Capítulo 6: Blue Vodka (Interludio)

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   —¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! —gritaban todos al unísono mientras Abel bebía de lo último que estaba en la segunda botella de vodka.

   Mientras el sonido de la música urbana llenaba el ambiente, Abel tomó otro pequeño vaso con un líquido azul que le dio una chica de piel blanca, cabello castaño muy lacio y rostro juguetón.
   Él lo aceptó y giró por inercia para agradecer, sin embargo, la chica le plantó un beso en la boca muy corto que hizo al chico dar un paso atrás. No era ella.
   Por un corto período de tiempo, vio a Blanca de pie frente a él, sin embargo, en cuestión de segundos, la otra chica volvió y tomó otro vaso para luego irse al centro de la sala. Olvidando que besó a Abel.

   —Nunca vamos a ser así de jóvenes como en éste momento! —gritó un chico de piel blanca, cabello corto y lentes de nerd mientras bebía de su vaso.

   Su compañero, (un chico de complexión atlética, cabello ondulado y labios extrañamente gruesos) le concedió la razón con un movimiento de cabeza.
   Abel pasó a su lado y luego chocó con el alma de la fiesta; Santiago Álvarez.

   —¡Hermano! —exclamó Santiago al mismo tiempo que jalaba a una chica en sus caderas— ¡Tengo a "La Mística" en mi mochila! ¡¿Gustas?!

   Abel sonrió, asintió y luego se sentó en el sillón mientras una chica rolliza y de buen cuerpo bailaba eróticamente frente a él con su uniforme del bachillerato.
   El chico sacó su móvil y observó la fotografía recién guardada de Blanca.
   ¿Qué era ese sentimiento? ¿Por qué sentía tanto por alguien que sólo conocía por tan insignificantes y tontas llamadas que se manifestaban por mero aburrimiento?, a menos...
   A menos que no fueran insignificantes,  menos que no fuera aburrimiento, a menos que estuviera sintiendo algo de verdad por ella, algo real y...
   La chica blanca que anteriormente le había dado el vaso se tropezó con él y cayó en su entrepierna.
   Mafer, como Abel la conocía, sonrió y lo abrazó.
   Era evidente su avanzado estado de ebriedad. Ella le dio de su vaso con vodka puro y volvió a plantarle un beso en la boca que él rechazó en cuánto sintió sus labios.

   —¡No seas aburrido! —exclamó Mafer y se levantó, no sin antes mover sus caderas en la entrepierna del chico.

   Abel observó el escenario, por primera vez no se sentía a gusto ahí.
   Tomó la cajetilla de cigarrillos que Santiago tenía y se la llevó. No habría problemas, Santiago nunca fumaba y siempre que lo hacía, sólo fumaba uno y dejaba la cajetilla por ahí.
   Excentricidad.
   Abel subió hasta la azotea y se mantuvo observando el centro de la ciudad, sin notar que subía otra chica de manera molesta y cansada.
   La chica; de piel blanca, cabello corto en forma de hongo con tinte pelirrojo, ojos claros y estatura pequeña, pero un cuerpo muy llamativo, llegó y se sonrojó totalmente con el sol.
   Abel la observó con el cigarro en los labios y el encendedor en la mano.
   Ella lo observó y luego se acercó.

   —¿Me das uno? —preguntó la chica con una voz dulce que intentaba ser ruda.

   Abel le extendió la cajetilla y ella tomó uno, lo puso en sus labios y acercó la boca para que, caballerosamente, el chico le encendiera el cigarrillo.

   —¿Todo bien? —preguntó Abel dando una bocanada al mismo tiempo que ella.

   —¿Eso importa? —contestó ella de manera fría y observó el centro.

   —Bueno, tienes cara de que estás considerando matar a alguien a golpes. Pensamientos sanos, claro.

   —Ésta fiesta es un asco; la estúpida perra de ojos celestes me quiso besar y parece una puta excusa para venir a cogernos.

   —¿Esperabas una fiesta?, eso es tan infantil. ¡Taaaan coraaaaal!

   —¿No es una fiesta?, veo alcohol, música estúpida y jóvenes pegando sus cuerpos.

   —Ejemplificar; perreo sucio y bellaco.

   —No tiene sentido. No es lo que yo estaba esperando de Santiago.

   Abel la observó; era muy tierna y sexy para ese rosto molesto. Sonrió para darse cuenta de que, si fuera mujer, querría ser igual que ella. Sencillo.

   —Ésta no es una fiesta —aclaró Abel dando otra bocanda—. Es algo conocido como "convivio". Lo sé, fueron muchas "C" para una frase. En fin, hay una gran diferencia entre una fiesta y un "convivio".

   —Dime... —dijo la chica mirando al chico con mucha curiosidad y atención.

   —La fiesta es algo natural —explicó Abel moviendo su cigarro—. Algo que se hace, se planea una fecha, se hace una cooperación, se forma un equipo que decida cómo será todo. Sencillo, ¿verdad?

   La chica asintió y se acercó más a él.

   —El convivio es una especie de plan de última hora —siguió explicando Abel mientras daba otra bocanada—. Algo super casual, que sale de último instante; "Oye, ¿qué tal un convivio en tu casa?" o "Oye, ¿qué te parecen unos tragos coquetos por ahí?". Sencillo, ¿no? La diferencia radica en que uno evoluciona más que otro; convivio a fiesta y fiesta a "una mega peda legendaria sex & bitches pool party goldes smirnoff & bikinis 2.0", ¿capisci?

   La chica empezó a reír y luego se mantuvo observando el rostro de Abel; era apuesto a su manera y tenía un aire único que pasaba tan desapercibido. Fue amor a primera vista. Algo que no era normal.

   —¿Cómo te llamas? —le preguntó.

Éxtasis VersátilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora