Francisco Javier llamó a Juan Pablo Isaza.
-¡Dejaste escapar a las doble u! - exclamó el capitán -. Confié en ti - añadió decepcionado.
-Lo siento no volverá a suceder - le prometió.
El capitán se levantó y camino hacia la ventana mientras decía: "Ya sabes qué pasa con los que nos decepcionan". Juan Pablo se levantó de la silla rápidamente, abrió la puerta y empezó a correr hacia su choza.
Una vez que llegó allí preparó rápidamente una bolsa con unas cuantas cosas para la supervivencia, agarró a su perrita Malta y al gato de Simón. Salió corriendo sujetando la cadena de Malta y con Don Cecilio en brazos mientras escuchaba a gente acercarse.
-¡Simón! - llamó a su compañero mientras golpeaba desesperadamente la puerta.
Simón abrió y se sorprendió al ver a su amigo tan desesperado. Isaza dejó a las mascotas con su amigo y solamente dijo: "Me buscan, debo huir". Sin dejar que su amigo procesara la información, huyó de allí.
El chico de lentes y Malta intentaron perseguirle, pero le perdieron y Simón decidió que aseguraría a los animales y luego continuaría buscando a Juan Pablo.
Una vez cruzó la frontera hacia el bando de "Las doble u negras" se encontró con el chico del pelo largo.
-Disculpa - le dijo el más alto captando la atención de Martín.
Los triángulos negros se reunieron para planear atacar a "Las doble u negras", gracias a la acción de la pelirroja y el otro chico.
El plan era atacar dentro de unos pocos días, cuando los otros estuvieran tranquilos y no esperaran nada, claro que Simón estaba totalmente en contra de ello. Él solo quería recuperar a su mejor amigo y vivir tranquilo, no pedía tanto.
Miró una última vez el cartel que avisaba sobre el terreno de "Los triángulos negros" y lo miró con tristeza. Con un último vistazo a la señal y un suspiro agotado cruzó la frontera corriendo para buscar a Juan Pablo Isaza.