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—Entonces... ¿Son novios?

Chan asintió mirando a las dos mujeres frente a él las cuales se miraron por un periodo corto de tiempo para después correr hacia el pequeño para abrazarlo mientras Ellie gritaba emocionada.

—Cuentanos como fue, que te dijo, todo todo.

Chan se rió levemente siguiendo a su madre y a su hermana hasta la sala donde el pequeño se sentó en uno de los sofás individuales y su madre y hermana frente a él.

—Me escribió esta cartita —les mostró el pequeño sobre y cuando su madre extendió una mano con curiosidad al querer leer lo que decía Chan negó—. Minnie la escribió para mí.

—Ay vamos Chan, no sabrá que la leímos —comento Ellie riéndose.

—Pero él no le dice esto a los demás, él me lo confía a mí porque le gusto —guardó el sobre en la bolsa que contenía sus regalos—. Por favor no la lean.

Las miró y ambas asintieron. Chan normalmente nunca hablaba con tanta seriedad de algo, pero eso lo requería. Minho era muy tímido y Chan no quería traicionarlo de esa manera dejando que alguien más leyera lo que había escrito porque aún no podía decirlo en voz alta.

—Me dio este brazalete —sonrió mostrando su mano—. Y flores las cuales pondré en agua y cuando se sequen entonces las guardaré.

Ambas asintieron nuevamente observando como el más chiquito les mostraba todos sus regalos con emoción y finalmente cuando dejó todo de lado le vieron sonreír ampliamente con ilusión.

—Me dijo que le gusto —comentó al momento que sus mejillas se tornaban rojizas. Guardó silencio.

En realidad tanto la mamá de Chan como su hermana sabían lo que venía cuando el menor se quedaba callado por unos segundos.

—¡Y me preguntó si quería ser su novio y yo le dije que si! —gritó levantándose en el sofá y comenzando a saltar—. ¡Somos novios! ¡Somos novios!

Chan estaba más que emocionado, nada hasta ese día había logrado hacerle tan feliz y cabe mencionar que Chan era el niño que con cualquier pequeño acto o regalo hacías feliz.

—Mamá, quiero casarme con él —soltó sin  problema alguno.

La señora Bang abrió los ojos con sorpresa sosteniendo el vaso de agua en sus manos mientras su hija le daba ligeros golpecitos en la espalda en busca de que dejara de toser. Chan las miró sonriendo con inocencia.

—Cariño —la mujer por fin había logrado hablar—. Eres muy pequeño aún, normalmente las personas se casan cuando son mayores y eso.

—Si, lo sé —Chan sonaba seguro de si mismo y alegre—. Cuando seamos mayores quiero casarme con Minho.

Su madre le sonrió y lo tomó en brazos sentandolo junto a ellas.

—Está bien, cuando sean mayores podrán casarse.

Chan sonrió aún más con sus ojitos brillando. Podía ser pequeño pero él realmente se imaginaba toda una vida con Minho.

[..♡..]

—¿Papá?

Minho dio dos golpes a la puerta antes de que su padre levantara la vista y le indicara con una señal que podía pasar. El pequeño ingresó a la oficina de su padre tomando asiento en una de las sillas que se encontraban ahí para estar de frente a su padre quien ahora tecleaba algo en la computadora.

—¿Estás muy ocupado? —preguntó mirándolo, el hombre apartó la mirada de la pantalla por unos segundos.

—Ahora no —sonrió dejando de lado el aparato y mirando a su hijo—. Dime ¿sucede algo?

Últimamente Minho acudía más seguido a él preguntándole muchas cosas y pidiendo consejos indirectamente. Después de casi no cruzar palabras su relación como padre e hijo iba mejorando poco a poco y tanto el señor Lee como Minho estaban felices con ello.

—Bueno... yo... le-le dije... —Minho guardó silencio. Le costaba decirlo más de lo que había pensado mientras practicaba en el camino.

Miró a su padre quien esperaba pacientemente a que encontrara las palabras adecuadas o la forma más sencilla de decirlo.

—¿Recuerdas que te pregunte sobre cómo le dijiste a mamá que fuera tu novia? —suspiró recargandose en el respaldo de la silla.

—Si y te reíste —le recordó a lo que Minho frunció el ceño.

¿Quién se declara en medio de clase de química?

—Bueno, hice algo parecido —comentó bajito.

—¿Cómo dijiste? —el señor Lee ladeó la cabeza y se acercó un poco.

—Yo le dije a Chan.

Su padre lo miró cuestionandose si su capacidad auditiva había comenzado a fallar o su hijo realmente tenía la capacidad de hablar a un volumen sumamente bajo.

—Minho, no te entiendo.

—¡Le pedí a Chan que sea mi novio!

El señor Lee levantó ambas cejas y Minho miró a otro lado con un gesto de notoria molestia en su rostro, a pesar de no estar molesto sino avergonzado.

—¿Cómo se lo dijiste? ¿También en clase? —bromeó y su hijo le miró con disgusto.

—No. Solo le dije —respondió—. L-Le di una flor.

—Que romántico —sonrió mirándolo.

Minho giró su cabeza para no tener que mirarlo justo cuando el calor comenzaba a subir por sus mejillas. Escuchó la risa de su padre, una risa sincera y alegre.

—Felicidades hijo —se levantó y caminó hacia la silla donde descansaba el menor—. Cuídalo así como espero que él lo haga contigo.

El pequeño asintió sonriendo levemente, realmente era novio de Chan.

—Papá —lo llamó y una vez más el hombre le miró—. ¿Cómo hago para que Chan y yo no nos separemos?

El señor Lee levantó ambas cejas. En un principio hubiera creído que era una pregunta irónica, es decir, él estaba por divorciarse de su esposa. Sin embargo, el tono de Minho era puramente inocente, no había ni ironía ni maldad en su pregunta.

—Bueno, uhm —se recargó en el escritorio apoyándose en sus brazos—. Creo que la confianza, seguir mostrando interés aún si han pasado años y demostrar amor entre ustedes estará más que bien.

Minho asintió sonriendole.

—Gracias papá.

El señor Lee asintió sonriendo y Minho pensó en que la próxima vez que viera a Chan le diría algo bonito incluso si tenía que repasarlo una y otra vez antes de decirlo.

Sweet ❀ MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora