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-dale Valentín, escapémonos del colegio-

Los últimos días con lo de la cita, Mateo había dejado un poco de lado su costumbre de meterse en problemas, pero eso no podía durar para siempre, pues Mateo nunca dejaría de ser Mateo.

- pero.. nos van a regañar- por supuesto que Valentín tampoco dejaría de ser Valentín, siempre intentando detener a Mateo, aunque nunca le resultaba-

-no si no nos descubren- Mateo le sonrió. Ellos nunca dejarían de ser mejores amigos, aunque hayan sentimientos de por medio-

-Mateo, no estaré siempre para salvarte el culo-

Mateo le hizo un puchero, el que siempre usaba para converser a Valentín en situaciones como ésta, claro que Valentín terminó accediendo.

Ahora estaban haciendo el plan que siempre hacían cuando se escapaban, acordaban una hora justa para pedir ir al baño, y hacer el resto. En parte era una ventaja que Oliva sea mayor y esté en un distinto salón, porque los profesores nunca dejaban ir a dos alumnos al mismo tiempo, tenía que volver uno para así salir el otro, y al ser de salones distintos, los profesores no se daban cuenta.

Después de sacar sus mochilas de sus casilleros, fueron con cuidado de no ser vistos a su lugar de escape. Hace algunos años Mateo hizo con tijeras escolares un pequeño agujero en las rejas de la parte trasera del colegio y lo tapó con arbustos, hasta la fecha no se sabe como lo hizo ni cómo nadie se ha dado cuenta.

Saliendo cuidadosamente y sin hacer ruido, finalmente escaparon. Fueron al local que siempre iban cuando se escapaban, pero no pudieron entrar porque estaba cerrado por mantención.

-¿ahora qué?- Valentín miraba espectante a Mateo, como esperando que éste se arrepienta y decida volver al colegio para no tener más problemas de los que ya tenían normalmente.

-vamos a recorrer la ciudad, supongo- por supuesto que Mateo nunca diría algo como eso, pensó Valentín.

Y así fue como fueron por sectores que nunca habían ido, vieron un barrio que hace poco habían abierto, era bastante grande, tenía locales de comida, tiendas de ropa, hasta había un bar, era básicamente como un mini mall abierto.

-¿y cómo yo no conocía esto?- Mateo miraba todo como si estuviera en New York, todo era nuevo y genial.

-porque vos nunca salís de tu barrio- se burló Valentín-

-callate que yo por lo menos salgo de mi casa, vos solo salís al colegio, rata- para alguien que los viera, nunca pensaría que estos dos tuvieron una cita y están empezando a tener sentimientos por el otro, su escencia de mejores amigos de la infancia no se iba con nada.

Pasaron las horas, y Mateo y Valentín se entretuvieron con todo lo que veían, comieron, fueron a patinar, entre muchas más cosas. Pero nunca vieron la hora, es por eso que ahora eran las 11:00pm y si no fuera porque el cielo se había oscurecido, nunca se hubieran dado cuenta de que se les había pasado un poco la hora.

-Mateo, ¿qué mierda vamos a hacer ahora?- recién Valentín cayó en cuenta que estaban en un barrio desconocido, sus padres deberían estar preocupados y no tenían idea de cómo regresar a sus casas, definitivamente era una situación peligrosa.

-tranca aceite, vamos a salir de ésta- Mateo intentaba mostrarse relajado, aunque quizás en el fondo tenga el mismo miedo de Valentín, o más.

-prendé la ubicación, mi celular se descargó- Mateo prendió la ubicación, y se mostraba como estaban a ocho cuadras de el colegio, que éste estaba a unas cuatro cuadras de sus casas- mierda, ¿cómo avanzamos tanto?

-mejor apurémonos, no perdamos más tiempo-

Avanzaron tres cuadras, y cada vez se veía todo más peligroso para unos jóvenes con uniforme escolar y sus mochilas.

-mierda, por qué siempre te hago caso Mateo- Valentín se detuvo y Mateo por inercia también lo hizo, estaba perdiendo la paciencia, el camino parecía interminable y ya eran las 11:30pm- nos van a castigar y no me dejarán juntarme con vos.

-Valentín no tenés diez años como para que tus viejos controlen con quien te juntás, solo sos un escolar de último año que repitió dos años por inasistencia y que ya tiene veintidós años, calmate un poco.

-¡es que no puedo calmarme, no tenemos idea de dónde estamos y-

Mateo lo calló con un beso, un beso casto pero largo. Como si los labios de Palacios fueran anestesia, Oliva se calmó automáticamente.

Se miraron y sonrieron ya más calmados, aunque no todo era bueno, se escuchó una risa bastante fuerte no muy lejos de ellos.

mirá Carlos! ¡dos maricones se están besando!- lograron localizar la voz, era un pibe que parecía de veinticinco años aproximadamente.

-hermano, cómo se puede permitir esto en las calles, que indecentes- el tal Carlos comenzó a acercarse a ellos con mucha seguridad.

Valentín se inmovilizó, nunca había estado en una situación así. En cambio Mateo lo jaló detrás de él, ya que se podría decir que éste tenía más experiencia, por su padre y porque practicaba boxeo.

-creo que habrá que darles una lección- sonrió uno de ellos- andá por el enano, yo me encargo de éste- el pibe sin perder tiempo, le dió el primer combo a Valentín en el pómulo derecho, tan fuerte que hizo que Valentín callera al suelo-

-¡Valen!- Palacios miró con furia al que golpeó a Oliva- vení hijo de puta- Mateo se liberó del agarre del otro y golpeó al chico en el estómago, éste retrocedió por el impacto del golpe, el otro jaló a Palacios por el pelo atrayéndolo a él y le golpeó en el ojo.

La pelea se volvió más igualada, ya que Valentín, quién sabe cómo, golpeó con una fuerza descomunal a uno en el pómulo, dejándolo medio aturdido. Ahora los cuatro se encontraban heridos, aunque nada tan grave.

En una uno empujó a Valentín a la pared, haciendo que se golpee con un ladrillo en la cabeza que lo dejó casi inconsciente.

Palacios se dejó llevar por la furia y empujó al que le había golpeado a Oliva hacia la pared contraria, haciendo que le pase lo mismo que a Valentín.

-ya me cansaste putito- el que peleaba con Mateo sacó una navaja no muy grande, lo suficientemente pequeña como para tenerla en el bolsillo, y lo apuñaló dos veces en el estómago.

Mateo cayó de rodillas al suelo, Valentín estaba demasiado aturdido como para reaccionar, y los otros, dando por ganada la batalla, empezaron a irse.

-pará Carlos, ¿ese no es el hijo de Peligro?- uno agarró con brusquedad la cara de Mateo, quién sentía un dolor casi insoportable en su estómago y empezaba a perder las fuerzas- siii boludo, es él-

-Jaja, cuando Pedro se entere que su hijo es un maricon lo va a botar de la casa- ambos empezaron a reírse tétricamente, llendose de aquel lugar.

Luego de unos quince minutos, Valentín con una fuerza sobrehumana, abrió los ojos y se paró, y lo que vió no fue algo muy bonito. Vió sus mochilas tiradas con los cuadernos por todos lados, y a Mateo inconciente con una herida bastante fea en el estómago, que de ésta salían chorros de sangre.

Valentín se alarmó, se sacó el polar y lo envolvió en la herida de Mateo, para intentar parar el sangrado. Tomó el pulso de Mateo, pero éste iba lento, muy lento.

Oliva comenzó a derramar lágrimas sin darse cuenta y sin emitir sonido aparte de los sollozos, ahora no sólo estaba perdido, ahora eran las 1:00am, no había nadie cerca, y tenía a una de las personas más importantes para él casi muriendo. No sabía que hacer.






Mucha crueldad para una persona siksi:p

Problemático; truewosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora