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Dicen también que las influencias mentales son muy malas, y que todos los
que han tratado de establecerse allí, extranjeros en su inmensa mayoría, han
tenido que marcharse acosados por extrañas fantasías y sueños. Ningún viajero
ha dejado de experimentar una sensación de extrañeza en aquellas profundas
hondonadas, y los artistas tiemblan mientras pintan unos bosques cuyo
misterio es tanto de la mente como de la vista. Y yo mismo estoy sorprendido
de la sensación que me produjo mi único paseo solitario por aquellos lugares
antes de que Ammi me contara su historia.
No me pregunten mi opinión. No sé: esto es todo. La única persona que
podía ser interrogada acerca de los extraños días es Ammi, ya que la gente de
Arkham no quiere hablar de este asunto, y los tres profesores que vieron el
meteorito y su coloreado glóbulo están muertos. ¿Había otros glóbulos?
Probablemente. Uno de ellos consiguió alimentarse y escapar, en tanto que
otro no había podido alimentarse suficientemente y continuaba en el pozo…
Los campesinos dicen que la zona emponzoñada se ensancha una pulgada
cada año, de modo que tal vez existe algún tipo de crecimiento o de
alimentación incluso ahora. Pero, sea lo que sea lo que haya allí, tiene que
verse trabado por algo, ya que de no ser así se extendería rápidamente. ¿Está
atado a las raíces de aquellos árboles que arañan el aire?
Lo que es, sólo Dios lo sabe. En términos de materia, supongo que la cosa
que Ammi describió puede ser llamada un gas, pero aquel gas obedecía a unas
leyes que no son de nuestro cosmos. No era fruto de los planetas y soles que
brillan en los telescopios y en las placas fotográficas de nuestros
observatorios. No era ningún soplo de los cielos cuyos movimientos y
dimensiones miden nuestros astrónomos o consideran demasiado vastos para
ser medidos. No era más que un color surgido del espacio…, un pavoroso
mensajero de unos reinos del infinito situados más allá de la Naturaleza que
nosotros conocemos; de unos reinos cuya simple existencia aturde el cerebro
con las inmensas posibilidades extracósmicas que ofrece a nuestra
imaginación.
Dudo mucho de que Ammi me mintiera de un modo consciente, y no creo
que su historia sea el relato de una mente desquiciada, como supone la gente de la ciudad. Algo terrible llegó a las colinas y valles con aquel meteoro, y
algo terrible (aunque ignoro en qué medida) sigue estando allí. Me alegra
pensar que todos aquellos terrenos quedarán inundados por las aguas.
Entretanto, espero que no le suceda nada a Ammi. Vio tanto de la cosa…, y su
influencia era tan insidiosa… ¿Por qué no ha sido capaz de marcharse a vivir a
otra parte? Ammi es un anciano muy simpático y muy buena persona, y
cuando la brigada de trabajadores empiece su tarea tengo que escribir al
ingeniero jefe para que no lo pierda de vista. Me disgustaría recordarlo como
una gris, retorcida y quebradiza monstruosidad de las que turban cada día más
mi sueño.

FIN

El color que cayó del cielo. HP LOVECRAFTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora