego lo vio en un sobre encima del escritorio, dirigido a Terruce Graham Grandchester, la procedencia era de Inglaterra y el remitente era, nada menos que del duque de Grandchester... Candy alcanzó a escuchar que la corriente de agua paraba y salió apresurada del estudio para volver a sentarse en el mismo sofá que él la había dejado, pero sin poder desprenderse de un pensamiento... <<¡¡sí!!>>, Antes lo había pensado, pero por si le quedaba alguna duda, ella había finalmente atado los cabos <<Él es Terruce Grandchester... al final, Grandchester me ha vuelto a salvar>>, pensó apretando con fuerza el dije entre sus manos.
Al salir de la ducha la vio aun sentada en el sofá, su corazón descanso de inmediato, sin embargo también deseo saber que ocurría porque ella tenía la vista baja y se observaba muy pensativa, sintío el impulso de caminar hacia ella y de nuevo protegerla, aunque ni siquiera entendía porque, sin embargo se contuvo y cuando ella levanto la vista, él solo le sonrió: -"Voy a buscar ropa que ponerme y de paso veo que encuentro para usted"-
Ella le devolvió una tímida sonrisa: -"Si me permite me gustaría también poder asearme"-
-"Por supuesto que no... Es decir, pasa no hay ningún problema, de hecho ya anoche tuve que meterte en la tina para intentar calentarte un poco"-

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