LA AMANTE

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-Por Lady Pecosa-


Capitulo 13


                    La palangana cayó a sus pies, derramando su contenido, mientras que Candy había volteado abruptamente a ver a su paciente al escuchar esas palabras: -"¡Terruce!... ¿despertó?"-, se acercó de nuevo a la cama, <<El sigue delirando... Terruce, me esta... ¡¿Él me está llamando a mí!?>> se dio cuenta, sintiéndose estúpidamente feliz, sonrió alegre, y con toda la ternura del mundo, acaricio su frente y su rostro.: -"Estoy aquí Terruce, no me he ido... No me iré nunca si tu así lo quieres"- le siguió hablando en ese tono de voz tan dulce y amoroso que ni siquiera ella misma se conocía: -"Me quedaré aquí contigo, todo el tiempo que quieras Amor, te lo prometo"- un estremecimiento la recorrió por completo, lo había dicho en voz alta, algo que jamás imagino, él no podría saberlo, no la habría escuchado, pero ella lo sí sabía, había hecho una promesa, y en el fondo de su corazón supo que era una promesa real. También lo había llamado "amor" y eso también era algo real en su alma. Candy cedió ante el sentimiento, y delicadamente se inclinó para posar sus labios en los de Terry, entregando un beso todo llenito de infinita ternura.

                    Fue como algo mágico, pues Terruce luego de ese beso, finalmente dejo de temblar y de delirar, mientras que Candy continúo hablándole con palabras dulces, de amor y adoración, estuvo con él por casi una hora más hasta que la fiebre, descendió lo suficiente. Entonces afanosa se dedicó a limpiar ese amado cuerpo, en un baño seco como hacía en el hospital con los pacientes, solo que esta ocasión fue un tanto distinto, porque ella estaba completamente ruborizada, al limpiar ciertas partes que ahora sabía el inmenso placer que le podían proveer, ella que a cada paciente procuraba dar lo mejor de sí, ahora, simplemente se estaba entregando al cuidado de una manera tan amorosa que si alguien la hubiera visto le dolería de tanta dulzura, después le puso una pijama limpia, y luego se puso a cambiar las sábanas por unas secas, procurando que la temperatura de la recamara fuera la ideal. Ya era más de media tarde cuando termino su labor, y entonces un gruñido en su estómago le recordó que aún no había probado alimento, y su amado paciente tampoco, así que salió dejando a Terry descansando en un sueño sereno, para ir a preparar alimento para ambos, ella comió en la cocina, al tiempo que ponía un poco de orden con las provisiones que Terry había traído hace unos días, y también en tanto cantaba una canción de moda se dio tiempo de ordenar un poco la gran cantidad de cosas que él había comprado para ella, haciendo uso de un armario medio vacío en la estancia del departamento. <<Este es un hermoso lugar para vivir>> pensaba Candy al recorrer con la vista el ordenado departamento, cuando lo escucho.

                   Terry, abrió los ojos disfrutando de una suave melodía que era entonada por una armoniosa voz, fue un despertar confortable, tan tranquilo que apenas si se quería mover, no tenía ganas de acabar aun con aquellas sensaciones, vio la habitación, estaba todo ordenado, sabía que él no lo había dejado así y tampoco esas sabanas, ni esa pijama que tenía puesta, era casi el anochecer pero algo de luz aún se colaba por la ventana, entonces empezó a recordar, se había sentido muy enfermo por la tarde mientras hacia las compras y luego la encontró a ella a Candice muy enferma, entonces salió en busca de atención médica, y trajo medicamentos y luego se había dormido a su lado, y después... no estaba muy seguro si fue al amanecer de esa misma noche, en realidad solo recuerda que la estaba soñando, un sueño apasionado, cuando abrió los ojos y descubrió en realidad la estaba amando, él se había venido en ella y ambos continuaron entregándose uno al otro. Ella había querido levantarse, pero... <<Tuve tanto miedo que ella se fuera... y después aquella horrible pesadilla>>, Pero ella seguía ahí, en su departamento, sonrió complacido al escuchar su voz, esa canción era una de sus predilectas, así que la escucho hasta que termino: -"En verdad tiene usted una muy bella voz Candice"-, dijo claro, aunque sin afán de ser escuchado, pero la puerta se abrió enseguida.

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