Sweet ❀ Minchan

❀ : 27

Minho estaba nervioso.

Aunque "nervioso" no le hacía justicia a lo que sentía justo en ese momento.

Habían pasado algunos días desde que escuchó a Chan preguntarle si aceptaría casarse con él y aunque su respuesta fue "sí" y Chan estaba bastante feliz con eso, Minho sentía que aún podía hacer algo más, algo que haría que Chan se sintiera aún más especial.

—¿Qué te parece este? —preguntó su madre señalando un bonito anillo de color dorado. Minho negó.

Minho creía que era un anillo bonito, pero sin duda, Chan se merecía algo aún más bonito. Algo totalmente hermoso.

La madre de Minho le regaló una sonrisa y siguió observando cuidadosamente. Ese era un paso tan importante en la vida de su hijo, así que, el hecho de que los hubiese llamado para pedir su ayuda le hizo sentir a ella y al padre de Minho que, incluso si Minho había partido de casa y había mostrado ser suficientemente independiente desde pequeño, había una parte de él que aún necesitaba de ellos.

—¿Y este que te parece? —preguntó el señor Lee señalando un anillo en la vitrina.

Cuando Minho lo miró su atención fue capturada al instante, pues sin dudarlo mucho se acercó. No pasó mucho tiempo antes de que Minho pidiera a la mujer en la tienda que le mostrara aquel anillo y estaba interesado en tener un par.

—¿Ya sabes cuándo dárselo? —preguntó la madre de Minho acercándose a él con una sonrisa en su rostro.

Minho negó suavemente y miró sus manos. ¿Cómo se sabía cuál era el momento indicado? ¿O que debía preparar para que todo fuera especial?

Casi como si su padre pudiese leerle la mente y se diera cuenta de aquello que le atormentaba, colocó una mano en el hombro de Minho y sonrió.

—El momento en que decidas decirle será especial. Estoy seguro que Chan estará muy feliz.

Aquello logró hacer que Minho se relajara y después de pagar por el par de anillos salió de aquella joyería en compañía de sus padres.

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Minho apagó el televisor y colocó el control en el mueble al lado de la cama.

Chan entró a la habitación, recién bañado, sus ojos se encontraron con los de Minho y un brillo característico en ellos apareció. Corrió hasta la cama subiéndose en esta buscando el cuerpo de Minho, se acurrucó a su lado sintiendo los brazos de Minho rodearle el cuerpo.

—¿Cómo te fue hoy, amor? —preguntó Minho sintiendo los labios de Chan sobre su piel dando suaves y cortos besos desde su barbilla hasta su frente.

—Me aburrí mucho —respondió—. Tengo algunos proyectos pendientes, así que mañana tengo que salir.

Chan hizo un gesto de disgusto y se aferró en un abrazo a Minho.

Minho conocía bien a su novio, lo suficiente para saber lo mucho que a Chan le estaba costando no tener suficiente tiempo libre para hacer cosas juntos, pues a pesar de vivir juntos había tareas, trabajos en equipo o cualquier otra actividad que requiriera de su tiempo.