Capítulo 17

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Andrea

Era raro estar de nuevo juntas ctomando una copa casi como en los viejos tiempos.
Pero sabía que era diferente se sentía diferente.
Podía ver el dolor que le cause a mi mejora amiga.
Como desearía que las cosas hubieran sido diferentes.

SELVA DE COSTA RICA

Llevábamos varias horas caminando estábamos agotados pero  Lena  seguía con la esperanza de encontrar el elemento que detendría a su hermano.
—No hay salida —dijo el guía.

—Quizá haya una forma de
evitarlo o atravesarlo.—dije para subirle los ánimos a mi amiga.

Aveces se me olvidaba que ella era muy fuerte y que su voluntad es fuerte.
—Espera.—dijo sacando su libro —
"Y cuando el mundo a su
alrededor se convirtió en piedra,
impenetrable por la esperanza,
la niña miró hacia el centro y se le mostró el camino sinuoso".

Se agacho limpiando unas ramas del suelo.
En el piso había una figura tallada.
—La serpiente es una flecha.
Sigamos por acá.
Se levantó con determinación 
—Qué impresionante.La famosa "X" debe estar por aquí en algún lugar.
—dije inspeccionando los alrededores hasta que vi unos arbustos. —Mira.Flores aztecas con cabeza de serpiente.
¿La niña del libro no luchó
contra la cabeza de una serpiente?

De pronto el piso desaperecio debajo mío y caí.

—¡No!—grito Lena —Andrea.
Dios mío, ¿estás bien?

Pregunto Lena desde el enorme oyó que había arriba de mi.
—Sí, sigo de una pieza. Creo.

—Haremos una escalera de cuerda para sacarte.Quédate ahí.—gritó preocupada.

—Lena, espera.—dije pero ya se habia ido. No quería que ella bajara y se pusiera en el mismo peligro que yo.
Me levante y empecé a observar mi alrededor había marcas prehispánicas alrededor de la cueva.
Y dios no podía creerlo.
Ahí estaba el collar del que tanto hablaba Lena.
Lena.
Ella se pondrá muy feliz al saber que encontramos lo que buscaba.
Ella salvaría a su hermano.
—Andrea Rojas.—dijo una escabrosa voz tras mío. Me gire asustada viendo al dueño de la voz
-¿Quién eres tú?—
-Soy un mensajero.Ni más ni menos.
—Las flores con cabeza de serpiente
tienen propiedades psicodélicas y estoy alucinando, eso es lo que pasa.
—Esto es muy real, te lo aseguro.
Como lo son quienes me enviaron, Leviatán.

—¿Qué es lo que quieren?
—Tu padre Bernardo Rojas, no está bien, ¿verdad?

—¿Cómo lo...?—empecé a decir. —Es un hombre brillante.
Las cosas cambiarán para él.

—No es tan fuerte como crees que es,mi cielito.—se burlo.

—Está a punto de acabar con todo,
por eso te dedicas a él.

—¿Qué quieren de mí?—dije quería saber las intenciones de ese hombre.
—Tu felicidad y tu servicio, una cosa por otra.—dijo simplemente.

-¿Y eso qué significa?
-Lo que ahora importa es que, si estás de acuerdo, tu padre vivirá y vivirá bien.
Solo tienes que tomar esto.
Señaló a la pared que estaba detrás mio.

—No.—dije sabíando a lo que se refería. —No, no, no. No puedo.
Mi amiga Lena necesita esto.
Es lo que siempre ha querido.

—¿Quieres salvar a tu padre o no?— lo mire asustada —Toma el medallón.
Acepta tu destino.
No podía dejar que mi padre muriera era lo único que tenía.
Tomé el medallon.
El anciano me miró como si nunca hubiera dudado de lo que haría.
—Mantenlo siempre contigo.
Nunca hables de eso o todo
lo que te importa se perderá.—lo mire enojada —Y, recuerda, llegará el día en que recurriremos a ti.
Debes estar preparada.

—Andrea.—gritó Lena volte hacia donde provenía su voz, arrojo una cuerda y bajo por ella. —Ya voy.
Cuando volte hacia donde estaba aquel sujeto el ya había desaparecido.
—¿Estás bien? Estaba tan preocupada.—Lena llegó junto a mí comenzando a observarme en busca de  alguna herida.

Mi gran error | Supercorp |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora