Capítulo 6: impulsos y sorpresas

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Después de haberme levantado y asearme como de costumbre, opté por tomar un libro un poco viejo y desgastado. Las hojas de este, estarían en perfecto estado si no fuese sido por el café que derrame sobre el hace unas semanas atrás. Comencé a pasar las delgadas páginas que este contenía, y me detuve en cuanto me percaté que estaba justo donde lo había dejado la última vez que lo leí. Deje el libro abierto en la cama mientras me colocaba en posición de indio, apoye mis codos en las rodillas para así, poder sostener mi cara cómodamente con mis manos y, poder leer con tranquilidad.

El sonido que la puerta hace cuando la tocan, hizo que despegara los ojos del libro que había comenzado a leer tan a gusto. Volteé a dirección donde provino el ruido mientras preguntaba quien se encontraba detrás de la puerta.

—Tu fortachon.

—Está abierto Dorian, adelante.

De inmediato, observe como la puerta se abría para darle paso a Dorian, quien entraba a la habitación con una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos emanaba alegría transmitiendome toda su positividad, sin necesidad de decir una sola palabra.

Mi amigo, camino hasta donde me encontraba para darme un tierno beso en la mejilla como saludo, y sin ser descortés, aprecie y devolví el gesto.

Dorian tomó asiento en el lado izquierdo de la cama.

—¿Cómo te sientes? —pregunté.

Cerré el libro que iba leer y lo eché a un lado para prestarle mas atención a Dorian. Volteé mi cara para verlo mejor y este, también hizo lo mismo. Su sonrisa aun se mantenía, solo que esta vez no parecía tan sincera como cuando entró a la habitación.

—Debería de estar mejor —alzó sus cejas y sus labios se fruncieron, tratando de restarle importancia a su estado de salud.

—¿Cómo que debería?

—Pues, la bala que tenía en el pecho casi toca el corazón y, es algo delicado según los Exeres, el tratamiento para que todo fluya con éxito es algo tedioso. Debo de seguir una lista de requisitos diarios —bufó mientras se llevaba una mano a su cabello para despeinarlo, subió y bajó sus hombros para restarle importancia al asunto —. Ayer no debí de estar en los entrenamientos, pero como Sarb tuvo que salir de la Zona A, aproveché el momento. No quería quedarme en mi habitación como una persona inservible.

Abrí mis ojos con preocupación. Saber que Dorian no estaba en buen estado —aunque demostrara lo contrario—, no me tranquilizaba tanto que digamos.

—¡Estás loco!, ¿por qué no me dijiste qué estabas tan mal? —grité alterada.

Dorian solamente se dignó a sonreír, haciendo que la irritación creciera mas en mi.

—Porque no quería preocuparte lo suficiente como para que me gritaras como una loca —sonrió aun más —. Justo como lo estás haciendo ahora.

—¡Júrame que harás todo lo que los Exeres te digan para que te mejores! —ignoré el comentario de Dorian.

El condenado, comenzó a reírse a carcajadas, como si le hubiesen contado el mejor chiste del mundo. Sentí que no estaba entendiendo nada por la actitud de Dorian. Se supone que aun se encuentra algo vulnerable ¿Y él lo toma cómo si fuese un chiste?

Me crucé de brazos tratando de contener las ganas que tenía de abofetearlo.

—Vale, vale. Solo no me vayas a matar —al terminar su comentario, puso sus dos manos en su cara y comezón a frotarsela —. Aún tengo algo de sueño.

—¿Por qué? ¿No pudiste dormir bien anoche? —pregunté preocupada.

Dorian siempre a sido muy respetuoso y responsable con el horario del GIDN, y me intriga saber qué fue lo que causó que él se acostara tan tarde como para tener sueño a las diez y media de la mañana. Las actividades de un guardián comienzan después del medio día, siempre y cuando no tengamos una planificación importante para una misión, que de hecho se realizan mas temprano de lo habitual.

Cristal (entre dioses) Pgp2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora