Introducción

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Mis piernas pesan, tengo que usar todo mi esfuerzo y energía para seguir moviéndome en el hospital, pronto acabara mi turno y podré irme a dormir unas horas antes de empezar de nuevo.

—¡Enfermera! —me giro y del otro lado del pasillo un hombre avanza caminando rápido hacia mi.

—Llevo media hora esperando a que me atiendan, ¡media hora!

Trago fuerte mientras pienso mi respuesta. —Lamento la demora, ¿en que lo puedo ayudar señor...?

—John Robinson. Mi hijo Luke necesita la vacuna antirrábica ahora mismo y ningún doctor está disponible para administrársela.

Hago contacto visual antes de responder—No se preocupe, se lo resuelvo de inmediato —me muevo rápido para avisar a mi jefa de estación.

(...)

—Caroline, ya termine mi turno iré a cambiarme —agarro mi bolso para salir de la estancia.

—No te preocupes Julie, gracias por tu ayuda, definitivamente te extrañaré —responde mientras me abraza.

—Aun me queda una semana de sufrimiento así que aun no te apiades de mí.

Mi turno ha terminado y por fin puedo volver a mi apartamento, en el bus repaso todo lo que tengo que hacer mañana en el hospital y recuerdo que la próxima semana serán los exámenes finales de mi internado, se acerca mi parada de autobús y vuelvo a presente; estoy tan cansada que ni siquiera tengo fuerzas para comer, me meto en la cama aún con ropa y al cerrar los ojos un alivio recorre mi cuerpo.

Despierto por el sonido de mi celular, alguien me está llamando, sin siquiera mirar el celular contesto

—Aló —mi voz rasposa me delata.

—Hola, cariño, ¿te he despertado? —reconozco la voz inmediatamente y hago todo lo posible por despabilarme.

—Hola Harriet, ya estoy full despierta, ¿qué necesitas?

—Nada Julie, quería escuchar tu hermosa voz y saber si querrías ir a acampar con nosotras. Ya sabes, como en los viejos tiempos.

Hace tiempo que no paso tiempo con mis amigas, he estado absorta en los estudios y el internado. Estoy a punto de graduarme, no puedo echarlo a perder ahora; pero al mismo tiempo se que si sigo así el cansancio va a matarme.

—Lo pensaré, Harriet. Sabes que se viene pronto el examen de titulación y debo concentrarme —dejó salir un suspiro pesado y mis ojos se humedecen, siento la ansiedad recorriendo mi cuerpo y un nudo aprieta mi garganta.

—Julie te estas sobre exigiendo, un par de días al aire libre te harán bien!

—No, Harriet, lo siento, no podre ir. Salúdame a las chicas, bye.

(...)

—Juliette Bennett, enfermedad a explicar: Marburgo

Hijo de puta, de todos los temas posibles... ¡De todos los putos temas posibles, me das esta mierda!, ojala te comas un taco en la calle y te arda el hoyo.

Al cabo de unos minutos, el profesor Pozo, un hombre calvo y regordete, alza su voz y dice: —Bueno, señorita Bennet, iluminenos. ¿Cómo trataría a este paciente?

Bueno mal nacido, afirmate bien mierda que se te viene la mejor explicación de la historia de la humanidad.

(...)

Por un momento mi computador se queda pegado, y me desespero, la pagina por fin carga y la nota de mi examen de título aparece en la pantalla, agarro el basurero que traje de la cocina y vómito a la segunda arcada, Beth se aleja de un salto mientras Harriet se acerca para sujetarme el cabello. Veo de reojo a Beth la cual agarra la laptop.

—¡Por el amor de dios Julie aprobaste! 

ALPHA AEDUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora