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  Al principio todo lo que Charles obtiene como respuesta es un silencio por parte de Floyd y mío. Como puedo me las arreglo para acertarle al termo, lentamente me acerco a la mesa con ambas tazas en la mano y solo cuando me siento Floyd sale de sus pensamientos para contestar.

— ¿Conocías a mucha gente antes de...bueno ya sabes? —dirige la pregunta el moreno hacia Chuck. Tomo la tostada que dejé a medio comer del plato y me enfoco en terminarla, mirando al castaño esperando su respuesta.

—No, mis padres conocían a todo el mundo, pero mi círculo social era reducido —contesta sirviéndose un poco más de leche en el vaso a su derecha—. Nadie debería reconocerme después de tanto tiempo, ¿No?

—Lo dudo, la gente crece y se olvida de los detalles. A lo mejor si alguien te viera en la calle te reconocería, pero lo más sensato sería que llegaran a la conclusión de que es solo un chico que se parece mucho a ti —concluye el moreno terminándose su batido.

— ¿Por qué tu cerebro está trabajando tan bien a estas horas? —inquiero presionándome la cabeza con las manos. Él solo se encoje de hombros y se pone de pie—. Yo solo sugiero que, si te vas por ahí y sea un lugar donde recurren más adultos que adolescentes de hoy en día, lleves lentes oscuros. Si lo normal es que nadie te reconozca menos lo harían conmigo a tu lado. Supongo que la única manera de averiguar todo esto si es que dejamos la cobardía y salimos de una vez.

— Lo dices porque de una manera u otra tienen que dejar mi casa, ¿verdad? —Escucho la voz de Floyd a mis espaldas—. ¿Cómo vas a hacer para meter a Chico zombie en la tuya?

—No lo sé, lo hablamos luego —respondo mirando los ojos verdes de Chuck y lanzándole una sonrisa—. Ahora si me disculpan, de verdad que quiero tomar un baño.

He dicho eso en parte porque no quiero preocuparme por eso ahora y en parte porque de verdad me siento sucia y tengo un examen hoy día, para el que no estudié, pero quiero enfocarme y llegar temprano para repasar. Aunque no sé qué tan concentrada logre estar, ni que tan temprano lograré llegar.

Me pongo de pie al terminar el café y lo dejo junto a la cafetera para servirme otro antes de salir. Camino fuera de la cocina en dirección a la habitación de invitados. Para mi buena suerte las toallas se encuentran limpias y dobladas en una cómoda, por lo que no tengo que salir y hurgar en algún armario. Antes de meterme en la ducha saco una muda de ropa; se los digo, si quisiera me podría quedar a vivir en casa de Floyd y no me faltaría nada, y cuando tengo todo alistado me interno debajo del chorro de agua caliente.

Una vez que ya me he preparado por completo me siento en uno de los sillones de la sala con el celular en mano a esperar a que los otros dos estén listos.

—Dios santo, ¡Se demoran más que chica en primera cita! —les grito impaciente golpeando el piso con el pie, ya no es un gesto de nerviosismo, más bien uno de impaciencia por ver lo que pasará.

—Cállate y déjame demorarme lo que me quiera demorar —me reclama Floyd recogiendo libros de la mesa de centro.

—Empiezo a creer que tu palabra favorita es cállate —digo poniéndome de pie para ir a preparar el café mientras esperamos a que Chuck termine de hacer lo que sea que esté haciendo.

—Es mi palabra preferida para usar contigo —aclara desde la sala cuando yo ya me encuentro dentro de la cocina—. Oye, ¿tú también tienes examen hoy día?

—Sí señor, ¿lograste estudiar algo antes de todo esto? —Estoy segura de la respuesta, pero necesito una conversación cotidiana para iniciar realmente el día.

—Obvio, repasé los textos mientras traducía el latín y asaltaba una tumba —dice sarcástico. Lanzo un resoplido, odio cuando se pone de este humor, el cual está comenzando a ser recurrente—. Lo siento, es el estrés supongo.

Chicos de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora