Tus colores brillantes

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Isabella se encontraba sentada de frente a Violet, con la mano de la joven rubia en su boca tocando delicadamente sus labios. Aquellos dedos fríos de metal hacían estremecer el cuerpo de Isabella por el frío.
— Quisiera que puedas sentir mis labios pero... — dijo la chica morocha sin darse cuenta.
— Señorita aunque no pueda sentir a través de estas prótesis... Creo entender sus intenciones.
Isabella se sintió nerviosa por un instante al escuchar esto pero prefirió seguir adelante. Paseaba los dedos fríos de Violet a cada lado de sus labios, momentos después ya no pudo aguantar el deseo de lamerlos y comenzó a hacerlo, era una sensación extraña. Violet se limitaba a mirarla ya que no podía sentir a través de su prótesis. Isabella comenzó a recorrer con sus labios su mano y su brazo hasta llegar al final del metal, y allí llegó a la piel de Violet, quien al primer contacto emitió por primera vez un leve sonido.
— ¡Ah...! — se la escuchó en el silencio de la habitación.
Isabella levantó la mirada y la puso ver levemente sonrojada desviando un poco sus ojos. Era la primera vez que escuchaba un sonido así provenir de ella, por lo que entusiasmada se decidió a seguir. Llegó hasta los hombros de la delicada figura blanca de Violet, con el corazón palpitando fuerte abrió un poco más su boca y la mordió con suavidad, Violet jadeaba un poco aunque trataba de ocultarlo y controlar su respiración.
Violet tenía un delicado pijama que cubría desde el inicio de su pecho por lo que sus hombros se encontraban expuestos, y por lo que la prenda fácilmente podía ser corrida hacía abajo, cosa que Isabella obviamente aprovechó, y mientas seguía mordiendo delicadamente los hombros de Violet con una de sus manos había comenzado a acariciar sus pechos por encima de la ropa.
De a poco fue subiendo la intensidad del jadeo de Violet, lo que hizo que Isabella también suba la intensidad de sus caricias, subió con la boca desde sus hombros hasta su cuello, por dónde fue besando y mordiendo siempre con delicadeza. Y cuando llegó a sus labios dudó unos instantes pero al ver los ojos azules de Violet llenos de placer se decidió a besarla, fue un beso que al principio comenzó siendo suave pero enseguida se convirtió en apasionado debido a que los jadeos de Violet excitaban demasiado a Isabella, quien ya no podía controlar del todo sus movimientos para que sean delicados.  Aquel beso terminó de despejar las dudas que habían en la cabeza de la joven aristócrata.
— Violet — dijo temblando. — voy a hacerte el amor.
— S-señorita... — Violet trataba de contener su respiración agitada.
En ese momento Isabella bajó por completo la parte de arriba del pijama de violet, dejando sus pechos blancos expuestos. Se acercó a ellos sin hacer nada unos instantes, solo observandolos y apreciando el hermoso color rosa de sus pezones.
— ¿Hay algo mal con mí cuerpo señorita? — preguntó la muchacha rubia preocupada.
— ¿Eh? Ah... No, es solo qué... No aguanto más Violet, permiso. — dijo nerviosa y comenzó a besar con cuidado los pechos de la otra chica.
Violet mordió sus labios, mientas mas intenso lo hacía Isabella ella menos podía aguantar su respiración, por lo que cuando comenzó a morderlos ella se aferró fuertemente a Isabella tomándola de su cabeza. La chica morocha pudo sentir como esos fríos dedos de entrelazaban con su cabello, y así siguió ocupándose de los pechos de Violet, intercalando entre uno y otro con sus manos y su boca.
Al cabo de un rato largo se incorporó y miró a la ex militar a los ojos.
— ¿Te gustaría acostarte? Para estar más... Relajada. — le dijo con ternura.
— ¿Es eso lo recomendable en estás situaciones? — preguntó inocente.
— Por supuesto que sí. — respondió Isabella con una sonrisa burlona. — Violet Evergarden, es una orden, recuestate y tan solo dedícate a disfrutar.
— Entendido. — respondió ella y con cuidado se acostó luego de sacarse la parte de arriba de su pijama el cual la estaba incomodando.
Isabella posó sus labios bajo los pechos de Violet y comenzó a recorrer con cuidado toda su zona abdominal, retiró con cuidado la parte de abajo de su pijama procurando ser lo más suave posible, y mientras la prenda recorría las piernas delicadas de Violet ella las fue apreciando con su mirada. Al retirarlo completamente volvió a su vientre y separó lentamente sus piernas, cuando hubo dejado el espacio suficiente para poder asomar su cabeza se acercó con sumo cuidado a su cuerpo y besó con delicadeza los labios de Violet, quien volvió a dejar escapar un gemido el cual no pudo evitar.
Era la primera vez de ambas chicas por lo que la ansiedad se apoderaba de ellas, más aún de Isabella quien estaba controlando toda la situación. Siguió besando con cariño el vientre de Violet, enredando su lengua entre los pliegues de su sexo, era la primera vez que hacía eso pero lo único en lo que podía pensar era en darle el mayor placer posible a su compañera de cuarto.
Siguió jugando con Violet, experimentando cada movimiento que su imaginación podía pensar. En un momento la muchacha rubia sin entender las sensaciones de su cuerpo ni poder contenerse comenzó a sentir como unas cosquillas y calor subían desde la zona donde se encontraba Isabella, una sensación extraña que fue erizando cada uno de sus poros y aflojando cada centímetro de su cuerpo, su mente quedó en blanco y dejó escapar su voz fuertemente como si su vida estuviese en juego, no pudo evitar retorcerse sobre si misma y unas tibias lágrimas asomaron de sus ojos, las cuales recorrieron sus mejillas mientras recuperaba el aliento.
— Violet... ¿Acaso tu...? ¿Acabas de tener un orgasmo? — preguntó Isabella.
— N- no entiendo su pregunta... Discúlpame pero no conozco ese término... — respondió respirando con dificultad.
— Ya veo... — dijo la joven aristócrata sonrojada. — entonces, déjame que grabe en tu piel el significado de esa palabra.

 — entonces, déjame que grabe en tu piel el significado de esa palabra

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Quiero ser tu princesa (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora