-Viviana, cálmate - pidió Martín mientras se vendaba el pie. Resulta que la caída había sido un poco más grande de lo que pensó en un inicio.
La pelirroja más alta no había dejado de insultar y golpear cosas por más de una hora y realmente le estaba empezando a preocupara.
-¡¿Cómo que me calme?! ¡Ninguno de vosotros a vuelto a pensar en Villamil! - gritó ella golpeando la mesa, de nuevo.
-Claro que lo hacemos, creamos un plan y lo pusimos en marcha solo faltan los resultados - le aseguró Martín.
-¡No nos queda tiempo! - gritó ella -. Tenemos que ir ya. - añadió sacando su puñal de la funda.
-¡Si se te ocurra! - le prohibió Martín, pero ella ya había salido de la casa.
Martín, como pudo, intentó seguirla, pero debido a la torcedura no podría alcanzarla.
-¡Sebastián, ve tras Viviana y detenla! - ordenó Martín al chico que por allí pasaba.
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-Viviana, lo que hiciste fue peligroso para todos - le regañó Aleho.
-Y no solo para ti, también para todo aquel que apoya nuestra causa - añadió Martín.
-Revolución esto, revolución aquello. ¿Para qué? - se quejó Viviana mirando mal al menor.
-Para que no vuelva a pasar como con Villamil - aseguró Nath -. Primero piensa con la cabeza y luego con el corazón - añadió.
-Ah, yo debo pensar con la cabeza, cuando tú lo haces con el corazón, ya que se nota que te gusta el de gafas ese - dijo Viviana -. ¿¡Por qué eres tú más que yo?! - gritó golpeando la mesa.
-¡Porque yo no he matado a nadie por un berrinche y no he sido imprudente! ¡Yo me aguanto y callo lo que pueda sentir! - le gritó Nath de vuelta -. ¡Y tampoco me la paso ilusionando a gente para que se metan en problemas por mí!, ¡Por qué has pensado en lo que le harán por dejarte escapar! ¿¡Verdad, Viviana?! - añadió.
-¡YA BASTA! - gritó Martín llamando la atención de ambas primas.
-¿Y tú qué? ¿Por qué lo haces? - preguntó Viviana acercándose lentamente a Martín -. ¿Para vengar a tu madre muerta? Fue su culpa cruzar, y tantos secretos ¿Acaso tú eres un traidor como ella? - Acusó.
Viviana no recibió ningún golpe debido a que Alejandro sujetaba a Martín, quien se removía para liberarse del agarre.
-Eso sobraba. La sesión se acaba aquí - declaró Aleho -. Ve con Tini y Aitana para comprobar los cultivos - ordenó y Viviana con la cabeza bien alta salió de la casa.
-¿Están calmados para la reunión con "Los círculos amarillos" - preguntó Alejandro mirando a Nath y luego a Martín.
La más baja asintió, pero Martín cubrió su rostro con sus manos y soltó un grito, ahogado, de frustración.
-Dame unos segundos - pidió, y ambos se los concedieron sin problemas o pegas sabiendo que el tema de su madre era algo muy delicado.
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Con la ayuda de las líderes de "Las equis rojas", los de "Los círculos amarillos" aceptaron participar en la revolución y reunierse unos días acordados para planear las estrategias.
-Sabes que siempre que te sientas fuera de lugar puedes venir a nuestro pueblo , ¿no? - le recordó Diana a Martín.
-Seguiría sintiéndome fuera de lugar - confesó Martín, y Catalina se hizo la ofendida.
-Nosotras tampoco pertenecemos a ningún lugar y míranos - dijo Catalina haciendo reír levemente a Martín.
Ambas sabían su secreto y él sabia a lo que ellas se referían.
