Capítulo 34.

5.3K 250 5
                                    

¿Llamado? ¡Oh, mierda! ¿Cómo se me pudo haber pasado? Saqué mi celular y marqué su número. Puse el altavoz para que todos pudieran escuchar. Al cuarto pitido, respondieron.

— ¿Hola? —Nico dijo.

—Nicolás. Hace mucho que no te escuchaba —una voz masculina, gruesa y ronca, sonó por la habitación. Me tensé, sabiendo lo que significaba.

—Damián, decime dónde mierda la tenés. Ella no tiene nada que ver con esto.

—Ahí te equivocas. Ella me ayudará para poder conocer sus puntos débiles.

— ¡No sabe nada, la puta madre! —grité.

— ¿Peter? —escuché su voz de fondo. Estaba allí, con él hijo de puta— ¡Peter, ayúdame! —sollozó.

Escuché el gruñido de Damián.

— ¡Cállenla!

Lo que escuché, fue mi perdición: un golpe, piel contra piel. Dos, seguido de un grito desgarrador de parte de ella. Tres y silencio. Silencio absoluto.

—Así está mejor —murmuró él— Nos volveremos a ver, Nico —y colgó.

Coloqué mis manos sobre mi cabeza, jalando mi cabello hacía atrás. La desesperación, por mi cuerpo. Respiré, intentando calmarme. Sabía que la habían golpeado para hacerla callar, la dejaron inconsciente. Debía ser fuerte por ella, debía encontrarla.

—Peter, dame tu celular —la voz de Nico sonó lejos de mí. Aun así, le tendí mi celular sin levantar la vista.

Él me lo quitó.

(…)

Llegué a mi casa y estacioné. Me bajé y, con la mochila puesta en mi hombro, caminé y entre a mi hogar. Mamá estaba en la sala viendo la televisión. Ella me miró y cuando se dio cuenta de que Lali no venía conmigo, aquella sonrisa desapareció.

— ¿Y Lali?

La miré fijamente sin decir nada. Subí las escaleras y fui directamente a mi habitación y dejé la mochila sobre mi cama. Me senté allí y suspiré, cubriéndome el rostro, intentando calmarme. Mi madre entró, la sentí, sentí su forma de caminar en el suelo. Se detuvo frente a mí.

— ¿Peter? ¿Hijo, qué tenes? —me preguntó, la preocupación detonando en su tono.

— ¿Mamá?

—Decime que pasa…

—Llama a papá y les contaré todo.

Alcé la vista y la vi ahí, su rostro asustado, nervioso, preocupado. Asintió levemente y fue en busca de mi padre. Cuando los dos vinieron, suspiré y comencé a contarles todo, desde mi trabajo por las tardes y noches hasta el secuestro de Lali y la causa. Ellos me miraban, extrañados, molestos, preocupados, asustados. Todo en uno. Cuando terminé de hablarles, un silencio abrumador llenó la habitación por completo. Se miraron unos minutos y pude ver las lágrimas que recorrían las mejillas de mi madre mientras que con una mano se cubría la boca para acallar sus sollozos. Se acercó a mí y, acuclillándose, tomó mis manos entre las suyas y las besó con fuerza, manejándolas de tal forma que una estaba ahuecando su mejilla en mi palma mientras que se apoyaba en ésta. Sollozó dos veces, mientras la intentaba calmar acariciándole el sedoso cabello.

—Mamá, perdóname… Nunca quise…

Ella solo me abrazó desde su lugar, haciéndome callar. Papá me miró y se acercó lo suficiente como para sentarse a mi lado y pasarme un brazo por el hombro.

—Nunca pensé eso de vos, Peter. Tenes que saber que estoy muy decepcionado. Ya sabes que pusiste la vida de Lali en riesgo, pero no te culpo por eso. Sé que no lo sabías —suspiró, frotándose la parte trasera del cuello— No estoy enojado con vos por eso.

—Yo tampoco —gimió mi mamá, alzando la húmeda vista hacia mí.

Suspiré aliviado, eso era lo que más me preocupaba; que no me perdonarían por esto.

— ¿Dónde está Sofi?

—Ella está en su habitación viendo una película —dijo papá.

— ¿Saben quién tiene a Lali, verdad? —preguntó mamá.

—Sí. Nicolás, uno de mis compañeros, está rastreando su ubicación.

— ¿No le dirán a la policía?

—Si los policías interfieren, podrían… matarla —murmuré— No quiero que nada le suceda. Ella no tiene nada que ver con esto.

Mamá me miró fijamente. Sofía gritó un ‘’¡Tío, vení, no sé qué le pasa a la película!’’ por lo que él se levantó y fue con ella. Mamá se sentó a mi lado.

— ¿La querés hijo?

La miré y asentí.

—Más que eso, creo… No estoy seguro, pero la quiero mucho.

Rescatame {Laliter} || AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora