Tarde de lluvia

2K 195 26
                                    

Violet se encontraba confundida y agitada, se alejó lentamente de Isabella quien aún la observaba un poco sonrojada. En cuanto la joven princesa se reincorporó al notar la incomodidad de Violet, ésta aprovechó para pararse y marcharse al baño. Isabella se comenzó a sentir sumamente apesadumbrada y culpable en ese momento, por lo que se acercó a la puerta que se encontraba cerrada con Violet al otro lado.

— Violet... Violet... Lo lamento si te hice sentir mal...

Pero no hubo respuesta, pasaron varios minutos de puro silencio dónde Isabella continuó esperando sin que Violet diera señales, por lo que prefirió retirarse de allí.
Al notar que se encontraba sola la joven rubia salió silenciosamente del baño, miró a su alrededor, el cuarto de ambas era un lugar bastante acogedor, muebles de madera bien lustrada, una ventana que daba a un patio bellamente lleno de flores. Violet se sentó un poco nerviosa aún en la cama y apretó las sábanas con sus manos metálicas. Y allí se quedó, mirando por la ventana mientras pasaban las horas.

Comenzó a caer la noche y unas nubes oscuras cubrieron el cielo, al cabo de unos minutos comenzó a llover y Violet se acercó a la ventana para ver caer las gotas sobre las plantas. En ese momento bajó la mirada hacia el patio y su sorpresa no fue menor al notar que entre las plantas bajo la lluvia se encontraba una figura, abrió la ventana para ver mejor quien era, y pudo notar que era su compañera Isabella. En ese instante cerró rápidamente y corrió hacía el piso de abajo para llegar al patio, a esa hora no habían muchas alumnas en los pasillos ya que las clases terminaban antes de caer el sol.
Violet corrió rápidamente y llegó en cuestión de pocos minutos dónde se encontraba Isabella. Pero antes de llegar se frenó en seco, se detuvo en el marco la puerta del patio y la observó un minuto, estaba bajo la lluviancon su cabello castaño oscuro suelto y sus anteojos en la mano, con un vestido simple y fino color crema hasta las rodillas. Violet se llevó la mano al pecho y sintiendo una presión extraña gritó.

— ¡Señorita Isabella!

En ese instante la princesa se dió vuelta sorprendida y se quedó atónita ante la escena.
Violet caminaba lentamente hacía ella con la mirada baja, la lluvia iba empapando su deshabille rosa claro.

— Señorita Isabella... ¿Que hace? Se puede enfermar, le pido q--
— ¡Mira quién lo dice! — exclamó Isabella. — me lo dice alguien que está haciendo lo mismo exactamente.
— Lo que me pase a mí no tiene importancia pero usted... — Violet se quedó en silencio.
— ¿Que no tiene importancia? ¿Para quien no tiene importancia? — la mirada de Isabella cambió y su rostro mostró una expresión de enojo.
Violet la miró pero no pudo decir nada, solo insistió mientras Isabella hacía oídos sordos, en ese instante se oyó un fuerte trueno y se levantó un gran viento. La princesa comenzó a caminar más rápidamente hacía un pequeño edificio que había a un costado del parque mientras Violet la seguía con la vista.
— Isabella... ¿Donde va? — trató de decirle pero el viento no dejaba que su voz se oiga.

Violet siguió rápidamente a su compañera quien entró a ese lugar tras forcejear un poco con la puerta, Violet no llegaba a distinguir con la lluvia y el viento de que lugar se trataba pero la siguió de todas formas.

Estaba oscuro, Violet caminó un poco a tientas y la luz de un rayo le hizo entender en que lugar se encontraban. Era el vivero de la escuela. Apenas podía distinguir algo con la luz tenue y algún rayo ocasional, en uno de esos destellos pudo visualizar a Isabella quien se encontraba tocando con cuidado unas rosas.
— Señorita Isabella debemos volver al cuarto, éste lugar no es seguro.
— No, me voy a quedar aquí. — dijo Isabella sin mirarla.
Violet insistió 2 veces más en vano. Al cabo de unas horas ya era completamente de noche y seguían allí, con muy poca luz y los rayos que caían y sonaban haciendo eco en aquel lugar. Ya había bajado la temperatura y ambas comenzaron a notar el frío por haber estado bajo la lluvia con tan poco abrigo.
Isabella se encontraba sentada en posición fetal cerca de las rosas y Violet unos metros más lejos trataba de encontrar allí algo que les sirva de abrigo en vano. Se acercó a Isabella quien se notaba que estaba sufriendo el frío.
— Mí entrenamiento me permite soportar mejor las temperaturas bajas pero usted...
— ¡Ya lo sé! — exclamó Isabella en la oscuridad. — por supuesto que lo sé, dijo encogiéndose de hombros.
— No encontré nada en éste lugar que pueda servir de abrigo. Así que solo puedo hacer ésto.
Violet se sentó de rodillas delante de Isabella y la envolvió en sus brazos. La joven aristócrata lentamente levantó los suyos llevándolos hacía Violet y con sus dedos temblando de frío también la abrazó. En ese momento Violet apoyó su cabeza en la de Isabella y le dijo:
— Lo que usted me hizo... — le tomó unos instantes terminar la frase — no me pareció desagradable, ni incómodo ni...
Violet se quedó en silencio, Isabella corrió delicadamente su cabeza para ver desde abajo los ojos celestes de Violet mirarla fijamente.
— Violet ¿Tienes mucho... frío?
— Estoy bien... ¿Por qué lo dice?
— Lo noto en tus pechos... — dijo Isabella sonrojada.
— ¿Como dice? No la comprendo. — Violet no lograba entender a qué se refería.
— Es que... Tus pezones...
Isabella no pudo contenerse más y tocó uno de ellos con dos su dedo gordo e índice apretándolo muy levemente. Violet dejó salir un pequeño sonido y en ese momento Isabella sintió cómo si algo se apoderara cada vez más de su mente y su cuerpo.

Quiero ser tu princesa (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora