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Como era lógico, los periódicos de Arkham hablaron mucho del incidente
y enviaron a sus reporteros a entrevistar a Nahum y a su familia. Un rotativo
de Boston envío también un periodista, y Nahum se convirtió rápidamente en
una especie de celebridad local. Era un hombre delgado, de unos cincuenta
años, que vivía con su esposa y sus tres hijos del producto de lo que cultivaba
en el valle. Él y Ammi se hacían frecuentes visitas, lo mismo que sus esposas;
y Ammi sólo tenía frases de elogio para él después de todos aquellos años.
Parecía estar orgulloso de la atención que había despertado el lugar, y en las
semanas que siguieron a su aparición y desaparición habló con frecuencia del
meteorito. Los meses de julio y agosto fueron cálidos; y Nahum trabajó de
firme en sus campos, y las faenas agrícolas lo cansaron más de lo que lo
habían cansado otros años, por lo que llegó a la conclusión de que los años
habían empezado a pesarle.
Luego llegó la época de la recolección. Las peras y manzanas maduraban
lentamente, y Nahum aseguraba que sus huertos tenían un aspecto más
floreciente que nunca. La fruta crecía hasta alcanzar un tamaño fenomenal y
un brillo inusitado, y su abundancia era tal que Nahum tuvo que comprar unos
cuantos barriles más a fin de poder embalar la futura cosecha. Pero con la
maduración llegó una desagradable sorpresa, ya que toda aquella fruta de
opulenta presencia resultó incomible. En vez del delicado sabor de las peras y
manzanas, la fruta tenía un amargor insoportable. Lo mismo ocurrió con los
melones y los tomates, y Nahum vio con tristeza cómo se perdía toda su
cosecha. Buscando una explicación a aquel hecho, no tardó en declarar que el
meteorito había envenenado el suelo, y dio gracias al cielo porque la mayor
parte de las otras cosechas se encontraban en las tierras altas a lo largo del
camino.
El invierno se presentó muy pronto y fue muy frío. Ammi veía a Nahum
con menos frecuencia que de costumbre, y observó que empezaba a tener un
aspecto preocupado. También el resto de la familia había asumido un aire
taciturno; y fueron espaciando sus visitas a la iglesia y su asistencia a los
diversos acontecimientos sociales de la comarca. No pudo encontrarse ningún
motivo para aquella reserva o melancolía, aunque todos los habitantes de la
casa daban muestras de cuando en cuando de un empeoramiento en su estado
de salud física y mental. Esto se hizo más evidente cuando el propio Nahum
declaró que estaba preocupado por ciertas huellas de pasos que había visto en
la nieve. Se trataba de las habituales huellas invernales de las ardillas rojas, de
los conejos blancos y de los zorros, pero el caviloso granjero afirmó que
encontraba algo raro en la naturaleza y disposición de aquellas huellas. No fue
más explícito, pero parecía creer que no era característica de la anatomía y las
costumbres de ardillas y conejos y zorros. Ammi no hizo mucho caso de todo aquello hasta una noche que pasó por delante de la casa de Nahum en su
trineo, en su camino de regreso de Clark’s Corners. En el cielo brillaba la luna,
y un conejo cruzó corriendo el camino, y los saltos de aquel conejo eran más
largos de lo que les hubiera gustado a Ammi y a su caballo. Este último, en
realidad, se hubiera desbocado si su dueño no hubiera empuñado las riendas
con mano firme. A partir de entonces, Ammi mostró un mayor respeto por las
historias que contaba Nahum, y se preguntó por qué los perros de Gardner
parecían estar tan asustados y temblorosos cada mañana. Incluso habían
perdido el ánimo para ladrar.
En el mes de febrero los chicos de McGregor, de Meadow Hill, salieron a
cazar marmotas, y no lejos de las tierras de Gardner capturaron un ejemplar
muy especial. Las proporciones de su cuerpo parecían ligeramente alteradas de
un modo muy raro, imposible de describir, en tanto que su rostro tenía una
expresión que hasta entonces nadie había visto en el rostro de una marmota.
