XXII

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Quisiera agradecer a danielasarayviveros por su apoyo y su voto en cada capítulo. Así como a Ladylolitascarlett por sus comentarios ingeniosos. ❤
Es una motivación para seguir escribiendo y actualizando. ¡Gracias! Ahora sí, el capítulo:

×××

Y como si no hubiese un mejor momento ni un Dios misericordioso, mi prima hizo acto de presencia esa misma mañana de domingo, así, con el hermoso clima tenso e inestable que se había formado en mi hogar, ahora una problemática chica y su madre se mudan aquí por un tiempo indefinido.

La vida y el destino son una mierda.

No tuve que mover ni un dedo para saber que nadie excepto quizás, mi madre, estaría del todo feliz con su visita, ya que:

1. Mi padre no las quería aquí desde un principio, y por más tosco que suene, entiendo sus motivos. La tía Nadenka tampoco recibió a mi padre de brazos abiertos cuando se enteró de que era un americano. Ella no reaccionó mucho mejor que mi abuela ante este hecho. Es lógico que mi padre no quisiera albergar a tan grosera visita.

2. Levka es posiblemente la segunda más perjudicada, teniendo que compartir su cuarto con Svetlana, de quien no es fan realmente, siempre ella le ha parecido demasiado problemática y molesta.

3. A Vania le gusta ser el centro de atención. Ve en Svet una posible contrincante.

4. Ches no está mucho en casa, pero a veces a él no le gustan las formas infantiles de Svet. Sin embargo, es un experto en fingir y ha aprendido acerca del "arte" de la diplomacia. (Algo que me dijeron que yo jamás podría hacer).

5. Ella es una de mis mejores amigas y la amo, pero no es realmente un buen momento y menos sabiendo como es su personalidad.

—No entiendo porque no te ves feliz.

Le tenía mucho cariño a Svetlana, pero si hay algo malo que podía decir de ella es que no comprende razones, además de que me irritaba ligeramente su tono ruso, pero podía tolerarlo mejor que el de mi propia madre, era mucho más suave. Ella solo se quedó mirándome con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—Te dije que no estoy de humor. —gruñí aún sin salir de mi cama. No había desayunado, y aunque me moría del hambre preferiría no comer a tener este incómodo almuerzo familiar en que mi madre fingiría que no existo y el resto se pondría nervioso por su culpa. —Hace poco les dije...

—¡Al fin saliste del clóset! Te felicito por ello.

Punto a favor, a veces, tal cual Papri, ella parecía saber leer mi mente. Puse mis ojos en blanco de la manera más obvia posible ganándome una mirada confundida de su parte.

—Mi madre no reaccionó muy bien.

Ella se quedó callada unos segundos.

—Si, no me atrevería a decirles que soy bisexual a mis padres. Algo así los destrozaría, son más... conservadores. Aunque con su posible (e inevitable) divorcio quizás ya no sea correcto del todo utilizar esa palabra.

—Yo solo... necesito estar a solas hoy. Mañana podemos hacer de todo. Solo quisiera que hoy en la cena y el almuerzo no comentes nada.

Ella se encogió de hombros.

—Seguro.

Lo que es seguro es que Svet me metería en problemas...

Y tenía razón. Me metió en problemas. La comida ya iba a ser lo suficientemente incómoda sin necesidad de la tensión por las nuevas visitas, mi padre había sido educado y cortés pero no mucho más, respondió seco y tranquilo a las preguntas (algunas de ellas invasivas y groseras) de mi tía. A veces me molesta, porque su comportamiento es tan parecido al de mi abuela que me da náuseas.

Sala de castigo |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora