➳ Capítulo 13.

1K 137 31
                                    

Esto es sólo una adaptación, todos los créditos a su respectiva autora (@Bridtney)

— ¿Entonces puedes venir? —Asentí estúpidamente repetidas veces, por supuesto que puedo ir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Entonces puedes venir? —Asentí estúpidamente repetidas veces, por supuesto que puedo ir.— ¿Momo?

— Oh, lo siento, sí, sí puedo. —Qué imbécil, estábamos por teléfono, ella no podía verme. Idiota, idiota, idiota.

— Vale... Tengo que hablar de algo contigo cuando estés aquí.

— ¿Es algo malo?

— Hablaremos de eso cuando llegues.

— De acuerdo...

— Bien, nos vemos después, Moguri.

— Adiós, Tofito... —Y colgó.

Dahyun me había dicho que si podía ir hoy a casa de Jabón, que tenía que hablar algo importante con ella, pero hoy había amenaza de tormenta y... No sé si me darían permiso. Aún no le había contado nada a mis padres, ni Tzuyu. Sólo Mina lo sabía y había guardado muy bien el secreto.

Hoy era domingo, el cielo estaba un poco nublado, esperaba que más tarde se pusiera soleado y no tuviera problemas para salir. Me levanté de la cama y fui a buscar una chaqueta en mi armario, hacía un poco de frío y no quería congelarme las pelotas. Literal.

— ¿Saldrás con ella otra vez? —Preguntó Tzuyu desde la cama, con un libro en la mano y expresión seria.

— Sí... ¿Por qué?

— Por nada. —Después de eso volvió a su lectura.

— ¿Pasa algo, Chewy?

— No. —Estaba hablándome muy duro y no entendía porqué. Ella no era así. No conmigo.

— Bueno... Entonces supongo que iré. —Me coloqué la chaqueta de cuero café y bajé a la planta baja. Seguro si salía rápido por la puerta mis padres no se enterarían, porque cuando Tzuyu estaba aquí ellos jamás iban a ver qué estaba haciendo. Y Tzuyu no me delataría.

Llegué hasta la puerta con vida, giré lentamente la perilla, hasta que escuché unos pasos detrás. Mierda.

— ¿A dónde crees que vas?

— Ahmmm... Tengo que ir a casa de Mina.

— ¿Y con permiso de quién? —Mi madre se cruzó de brazos.

— Mamá, tengo que hacer un trabajo... Es de la escuela.

— ¿Y no me podías avisar?

— Lo siento es que... Tenía prisa. —Mi mamá vaciló un momento, caminó hasta mi, me tomó la cabeza con ambas manos y me dio un beso en la frente.

— Sé que estás creciendo, mi niña, pero me preocupo por ti, ¿de acuerdo? Al menos avísame cuando vayas a salir. —Asentí con un poco de vergüenza, por mentirle y porque tenía razón. Me dio un abrazo que correspondí con cariño y finalmente salí de la casa.

Privilegios Ilegales ➳ Dahmo (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora