Después de unos varios segundos de indecisión entre a su casa, nervioso pero sabiendo por experiencia que me haría mal quedarme afuera con este frío.
Hoy había decidido soplar un viento helado.
"¿Es este despiadado viento congelado y cortante culpa de tu miserable destino, Eunice?" Pensé para mis adentros. Casi casi consigo formar una sonrisa con esto.
Debo haber hecho una cara muy graciosa, aunque Sean no se reía. Cuando entré él cerró la puerta y me acompañó hasta el sillón de su sala de estar. Colocó su mano en mi espalda baja, por supuesto sin ser inapropiado, solo un pequeño toquecito que pretende guiarme y demostrarme que él efectivamente estaba aquí, conmigo.
-Por favor, necesito que dejes de llorar. No puedo soportar verte así, creo que preferiría que me estuvieras insultando o molestando o cualquier otra cosa.
-Lo siento. -solté un nuevo llanto y él se apresuró a traerme una cobija y también muchos pañuelos descartables y a sentarse a mi lado, frotando mi espalda.
En cualquier otra ocasión, estaría entusiasmado (muy muy en mi interior) de ser consolado y tocado por nadie menos que el chico de oro. Ahora me encuentro muy triste, aunque muy agradecido al mismo tiempo.
-¿Puedo preguntar qué pasó? -susurró en mi oído, dándome un escalofrío involuntario.
-Les dije. -anuncié después de unos largos minutos en los que posiblemente le hice creer a Sean que no le contaría nada. Claramente, él me miró con gran confusión y decidí responder sus preguntas no verbales-A mis padres. Le dije que me gustan los chicos.
-Oh...
-Si, oh.
Después de unos segundos en los que me limpie el rostro con los pañuelos de papel finalmente miré a los ojos a Sean.
-¿Eso es todo lo que vas a decir? -dije en un tono que exigía más, porque no puedo parar de quejarme incluso cuando tengo el corazón roto.
Me sonrió a modo de disculpa.
-Lo siento, Adrik, no sé muy bien qué decir a ante esto. Entiendo porque buscabas a mi mamá, ella sería ideal en este caso.
-Alto, ¿estas diciéndome que él grandioso, sociable y carismático Sean Zegers no sabe como tratar con gente triste?
Escuché una risita suave que me puso de mejor humor y casi se me contagio.
-Sé como actuar con gente triste, pero eres distinto a cualquier persona que haya conocido anteriormente. -miré al piso apenado. -Es eso un cumplido. Lamento si no fui claro. Bueno, me imagino que tus padres no reaccionaron del todo bien ante tan... impactante -dijo la palabra con duda, no sabiendo que tan acertada era para la situación -noticia.
-Mi madre. No reaccionó bien. Es de Rusia y puedo entender que tenga ideas muy fuertes y contrarias de algún modo a mi orientación sexual, pero no puedo entender... -para mi máximo horror, mi voz se quebró debido al nudo en mi garganta, pero tragué con fuerza decidido a terminar la frase, aunque Sean me susurraba que lo tome con calma -No puedo entender que me haya dado la espalda así. Pensé que estaría enojada, molesta, si, me esperaba la decepción, pero de algún modo fue peor su indiferencia y su odio tranquilo.
-No te odia, te ha estado criando por dieciséis años, dudo que lo haga.
-No la conoces. -me sequé las lágrimas y saqué la mucosidad de mi nariz con el pañuelo.
Ambos nos quedamos callados, hasta que miré el libro sobre la pequeña mesa frente al sillón.
-¿Leyendo "Cujo"? Excelente elección.
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Sala de castigo |✔
Teen FictionLa vida suele ser una perra y la de Adrik no es una excepción. La única manera de superar sus supuestas desgracias es apoyándose en el humor (en su mayoría no muy convencional) y utilizando grandes cantidades de sarcasmo. Adrik venía sospechando ac...