LA AMANTE

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-Por Lady Pecosa-

Capitulo 21

       Esa misma tarde el abogado de Terry recibió los documentos registrados del inicio de juicio de anulación matrimonial del joven Terruce, ahora quedaba que la señora esposa los firmara para dar inicio con el proceso y enseguida se procedería pugnar por una rápida resolución del juez para liberar el acta de anulación del joven actor. Aunque era un tanto tarde el abogado decidió dar al mal paso prisa y luego de salir de su bufete se dirigió a casa de la señora Marlowe, encontrando que la dama en cuestión, no se encontraba ese día en casa y que volvería a la mañana siguiente, así que estando al tanto de sus movimientos programó en su agenda una nueva visita para el día después.

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       Terry asomó la cabeza por la puerta de su oficina, encontrando a una Candy que sentada en la silla detrás del escritorio, jugaba aparentemente distraída con una estilográfica, pero Terry supo que en realidad ella no estaba distraída, ella estaba muy triste y deprimida, pensando en como hacer para ayudarla a salir de ese pozo, se acerco al escritorio entonces observo con atención que el diamante rosado estaba a un lado de una de las libretas, y un desesperado estremecimiento lo recorrió helandole la sangre, paralizando de manera abrupta su respiración. <<¡NO!>>, el grito en el interior de su mente se convirtió en un movimiento lleno de precisión, al tomar el anillo y en un solo movimiento volverlo al anular de Candy quien sorprendida levanto la vista hacia él, -"Por favor, mi Lady Pecosa, prométeme que jamás, en toda tu vida, jamás volverás a sacar este anillo de tu mano"- le dijo en tono firme y a la vez suplicante, mientras sin soltar su mano rodeaba el escritorio y haciendo girar la silla hacia él se puso de rodillas ante ella, -"Por favor prometemelo, que pase lo que pase, tu jamás volverás a sacar este anillo de tu mano"- ante la mirada llorosa de Candy volvió a insistir, -"¡Prometemetelo mi amor!"-, la frase se estrelló de lleno en el alma de Candy, quien contuvo un suspiro abrasando el amor que su amor le expresaba. Y con un sollozo en los labios, junto con un tenue asentimiento de la cabeza le regresó un poco de vida al corazón de Terry que por ese instante se había sentido verdaderamente desvalido, como nunca antes en su vida, el aire volvió de nuevo a sus pulmones y entonces empujadola un poco se sentó forzándose a caber junto con ella en el mismo sillón, pasando su brazo derecho por su espalda quedando entonces ella arropada en su pecho, recostando su cabeza sobre su hombro mientras que Terry cerraba el circulo entrelazando los dedos de su mano derecha a la mano izquierda de ella, misma que en ningún momento había soltado. Y así permanecieron en silencio, las ideas se habían agotado para ambos, este asunto del secuestro de Candy los estaba sobrepasando, la condición legal de Terry en ese momento parecía un muro demasiado alto para brincarlo, y la presión social que los esperaba una vez que salieran a la luz amenazaba con sofocarlos por completo. Sin embargo, ninguno de los dos dijo nada, solo reposaron uno cobijado en la presencia del otro, temerosos por lo que venía, inquietos por la incertidumbre. permanecieron así, en silencio por muy largo rato. En ese momento Candy tenia una única certeza, estar acurrucada entre los brazos de Terry era su mayor fortaleza. Y Terry clarifico igual una única idea, tener a Candy siempre a su lado. Así, sin palabras, sin promesas ambos decidían de nueva cuenta permanecer unidos, sin importar qué.

       Entonces Terry tomó la estilográfica de manos de Candy y acercando una hoja en blanco, empezó lo que parecía un garabato, -"¿Sabes Candy que yo soy muy buen dibujante?, ve dictándome, como crees que serán nuestros hijos"- Candy sonrió ilusionada, -"Hermosos por supuesto"-, Terry garabateo un par de círculos simulando un humanito, -"Pues claro que así será Candy, con un padre tan atractivo como yo, no pudiera ser distinto, por muy fea que tu fueras"- le dijo sofocando la risa que le provocó el codazo en las costillas con el que arremetió Candy, cuando la llamo fea, -"¡Jajaja!, Pecas, no me dejaste terminar, iba a agregar que obvio serán mucho más hermosos, con una madre tan divina como tu"-, rió de nueva cuenta ante el segundo codazo en sus costillas, -"¡jajaja!, no intentes adularme Terry que te ira peor"-, el volvió a reír a carcajadas, -"Bueno, ¿cuantos hijos tendremos?, ¿6 te parece bien?"-, ahora fue Candy quien soltó una risa graciosa, -"¡Oh no señor!, es evidente que tu jamás has estado presente durante un parto, dos hijos serán suficientes"-, Terry la miro sorprendido, -"Mmmm!, Candy no seas díscola, ¿qué tal 4?... o dime  ¿Que ahí de malo en un parto?"-, Candy levantó la cejas, -"Esta bien, ni tu ni yo, 3 estarán bien, sí, creo que tres partos sí podré tolerar"-, Terry la miro cauteloso -"¿Tan grave es?"-, -"Digamos que son bastante dolorosos"-, -"Y tú Lady Pecosa, ¿aceptarías experimentar ese dolor solo por procrear un par de pequeñitas pecosas?"-, ella sonrío ampliamente, por supuesto que lo haría, porque extrañamente su corazón cantaba de entusiasmo al pensar en un hijo de ambos, -"Quedamos que serían tres, y no serán dos niñas, sino un par de varones y una niña"-, el corazón de Terry se removió con ilusión ajustando su abrazo en ella, -"Bien, ¿cómo sera el primero?, ya se, tendrá tus ojos"-, dijo desplazando la estilográfica en otro garabato sin sentido, -"No Terry, ¿no me has dicho que eres un gran dibujante?, eso no parece nuestro bebé, más bien parece una especie de simio"- ante lo que ambos estallaron en carcajadas, y luego de un rato Candy comenzó a dibujar, sorprendiendo a Terry con un talento mágico en sus manos, el primer niño era casi idéntico a él y el segundo se parecía bastante a ella, para la niña, Candy convino las mejores características de ambos, creando una preciosidad en dibujo, Terry suspiró enamorado, -"Bueno, esta bien Candy, será como tu digas, igual, tú te encargarás de hacerlos, y yo, pues solo te prestare mi pluma"-, dijo con una risa y tonos ocultos en su voz, Candy se volvió a mirarlo en tanto la comprensión del doble sentido entraba en su cerebro, -"¡Terry!"- exclamo escandalizada, y entonces el rió a carcajada batiente, -"¿Yo que Pecosa?, ¿No es acaso lo que acabamos de hacer?"-, le decía entre risas mal contenidas, -"Esta bien Candy, puesto que tu los gestarás, entonces yo elegiré sus nombres, ¿te parece?"-.... Y así comenzó una larga lista de nombres entre modernos y antiguos, con todo y sus significados, llenando un par de hojas mas. Candy pensó que a ese paso, seguramente sus hijos tendrían en su haber mas de tres a cinco nombres cada uno.

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