Entre rosas y jazmines

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Violet posó su mano sobre la mejilla de Isabella, quien se encontraba tiritando de frío pero comenzaba a sentir un gran calor brotar desde su interior. Su respiración era cada vez más agitada y Violet lo había notado.
— Señorita... Temo que su salud se vea afectada por ésta situación.

Isabella sintió cómo con sus metálicas manos tomaba un poco de su cabello y trataba de acomodarlo sobre sus hombros para cubrir su cuello del frío. En ése momento tomó ambas manos de Violet con las suyas y apoyó su cabeza contra el pecho de la joven rubia, quien era unos centímetros más alta, por lo cual encajaba perfectamente.
— Discúlpeme, no puedo sentir el calor de sus manos señorita. — dijo Violet en voz baja.
Isabella las apretó más aún.
— Le pido nuevamente disculpas, tampoco puedo sentir eso.
— Entonces... — Isabella sintió fuertes latidos en su pecho. — entonces debería hacer algo que puedas sentir, algo... Algo que recuerdes para siempre.
— ¿Algo que recuerde para siempre? — Violet miró inocentemente a Isabella sin imaginar que podría ser.
— Bueno, tus piernas por ejemplo...
Isabella bajó hacía las piernas de Violet lentamente con unas de sus manos hasta su muslo.
— Sus manos están frías. — dijo Violet.
— B-bueno... Es que hace frío... No me queda más opción que tratar de... Calentarnos.
— Comprendo. Espero poder cooperar. — Violet miró con seriedad a Isabella quien rió levemente.
Bajó su otra mano al otro muslo de Violet y comenzó a acariciarlos y apretarlos un poco, Violet se sonrojó un poco y al ver ésto Isabella subió un poco más con sus manos, no quería tocar directamente a Violet pero deseaba ver su reacción de a poco. Fue acercándose a su vientre sin llegar a él, siguió de largo y acarició con cuidado su panza, su bajo busto, hasta llegar a sus pechos, primero posó sus manos completas despacio y pudo ver una pequeña mueca dibujarse en el rostro calmado de Violet, con sus dedos formó círculos al rededor de ellos hasta llegar yendo en espiral hacia sus pezones. Los apretó levemente y Violet dejó escapar un pequeño sonido que quedó silenciado por un trueno que iluminó su rostro sonrojado. Isabella quedó maravillada por aquella expresión y sin dejar de tocar ambos pechos acercó sus labios a los de Violet con delicadeza hasta llegar a ellos, Violet quedó inmóvil durante un instante hasta que Isabella los apartó unos milímetros para volver entonces a besarla cada vez más apasionadamente. Violet no sabía que hacer, solo de dejó llevar por los movimientos de Isabella.
— ¿Acaso ésta es la primera vez que te...? — Isabella le preguntó apartándose apenas unos centímetros de ella.
— Si se refiere al acto de besar, si. — Violet respondió bajando la mirada.
Los ojos de Isabella se iluminaron y la volvió a besar fogosamente mientras tocaba ya sin delicadeza sus pechos, Violet comenzó a jadear un poco.
Al cabo de unos minutos la joven aristócrata había empezado a descender desde su boca hacia su cuello, sus pechos, su panza, hasta llegar a su vientre y allí se posó, recostó un poco a la rubia levantando ambas piernas de Violet y posandolas desde sus hombros hacia su espalda.
Pudo sentir el cuerpo de Violet estremecerse y retorcerse al alcanzar el clímax.

¿Que más debería hacer? Rayos...

Isabella se sintió llena de ansiedad y nervios. Era su primera vez y nunca había pensado ni hablado con nadie de hacer algo así, sobretodo con otra chica. Trató de pensar en la situación con un muchacho, pero no era lo mismo claramente. Levantó el vestido de Violet y quitó su ropa interior, dejándola solo con el vestido tapando su vientre, ella hizo lo mismo y trató de acomodar su cuerpo con el de la otra chica, ubicando una de sus piernas por debajo de la de Violet y la otra por encima, y sosteniéndola un poco con su fuerza, Violet la miraba sin comprender que trataba de hacer. En ese momento Isabella trató milimétricamente de rosar su sexo con el de ella, luego de unos segundos llenos de ansiedad y nervios logró que ambas coincidieran y en ese instante pudo ver la reacción en el rostro de Violet también, en ese momento y procurando no moverse de ese ángulo comenzó con esfuerzo a tratar de embestirla suavemente para hacer el roce cada vez más intenso, pudo sentir en ese momento como Violet entre gemidos cada vez más descontrolados la abrazó fuertemente aferrándose a ella y apretando aún más sus cuerpos, Isabella la sostuvo con firmeza sintiendo que en cualquier momento iba a caer rendida sin energía, pero aún así el deseo de hacer sentir bien a Violet era más fuerte.
— Hagamos ésto juntas — dijo Isabella al oído de Violet en voz baja.
Y siguió embistiendola prestando suma atención para poder llegar ambas al clímax juntas, no pasó mucho tiempo hasta que así fue, y en ese momento Violet dejó salir un gran suspiro y posó su cuerpo en el de Isabella tratando de recuperar su aliento. Se sentía hirviendo, solo sus metálicos brazos se sentían fríos. Isabella también se sentía llena de calor y relación. Unos minutos más tarde pudieron sentir que el viento y la lluvia habían amainando.
— Señorita... Deberíamos aprovechar éste momento para volver al cuarto, sino pueden llegar a encontrarnos. — dijo Violet aún un poco agitada.
— Si... No es buena idea estar aquí con éste frío tampoco.
Ambas se levantaron de allí y se dispusieron a caminar hacia su cuarto, Isabella notó en un instante que Violet no estaba a su lado y cuando volvió su mirada hacia atrás la vió yendo hacía ella tratando de alcanzarla, llevaba algo en la mano.
— Oye, ¿Que es eso? No puedo ver bien con esta luz y sin anteojos... — dijo Isabella curiosa.
Violet no respondió pero puso aquello en el cabello de Isabella, era una rosa roja. La joven morocha se sintió conmovida y tomó a Violet de la mano.
— Vamos al cuarto, hay que bañarnos antes que nos lleguemos a enfermar.
Llegaron hasta el pie de las escaleras que daban al piso del cuarto.
— Señorita Isabella... Gracias por hacerme experimentar esas sensaciones tan agradables en el cuerpo. — dijo Violet haciendo una especie de reverencia.
— S-si lo dices así se siente raro... — dijo Isabella tapándose el rostro.
— Por favor, déjeme devolverle el gesto. — dijo subiendo las escaleras y mirando a su compañera.
— ¿De que estás hablando? Yo no--
— No, definitivamente debo corresponder su gran amabilidad.
Violet caminó hasta la puerta del cuarto y la abrió mientras miraba a Isabella y le hacía un gesto para que entre.

Quiero ser tu princesa (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora