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Me alegra realmente que lo hayas pasado bien. Te dije que no te arrepentirías —me dice Charles cuando termino de contarle todo sobre el Club Colors.

Apenas Floyd me dejó en casa me puse el pijama, me quité el maquillaje y me metí en la cama quedando completamente dormida apenas mi cabeza tocó la almohada, hasta que Charles vino a despertarme y hemos estado hablando cerca de una hora según él, sobre mi experiencia esta noche.

Por el tono que emplea al contestarme cada cosa que le digo sobre el tema puedo notar que está realmente contento con mi decisión. Busca lo mejor para mí, después de todo.

—Y lo mejor de todo es que sigues aquí, nada ha cambiado —digo sin poder sonreír, aunque tengo unas ganas inmensas de hacerlo

—Creo que sabes que en realidad jamás te dejaría. Solo era para que salgas y descubras lo que hay allá afuera. —Me gustaría abrir la boca indignada, pero es obvio que no puedo.

—Eso es maldad —me quejo refunfuñona—. Yo que hago de todo para seguir hablando contigo —declaro en plan dramático.

—Malo, pero funcionó —apunta firma—. No seas dramática, ya sé que no puedes vivir sin mí.

—Lo que digas. —Finjo darle la razón. Lanzo un suspiro cansado y lleno de ganas de moverme de esta posición que he estado soportado como hace una hora y media—. ¿Te importaría si continuamos mañana? Estoy realmente cansada.

—Claro que no, hablamos mañana —se despide de mí. Hay un tono extraño en su voz, pero no logro reconocer de qué, así que opto por dejarlo pasar, solo esta vez.

—Adiós, Chuck. —Seguido de eso siento el típico vacío de cuándo se va y dominada por el cansancio caigo en un sueño sin poder darle ni una sola vuelta a mis pensamientos.

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— ¿De verdad saldrás con él? —Hace la pregunta Floyd sin poder creérselo.

—Pues sí, dijo que nos juntaríamos antes y luego iríamos juntos a la fiesta. No me pongas esa cara, esto no significa nada —digo caminando a la par de él por el pasillo.

—Nada, ajá. ¿Y te vas a encontrar conmigo allá? Además, te recuerdo que no hace más de dos días no le soportabas —pregunta deteniéndose a guardar los libros en su casillero.

—Claro, tus amigos me parecen geniales —digo esperando a que termine—. Iré como invitada del color rosado esta vez, hasta que tengas esa tarjeta que mencionaste lista. No es que no le soportara, es que no lo quería hacer. De esta manera tenía una excusa más válida para no salir con él. Me he dado cuenta de que lo mejor es dejarle las cosas claras y ya desde un principio, sin la necesidad de ser pesada.

—Yo solo me junto con personas geniales como yo —dice sonriendo, sin comentar nada sobre lo añadido por mi parte. Seguido de eso cierra la puerta y caminamos hacia la salida del instituto, donde se detiene para despedirse.

— ¿Dónde lo esperarás? ¿A dónde irán? —Vuelve al interrogatorio.

—Dios, cálmate un rato, ¿quieres? —le digo volteándome hacia él.

—No, no quiero realmente. Es la primera vez que sales con un chico, por la noche que no soy yo o siquiera Chuck, si es que cuenta, y me tiene intrigado y preocupado —suelta de un tirón, mirándome con una especie de súplica.

—Ay no seas llorón, ya estoy grandecita, ¿no crees? —me burlo de su comportamiento. Lo entiendo perfectamente, pero me resulta algo cómico, es todo—. Lo esperaré aquí, donde todos puedan verme para probarte que no me va a secuestrar.

Chicos de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora