Lo bueno toma tiempo

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Como evitar perderse aquella noche entre los rulos de la morena, Maura simplemente se dejó poseer por su necesidad de más información que acabara despejando un poco su panorama. Jane no tubo objeciones cuando la forense la beso sin parar una y otra vez hasta que su corazón se aceleró de sobremanera. Tampoco reparó en el momento en que su camisa terminó en el suelo del living de Maura, ni mucho menos cuando aquella la tenía presa bajo su cuerpo ardiente de deseo.

J- Mmm creo que deberíamos detenernos un minuto a pensar en esto- dijo la morena entre besos sin poder parar de succionar el labio inferior de Maura.

M- ¿Porque quieres parar?, yo me la estoy pasando muy a gusto- exclamo la pelirroja envolviendo el cuello de Jane y apartando solo un poco su rostro para poder observarla.

J- Es que me temo que si no nos detenemos ahora ya no podremos hacerlo más.

M- ¿Y que te hace pensar que yo quiero detenerme?, no tengo ningún problema con esto Jane, a menos que tu si lo tengas- dijo poniéndose sería y alejándose por completo de la morena para devolverle su espacio personal.

J- No tengo problemas con lo que esta pasando entre nosotras Maura, no me mal interpretes, solo que quiero que si vamos a hacer esto lo hagamos bien.

M- ¿Qué quieres decir con bien?

J- Me gustaría que saliéramos, como en una cita.

M- ¿Me dirás que necesitas conocerme mejor?- sonrió con malicia

J- No te burles de mi Maura, nadie te conoce mejor que yo, solo digo que me gustaría que esto no sea sólo un momento pasajero entre nosotras, quiero averiguar que tan lejos estoy dispuesta a llegar contigo.

M- ¿Por lo de lejos quieres decir como en una relación?

J- Así es, sabes que no soy tan liberal como tú, necesito sentir que todo estará bien.

M- ¿A que le temes Jane?

J- A equivocarnos- respondió poniendo más seriedad en sus palabras que lo habitual- tengo miedo a que nuestra amistad se arruine por esto o por algo que hagamos en el futuro, y te juro Maura que no puedo arriesgarme a perderte.

M- Te conozco Jane, tú sólo debes ser tú, y yo solo seré yo y verás como todo sale bien.

J- ¿Qué te hace estar tan segura?

M- Es que no hay nada que puedas hacer que me haga alejarme de ti.

Jane ante esas palabras no pudo evitar sonreír, atrajo a la pelirroja devuelta sobre su pecho y la abrazó con fuerza al tiempo que esta se recostaba otra vez sobre su cuerpo para besarla con dulzura.

Poco a poco los besos se convirtieron en caricias, y las caricias en silencios, y sin que ninguna de las dos reparase en la hora se quedaron dormidas en el sofá. La mañana del domingo destellaba con ese sol primaveral que se sentía cálido y reconfortante, el sonido de los pájaros se oían desde el interior del living de la forense quien dormía apacible sobre el cuerpo de la morena. Sus rulos perfectamente definidos caían sobre los hombros de Jane y podía sentir su respiración tranquila sobre su frente. Lentamente comenzó a desperezarse pero esta vez no se apartó con prisa avergonzada de la situación, sino más bien todo lo contrario, beso la mejilla de la detective con suavidad tratando de que tuviese un despertar agradable como el que estaba teniendo ella. Jane se retorció un poco y la sujeto por la cintura al tiempo que estiraba los músculos de sus piernas, que estaban contraídos bajo el peso de la pelirroja.

M- Buenos días, ¿cómo has dormido?

J- Como si me hubiesen golpeado en la cabeza- rió aún con los ojos entrecerrados tratando de evitar la luz de la mañana que se colaba por la ventana.

M- Vamos te prepararé el desayuno mientras te das una ducha.

J- ¿No quieres ducharte conmigo?- exclamo con malicia poniendo cara de pervertida.

M- ¿Bromeas verdad? Anoche dijiste...

Pero antes de que pudiese continuar Jane la cayó con un beso y tiró de ella para que volviese a caer sobre su cuerpo.

J- Si, estoy bromeando Maura, pero me divierte ver tu cara de confusión.

M- Ve a bañarte antes de que me arrepienta de comportarme civilizadamente- dijo al tiempo que le lanzaba una mirada juguetona y tiraba de la tira del sostén en forma provocadora. Jane rió a carcajadas y se metió al baño para luego desayunar con la forense.

Era cerca del medio día y la morena suspiraba aburrida frente al televisor mientras acariciaba el cabello de Maura que estaba recostada sobre su regazo leyendo un libro. Se acercaba la hora de almorzar y aunque le encantaba pasar su tiempo libre descansando lo más que podía, el hermoso día que había al otro lado del concreto la tenía un tanto distraída.

J- ¿Que tal si vamos de día de campo?- insinuó finalmente mientras observaba a la pelirroja escondida tras su libro.

M- Me parece una idea fantástica- exclamo sonriente mientras se ponía de pie y caminaba a su dormitorio para ponerse un calzado acorde con la actividad.

Media hora después, la pelirroja extendía su mantel a cuadros sobre el pasto junto al lago, al tiempo que la morena husmeaba dentro de la canasta robándose las aceitunas que Maura había traído para ponerle a los bocadillos.

M- Deja ya eso- la reprendió mientras le quitaba la canasta de las manos y se sentaba apoyándose contra un árbol. Saco una a una las cosas que había traído para el almuerzo y comenzó a preparar los sánguches meticulosamente.

J- Vamos Maura, es solo el almuerzo no va a venir ningún chef a evaluar lo que comemos.

M- No seas impaciente Jane.

J- Es que tengo hambre- refunfuño y destapo una cerveza para matar la ansiedad por la comida- eres la única persona que conozco con la capacidad de convertir una simple comida en una orgía romana, ¿Qué tanto le untas al pan?

M- Ya para de quejarte- Maura termino cortando con delicadeza los sánguches y le extendió los suyos a la morena, quien se atragantó de inmediato mientras saboreaba una sustancia agridulce que la pelirroja le había agregado.

J- Mmmm ¿Qué le has puesto?, están exquisitos.

M- Lo ves, todo lo que se hace esperar sabe mejor y es más placentero- sonrió orgullosa de si misma y acepto la botella que Jane le extendía.

J- Eso lo veremos luego- exclamo la morena mientras se acercaba para robarle un beso al tiempo que imaginaba que se sentiría cuando al fin tuviese el valor de hacerle el amor a Maura.

Las horas pasaron lentas con la brisa cálida golpeándoles el rostro, se podía comenzar a sentir el aroma de las flores nacientes en la verde pradera, el sonido del agua mecida levemente por el viento y el sol que se movía apareciendo y desapareciendo entre los árboles. Maura estaba recostada sobre el mantel con la cabeza en el regazo de la morena, había regresado a su libro pero esta vez leía en vos alta para que Jane pudiese escuchar. Por su parte la detective no estaba muy interesada en el contenido del libro, pero el sonido sereno y pausado de la voz de la forense le producía una calma que no lograba conseguir de ninguna otra forma. Mientras cerraba los ojos dejando que la luz del sol calentara su rostro, acariciaba los dorados cabellos de la pelirroja y suspiraba con tranquilidad.

A solo unos pocos metros se podía escuchar el golpeteo de los corredores sobre la senda, tanto Jane como Maura estaban tan absortas en su actividad que no notaron el frenar brusco de dos hombres que las observaban incrédulos. Lentamente se acercaron para comprobar que se trataba efectivamente de ellas, y tras hacerlo ya no pudieron contener la sorpresa.

F- Jane... ¿Maura?- exclamo Frost abriendo los ojos como plato al tiempo que Frankie se paraba ligeramente detrás de él aún sin poder creer lo que veía.

Tú y Yo somos..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora