LA AMANTE

-Por Lady Pecosa-

Capítulo 19

       Era apenas medio día cuando Candy y Terry habían regresado al departamento, con sonrisas cómplices y juegos casi infantiles dedicaron la primera parte de la tarde a decorar el árbol navideño.

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       Y era justo esa misma hora del día cuando con paso decidido George se dirigía hacia el teatro, sin imaginar siquiera el escenario que encontraría, recién traspasaba la puerta cuando el sonido de armas activarse lo pusieron en alerta, quiso regresar a la salida del teatro, sin embargo vio su intención frustrada al notar que se acaba de posicionar en la puerta un hombre fuertemente armado, sería imposible salir de ahí sin resultar herido, el sonido de las voces empujando a algunos de los actores que habían alcanzado a refugiarse en algún camerino, -"Parece que ya son todos los que hay aquí señor"-  dijo una voz ronca al tiempo que se escuchaba el grito ahogado de una de las actrices que estaba siendo empujada con brusquedad al escenario, en donde estaban los demás actores, -"Revisen bien, quiero encontrar al actorcete"- un estremecimiento recorrió la espina dorsal de George, la urgencia de ponerse a salvo apenas le permitió registrar en algún recóndito cajón de su memoria aquel tono de voz que le pareció familiar, sin embargo la prisa por ponerse a salvo no le dio para pensar en nada más, se deslizó entre las sombras, buscando protección sin tener en realidad noción hacia donde se dirigía, encontró una puerta que le dio entrada a una de las áreas de palcos, desde ahí pudo ver como un par de tipos llevaban al director del teatro a empellones hacia el centro del escenario, -"¡¿En donde esta el Actorcete!?"-, exigió la voz violenta que de nueva cuenta resonó en su cabeza, <<esa voz>>, él la conocía, estaba a punto de sacar la cabeza de las butacas para ubicar al jefe, cuando una ráfaga de balas paso justo encima suyo, seguido de un griterío y movimientos de pánico entre los actores, -"¡No pretendas esconder al tal Graham ese!, me dices por la buena o me veré en la necesidad ir tomando a cada una de tus putitas, hasta que hables"- George apenas si podía respirar, se había tumbado al suelo en el momento de las ráfagas, tan rápido que se sofocó a si mismo, escucho la voz temblorosa de quien debía ser el director del teatro, que muy al inicio al ser invadidos por este grupo de malandros mostró aplomo echándolos de su teatro, sin embargo, no fue por mucho, perdió la fuerza apenas fue consciente del riesgo que corría su integridad física, un par de puñetazos en el estomago habían sido suficientes, ahora su voz sonaba débil, casi llorosa, -"No lo sé, no ha venido en días"-, el sonido de otro golpe resonó en el escenario, -"¿Ey, jefe, puedo por mientras divertirme con la pelirroja?"-, intervino otra voz, la respuesta del -jefe- se vio ensordecida por un grito desesperado, los movimientos le dijeron a George que una de las actrices estaba siendo arrastrada del escenario, entonces hubo más forcejeo, George se recompuso lo suficiente para levantar la cabeza y ver como otro actor peleaba en contra de quien intentaba llevarse a la actriz, y en medio del forcejeo un par de disparos más, y luego más gritos, que fueron irrumpidos por una voz de mando -"¡Todos al suelo!"-, seguidos de una nueva ráfaga de disparos, que obligaron a George a tumbarse al suelo nuevamente, entonces todo se volvió confusión, entre gritos y llantos, hombres corriendo por entre las butacas, y haciendo fuego al mismo tiempo que intentaban escapar o esconderse, había llegado la policía, George aprovechó para buscar salir del fuego cruzado, logrando llegar hasta donde los actores estaban siendo resguardados por los oficiales, en el camino vio un par de hombres tirados en el suelo, una de las actrices lloraba descontrolada intentando acercarse a uno de ellos y se dio cuenta que era un joven miembro de la compañía, el otro hombre era uno de los secuaces, y la actriz la chica pelirroja de rostro bellisimo tenía la expresión descompuesta al intentar ayudar al compañero que la había defendido y que en el forcejeo había recibido dos impacto de bala, que si bien no parecían de riesgo eran igual impactantes, George estaba atemorizado por el espectáculo, las detonaciones habían cesado, sin embargo los daños en el teatro eran de verdad muy lamentables, desde el escenario se podían ver varias butacas muy dañadas, el cortinaje del telón, que de un momento a otro comenzó a arder, quedó lastimosamente inservible, por fortuna lo habían apagado a tiempo.