Narra Juan Pablo Isaza
El general nos presentó al nuevo soldado.
-Este es el nuevo soldado, se llama Markos, llegó ayer de la fase de entrenamientos. Deben de enseñarle dónde acaba la frontera, las celdas, las normas... Y también donde está su cabaña, la ciento dos - dijo y yo asentí.
Me dirigí hacia la puerta, fuera de esta se encontraban Markos y Simón conversando alegremente. Les saludé con un gesto y nos dirigimos los tres hacia el bosque. Mientras caminábamos, le contamos las normas y qué pasaría si rompíamos estas.
-Eso me parece muy extremo... - dijo Markos muy sorprendido.
-Lo es. ¿De dónde eres? Jamás te vi por aquí - le preguntó Simón como si eso fuera un interrogatorio.
-Pues soy del bando de "Las equis rojas", bueno, antes. Llevo más de trece años preso y siendo entrenado para ser parte del ejército acá - Nos dijo mientras todos nos sentábamos sobre unos troncos tumbados que se encontraban en el bosque.
Pues sí, resulta que nuestro bando a los presos o los obligaba a ser parte del ejército o morían, no había más.
Estábamos los tres sentados fuera de la choza, donde yo vivía, alrededor de una hoguera que previamente habíamos encendido. Platicamos hasta tarde y después Simón y yo acompañamos a Markos hasta su choza. Quedamos todos en ir a la frontera a las seis y media de la mañana y de ahí ir todos hacia las celdas, puesto que teníamos que vigilar a los presos y sustituir a los guardias que pasaron el turno de la noche.
Durante el camino a las celdas Markos nos contaba chistes para "alegrar" la mañana y así evitar la aburrida rutina.
-Había una vez... truz - dijo Markos y empezó a reírse él solo con ese tipo de chistes que contaba.
Menos mal que pronto se volvió mi amigo, si no le habría cosido la boca para que no volviera ha hablar.
Mientras Markos seguía contando sus chistes, Simón nos relataba sus dudas existenciales.
-¿Por qué no llamamos a las cejas bigotes oculares? o, ¿por qué no llamamos al bigote ceja bucal? - se preguntaba el de lentes.
Y sí, se pasaba el día entero así. Honestamente no estoy muy seguro por qué me hice amigo de ellos, ah sí, porqué eran las únicas buenas personas que había conocido ahí.
Los días que Simón y yo vigilábamos la frontera, Markos hacia vigilancia en las celdas o cualquier lugar asignado por los altos rangos puesto que al llevar poco tiempo oficial no tenía permitido ir a la frontera. Después de nuestros turnos nos quedábamos a platicar.
-Hoy volvimos a ver a las pelirrojas - le dije a Markos.
-Una se llamaba Nathalia. La otra no lo recuerdo - comentó Simón.
-Viviana, la otra se llamaba Viviana - le dije.
-¿No deberían echarlas fuera? Si os pillan os pueden condenar, ¿verdad? - preguntó Markos.
-En verdad, nunca pasan de la frontera, pero no deberíamos hablar con ellas - respondió Simón.
Una pequeña aclaración: la marca es de nacimiento, es permanente. No pueden borrarla, pero sí ocultarla.
~cat_ex146º
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Los triángulos negros y las doble u negras.
Hayran KurguHistoria escrita por Cati y Diana