Los chicos quedaron francamente asustados y tiraron inmediatamente el
animal, de modo que por la comarca sólo circuló la grotesca historia que los
mismos chicos contaron. Pero esto, unido a la historia del conejo que asustaba
a los caballos en las inmediaciones de la casa de Nahum, dio pie a que
empezara a tomar cuerpo una leyenda, susurrada en voz baja.
La gente aseguraba que la nieve se había fundido mucho más rápidamente
en los alrededores de la casa de Nahum que en otras partes, y a principios de
marzo se produjo una agitada discusión en la tienda de Potter, de Clark’s
Corners. Stephen Rice había pasado por las tierras de Gardner a primera hora
de la mañana y se había dado cuenta de que la hierba fétida empezaba a crecer
en todo el fangoso suelo. Hasta entonces no se había visto hierba fétida de
aquel tamaño, y su color era tan raro que no podía ser descrito con palabras.
Sus formas eran monstruosas, y el caballo había relinchado lastimeramente
ante la presencia de un hedor que hirió también desagradablemente el olfato de
Stephen. Aquella misma tarde, varias personas fueron a ver con sus propios
ojos aquella anomalía, y todas estuvieron de acuerdo en que las plantas de
aquella clase no podían brotar en un mundo saludable. Se mencionaron de
nuevo los frutos amargos del otoño anterior, y corrió de boca en boca que las
tierras de Nahum estaban emponzoñadas. Desde luego, se trataba del
meteorito; y recordando lo extraño que les había parecido a los hombres de la
Universidad, varios granjeros hablaron del asunto con ellos.
Un día, hicieron una visita a Nahum; pero como se trataba de unos
hombres que no prestaban crédito con facilidad a las leyendas, sus
conclusiones fueron muy conservadoras. Las plantas eran raras, desde luego,
pero toda la hierba fétida es más o menos rara en su forma y en su color.
Quizás algún elemento mineral del meteorito había penetrado en la tierra, pero
no tardaría en desaparecer. Y en cuanto a las huellas en la nieve y a los caballos asustados… se trataba únicamente de habladurías sin fundamento,
que habían nacido a consecuencia de la caída del meteorito. Pero unos
hombres serios no podían tener en cuenta las habladurías de los campesinos,
ya que los supersticiosos labradores dicen y creen cualquier cosa. Ese fue el
veredicto de los profesores acerca de los extraños días. Sólo uno de ellos,
encargado de analizar dos redomas de polvo en el curso de una investigación
policíaca, año y medio más tarde, recordó que el extraño color de la hierba
fétida era muy parecido al de las insólitas bandas de luz que reveló el
fragmento del meteoro en el espectroscopio de la Universidad, y al del glóbulo
que encontraran en el interior de la piedra. En el análisis que el mencionado
profesor llevó a cabo, las muestras revelaron al principio las mismas insólitas
bandas, aunque más tarde perdieran la propiedad.
Los árboles florecieron prematuramente alrededor de la casa de Nahum, y
por la noche se mecían ominosamente al viento. El segundo hijo de Nahum,
Thaddeus, un muchacho de quince años, juraba que los árboles se mecían
también cuando no hacía viento; pero ni siquiera los más charlatanes prestaron
crédito a esto. Desde luego, en el ambiente había algo raro. Toda la familia
Gardner desarrolló la costumbre de quedarse escuchando, aunque no
esperaban oír ningún sonido al cual pudieran dar nombre. La escucha era en
realidad resultado de momentos en que la conciencia parecía haberse
desvanecido en ellos. Desgraciadamente, esos momentos eran más frecuentes
a medida que pasaban las semanas, hasta que la gente empezó a murmurar que
toda la familia Nahum estaba mal de la cabeza. Cuando salió la primera
saxífraga, su color era también muy extraño; no completamente igual al de la
hierba fétida, pero indudablemente afín a él e igualmente desconocido para
cualquiera que lo viera. Nahum cogió algunos capullos y se los llevó a
Arkham para enseñarlos al editor de la Gazette, pero aquel dignatario se limitó
a escribir un artículo humorístico acerca de ellos, ridiculizando los temores y
las supersticiones de los campesinos. Fue un error de Nahum contarle a un
estólido ciudadano la conducta que observaban las mariposas (también de gran
tamaño) en relación con aquellas saxífragas.

El color que cayó del cielo. HP LOVECRAFTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora