Sweet ❀ Minchan

❀ : 05

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Minho tomó asiento al lado de Changbin buscando con la mirada a Chan.

—Hey Minho —saludó Hyunjin y chocaron sus puños.

Minho no dijo nada más, decidió esperar, a veces Chan pasaba al baño o a dejar libros a la biblioteca.

Los minutos pasaban y cada que las puertas de la cafetería se abrían él se giraba disimuladamente esperando verlo entrar, pero eso no sucedía.

—¿No vas a comer, Minho? —preguntó Jisung mientras robaba el pudin de la bandeja del pelinegro.

Minho negó y le dejó acceso libre a su comida.

—¿Donde está Chan? —cuestionó.

—Se ha quedado haciendo un proyecto con Sana y Yunho —respondió Jeongin apoyado en el hombro de Hyunjin.

Minho tomó el sándwich de su bandeja antes de que Jisung le pusiera las manos encima y se levantó caminando hacia la salida.

Sus amigos lo siguieron con la mirada.

—¿Siempre es tan serio? —preguntó Seungmin que acababa de volverse su amigo gracias a Jeongin.

—Es alguien de pocas palabras —asintió Jisung.

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Chan dejó caer su cabeza en la mesa y movió sus pies hacia adelante y atrás.

—Yunho, tengo hambre.

—Yo también —se quejó Sana arrugando la nariz.

—Vamos a comer cuando terminemos esto, es muy importante y a ustedes se les olvido hacer su parte del proyecto —los regañó a ambos y cada uno siguió en lo suyo.

Pasaron cinco minutos que se sintieron como horas para Chan y su estómago no tardó mucho en comenzar a hacer ruidos debido al hambre.

—¡Yunho, quiero comer! —se quejó pataleando y cruzándose de brazos negándose a seguir escribiendo—. Mi pancita necesita alimento, no me puedo concentrar así.

—Chan, acaba tu parte —le acercó las hojas pero el menor se negó—. ¡Chan, vamos a reprobar por tu culpa!

—¡Eres malo! ¡Quiero comer!

—Oigan callense, estamos en la biblioteca —los reprendió Sana pero ninguno iba a parar.

—Chan, termina tu parte del trabajo —Yunho lo miró mal.

—¡Que no quiero!

—¡Chan!

—¡No! —negó repetidas veces con sus labios abultados y sus ojitos cerrados con fuerza.

—¿Chan?

Esta vez la voz que lo llamaba era más suave y Chan supo quien era.

—¡Minnie! —se levantó corriendo hacia su amigo y lo abrazó—. Minnie, sacame de aquí. Yunho es malo.

—¿Por qué no haces tu tarea en casa? —lo regañó Minho mientras le apretaba, no tan fuerte, las mejillas con ambas manos y Chan se quejaba.

—Quería jugar contigo —hizo un puchero.

—Podemos jugar cuando termines.

Minho le dio un golpecito en la nariz y lo llevó de nuevo a la silla para que tomara asiento.

—¿Y si nos traes algo de la cafetería? —preguntó Sana a Minho juntando las palmas de sus manos en señal de súplica.

Chan y Yunho también lo miraron. Los tres tenían sus esperanzas en Minho pero estas se vinieron abajo cuando lo vieron negar.

—Es tarde, ya no me darán nada y menos para tres personas—respondió y se limitó a hojear el trabajo que estaban realizando.

Los tres soltaron suspiros decepcionados y cada uno volvió a tomar hojas y libros.

Minho tomó la mano de Chan lo cual lo tomó por sorpresa. Cuando el menor se giró a verlo notó como Minho colocaba en su mano un pequeño paquete con una mitad de sándwich.

—Me dio hambre en el camino así que me comí la mitad —dijo Minho en tono bajito.

Chan tardó unos segundos en tomar el sándwich y colocarlo sobre sus piernas. Una sonrisa se asomó en su rostro y lo miró.

Minho había ido solo a llevarle el almuerzo.

—Gracias, Minnie —le sonrió de una forma tan bonita como solo Chan sabía hacerlo.

Minho pensó que en toda su vida no había visto algo más tierno y que no había otro niño más dulce que Chan.

—Come antes de que acabe el receso. Te ayudaré con esto.

Minho tomó las hojas en sus manos y comenzó a escribir lo que Chan había subrayado en el libro. El pequeño se apoyó en él y entrelazó su manita con la de Minho mientras con la otra tomaba pequeñas porciones del sándwich.

Chan estaba feliz. Nada lo hacía sentir mejor que darse cuenta que le importaba a Minho tanto como le importaba a él.

Y eso lo hacía sentir especial.