¿Quienes son ellos? - preguntó un niño pequeño agarrando fuertemente la mano de su madre.
-Mira, mi amor. Ese hombre de ahí es tu padre y ese niño de allá, es tu hermano - aseguró la mujer mientras se acercaban con cuidado, debido a la oscuridad de la noche, entre los árboles.
-¿Y por qué no los vi antes? - volvió a hablar el niño.
-Sí los viste, pero eras muy chiquitín - respondió.
Cuándo la madre y el niño estaban cerca de una señal, la mujer se detuvo durante un segundo, como dudando, pero luego continuaron andando. El niño miró al hombre unos segundos y después al niño frente a él.
De repente, y sin dar tiempo a reaccionar, muchas luces y gritos furiosos se hicieron presentes a la vez que su madre le gritaba "¡Corre, Martín, corre!" y eso era lo que hacia el niño de cinco años.
Corrió a oscuras por el bosque, esquivando ramas y saltando raíces para escapar de las luces y sonidos ensordecedores. Se giró a buscar a su madre, pero no la vio. Entonces sus pies se enredaron haciéndole caer y antes de poder levantarse el cañón de un rifle se posó en su frente.
-Eres una aberración de la naturaleza - dijo un hombre con asco en su voz y mirando fíjamente al niño apretó el gatillo.
Martín se despertó sobresaltado y confirmó, mirando a los lados, que estaba en su habitación. Con cuidado apartó el pañuelo de su muñeca, dejando a la vista su marca, y la miró con el ceño fruncido odiándola con todo su ser, al igual que el recuerdo de aquella noche.
Al escuchar pasos Martín volvió a cubrir su marca.
-Oh, ya estás despierto - dijo Aleho entrando a la habitación y escondiendo rápidamente algo tras su espalda.
-Sí, es una pena que ya no puedas utilizar ese vaso de agua - comentó Martín con sarcasmo, y Alejandro le sacó la lengua.
-En una hora, Nath y Vviana volverán a la frontera, así que prepárate - le avisó y sin esperar respuesta se marchó.
Después de que Sebastián y Aitana se colocaran en sus posiciones estratégicas para no ser vistos, pero ver perfectamente a la vez, Nath y Viviana se encaminaron a la frontera donde ambos soldados volvían a estar.
-¿Cuánto tiempo tenemos hasta que decidan que podrían matar a Villa? - preguntó Martín.
-Hasta la próxima Luna nueva - aseguró Alejandro.
-Entonces tenemos un mes aproximádamente, o menos - comentó Martín.
-Deberíamos darnos prisa - dijo Aleho.
Ambos miraron a las pelirrojas hablar con los soldados y se colaron por la frontera sin ser vistos.
-¿Otra vez por aquí? - preguntó Isaza con notable aburrimiento en la voz.
-Sí, y esta vez trajimos comida - dijo Viviana alegremente mientras Nath alzaba una cesta de picnic.
-¿Y? - preguntó Simón un poco fastidiado ya.
-¿Quieren? - les ofreció Nath sacando un sandwich de queso.
Ambos chicos miraron a las pelirrojas con desconfianza.
-No hay nada envenenado, si es lo que piensan - aseguró Viviana agarrando el sandwich para después darle un buen bocado, luego lo tragó y los miró.
-Ven - dijo con una sonrisa.
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Los triángulos negros y las doble u negras.
FanfictionHistoria escrita por Cati y Diana