El tintinear de la culpa

1.5K 112 8
                                    

La tarde auto proclamada libre que Jane se había tomado, solo le sirvió para machacarse la cabeza. Aunque las cosas con Maura estaban más que solucionadas, había metido la pata a lo grande con su madre, ahora no conforme con que debía contarle lo suyo con la pelirroja, también debía meterse su orgullo bien sabía dónde para que esta la perdonase por tratarla tan groseramente.

M- No debiste hablarle de ese modo, sabes muy bien lo sensible que se pone, sobre todo después de lo de tu padre.

J- Oh por favor no me lo nombres, ya suficiente tengo con su estado de idiotez aguda.

M- De acuerdo, pero vas a tener que jugártelo a lo grande para que Ángela te perdone.

J- Y tú vas a ayudarme porque eres la mejor- exclamo sonriéndole tratando de meterse a la forense en el bolsillo.

M- Aún sigo algo molesta contigo, así que no trates de sobornarme Jane, también tienes que hacer algo para que termine de perdonarte.

J- Bien pero eso podemos arreglarlo muy fácil esta noche doctora Isles- dijo tomándola por la cintura al tiempo que besaba su cuello en forma provocativa.

M- Eso se llama hacer trampa- volteo para rodear su cuello con sus brazos y besarla.

J- ¿Vas a ayudarme entonces?

M- Sabes que sí, pero buscare una forma de cobrármelas luego.

Maura sonrió de lado con picardía y la morena supo de inmediato que en el algún momento se las vería muy feo en el trabajo, y lo peor de todo es que no podría decir nada al respecto.

Esa noche las sábanas de la forense ardieron bajo la intensidad de los besos que se propinaban las dos mujeres, insaciable como siempre, Maura se sumergió en el cuerpo de Jane una y otra vez hasta que la detective acabo desparramada en la cama, con el cabello revuelto y jadeando en busca de oxígeno. Tanto fue el ejercicio nocturno, que a la mañana siguiente no escucho el radio-despertador de la forense, tuvo que ser arrastrada fuera de la cama para poder ponerse en marcha y su ración diaria de café no era suficiente para acabar de despertarla.

F- Que cara tienes, ¿no has dormido?- pregunto Frost curioso al ver las grandes ojeras de la morena.

J- No es asunto tuyo detective entrometido- sonrió al tiempo que ocupaba su lugar junto al escritorio del muchacho.

Fr- Parece que alguien tuvo una noche muy larga y entretenida- exclamo de forma sarcástica Frankie mientras observaba el aspecto de su hermana.

J- ¿A caso trabajamos en un una estética y esta es la hora del cotilleo?- dijo poniéndose sería para que dejasen de tomarle el pelo.

Fr- Estoy seguro que Maura tiene mucho que ver con tu insomnio.

En ese momento un bollo de papel voló por el aire y se estampo en la cabeza del muchacho provocando la risa de los que estaban presenciado la escena.

J- ¡Quieres cerrar la boca!- le recrimino la detective entre dientes tratando de no matarlo- a caso pretendes que todo el mundo se entere.

Fr- Tranquila, no me ha escuchado nadie- el muchacho sonrió una vez más y se perdió tras la puerta de la oficina.

El resto de la mañana fue atormentadoramente lenta, Jane sentía que los párpados le pesaban y que se dormiría sobre los papeles en cualquier momento. A la hora del almuerzo bajo al laboratorio con un par de viandas y se coló a la oficina de Maura para poder descansar y tener un momento tranquilo con la forense.

J- He hablado con el agente Dean- dijo finalmente mientras se recostaba un momento sobre el sofá para descansar los ojos.

M- ¿Ah sí?- pregunto Maura un tanto celosa.

J- Liberarán a Ian, ya tienen lo que necesitaban de él así que le permitirán regresar a África, solo debe llevar un rastreador para que puedan localizarlo si lo necesitan.

M- ¿Por qué me cuentas esto Jane?

J- Creí que tal vez querrías despedirte.

M- ¿Lo dices en serio?- la forense estaba terriblemente sorprendida ante la soltura y relajación de la morena.

J- Si lo digo en serio, confío en ti y creo que ya dejamos en claro lo que sentimos así que no veo el porqué no puedas despedirlo si te apetece hacerlo.

Maura se puso de pié aún sorprendida y se arrodillo junto a la detective que tenía los ojos cerrados. Acarició su cabello revoltoso y depositó un beso sobre sus labios dándose cuenta de lo mucho que debía costarle a Jane conseguir ese grado de confianza con alguien, y se sentía orgullosa de ser ese alguien.

M- Gracias Jane, pero no necesito ver a Ian, yo ya me despedí de él y siento que me quito un gran peso de encima al saber que ya no tengo motivos para guardar ese secreto contigo, detesto ocultarte cosas.

J- ¿Me ocultas cosas?- exclamo abriendo los ojos y enarcando una ceja en señal de intriga.

M- No, ya no, trata de dormir un rato antes de subir otra vez tienes un muy mal aspecto, yo voy a planear la cena para que te disculpes con Ángela.- Jane abrió los ojos una vez más y se sentó en el sofá.

J- Gracias por recordármelo, por un segundo se había ido la culpa.

M- Te lo tienes bien merecido, deberías tomar alguna terapia de control de la ira- para cuando Maura acabó de decir eso un almohadón estampo en su cabeza- auch, vez a lo que me refiero, eres destructiva.

Pocas horas después Maura se retiro de la central para ir a comprar las cosas que necesitaba para la cena de esa noche. Para cuando Jane llegó a casa de la forense la mesa estaba puesta, adornada con las flores favoritas de Ángela, había un buen vino y se podía sentir el aroma de la salsa que la mujer le había enseñado a Maura a preparar, incluso después de admitir que era un secreto familiar, lo que había hecho a la forense sentirse muy acogida por la madre de la morena.

J- Increíble Maura, esta vez sí que te has pasado, pero mi madre se dará cuenta en un segundo de que no ha sido idea mía.- dijo Jane mientras colgaba la chaqueta en el perchero y admiraba el trabajo de la otra mujer.

M- A tu madre solo le importará que te disculpes, no hay ningún motivo por el que le debamos ocultar que yo he organizado todo, además la cena ha sido idea tuya.

J- No, eso también ha sido idea tuya.

M- ¿A si?

J- Si Maura

M- Bueno no importa, Ángela no tiene porque saber esa parte- exclamo restándole importancia sin notar la cara de sorpresa de la morena.

J- Doctora Isles, ¿ese es un dejo de osadía?, ¿a caso estas pensando mentir?

M- Sería solo una mentirilla piadosa.

J- Sigue siendo una mentira, ¿qué haremos con tu brote de urticaria?

M- Creo que lo tengo un tanto controlado- dijo con picardía recordando los últimos acontecimientos en los que tuvo que mentirle a la detective para no declararle sus sentimientos.

J- ¿Quién eres y que has hecho con mi novia?

M- ¿Así que ya soy tu novia?- Maura se rió y se acercó para besar a Jane al tiempo que la arrinconaba contra la mesa flotante. En ese preciso instante la puerta se cerró y la mujer que acababa de entrar se quedó paralizada al observar la escena.

A- ¿Cómo que novia?- dijo al borde de un ataque de nervios mientras abría la boca y los ojos de manera exagerada.

J- Hola mamá- exclamo Jane con un hilo de voz mientras hacia una mueca con su cara rezando para que se la tragara la tierra. 

Tú y Yo somos..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora