La lluvia golpeaba el parabrisas constantemente, obstruyendo la visión durante los segundos que las escobillas del limpiaparabrisas tardaban en arrojar el agua hacia las esquinas del vidrio agrietado. Ajustando sus lentes, Wei Ying intentó mantenerse en su carril. Detrás de si, los autos hacían sonar su claxon, molestos por la escasa velocidad con la que el joven manejaba, pero las llantas viejas de su Jeep, que en sus años mozos había sido 4x4, eran visiblemente volubles al asfalto mojado, ocasionando derrapes cada que Wei Ying intentaba pisar el acelerador.
—Debí quedarme en casa... —
Dejando escapar una bocanada de aire, giró el volante en la desviación continúa. Unas calles adelante, en una sección apartada de la avenida principal, oficinas similares a pequeñas casas pintadas de un tono cremoso formaban una hilera. No eran grandes, pero el jardín que las rodeaba atraía las miradas.
Estacionando su destartalada camioneta dentro del garaje, Wei Ying bajó únicamente su celular y maletín, con el que se protegió hasta llegar a la entrada de su oficina marcada con el número doce.
—Wei Ying, buenos y lluviosos días. Jiang Cheng habló porque quiere almorzar contigo a las once de la mañana. Dice que necesitan discutir el asunto del desalojo. La audiencia del señor Lu es dentro de una hora. Y necesitas recoger las escrituras de ambas propiedades del señor Lu para poder anexarlas en su expediente... Po...
—Buenos días a ti también, Wen Qing. ¿Crees que puedo llegar primero a mi despacho?—Preguntó, ensanchando sus labios en una amable, pero cansada sonrisa.
—¿Cómo es posible que regreses al trabajo con esa cara, cariño?—Preguntó su asistente, señalando con su dedo índice las bolsas que se habían formado debajo de los ojos de Wei Ying.
—¿Tan mal luzco?
—¿Quieres una mentira o una verdad?
—Olvídalo, solo necesito una taza de té para despertar.
Afirmó, sin contestar a su asistente. Aunque ambos se conocían sólo unos pocos años atrás, mantenían una relación de amistad sincera. La relación de trabajo empleador/empleado no les impedía llevarse bien, ambos eran conscientes de que para todo había tiempo y que cuando se trataba de trabajar, no podían distraerse demasiado.
Y aunque confiaba en Wen Qing, no se había atrevido a contarle sobre las constantes llamadas del dueño de las instalaciones que usaban como centro de trabajo, exigiendo el pago de la renta atrasado por un par de días.
Normalmente las personas cuando escuchaban la palabra "abogado" creían que la persona en cuestión, ganaba dinero a montones, pero no siempre era así y Wei Ying era prueba de ello. A sus veintiocho años a penas y había logrado graduarse de la universidad, mientras brincaba de despacho en despacho, aprendiendo de algunos abogados dispuestos a compartir sus conocimientos, hasta que finalmente había decidido abandonar la comodidad de un bufete y abrir el suyo. El inicio fue lo peor. Los pocos ingresos que había obtenido como asistente del abogado titular tuvo que invertirlos para adaptar el local en un digno despacho jurídico. Y aunque su plan nunca fue tener una asistente porque dudaba poder pagar su sueldo, Wen Qing finalmente apareció en su vida para hacerla más sencilla.
Absorto en sus pensamientos, Wei Ying no se percató que la cafetera había terminado su ciclo, hasta que llevó la taza a sus labios y lo único que tocó su lengua fue una bolsa de té instantáneo. Sacudiendo su cabeza, tomó la manija del recipiente y vertió suficiente líquido transparente en la taza, el cual casi de inmediato comenzó a adoptar un color amarillo deslavado.
Faltaba poco menos de una hora para su audiencia, así que apurando el aire, Wei Ying sopló sobre la taza para enfriar un poco su té.
Media hora más tarde, y con su agenda marcada con notas que especificaban sus actividades programada y, organizadas por Qing, el pelinegro abandonó la calidez de su despacho para caminar bajo la lluvia, pero esta vez, bajo la protección de un paraguas.
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El niñero del jefe
FanfictionLan Wangji, rico y atractivo, quiere un niñero para su hijo, pero no cualquiera. Wei Ying, joven y abogado, tendrá que doblegar su orgullo. Sumido en deudas y en una profesión que no parece haber sido hecha para él, Wei Ying se verá obligado a ace...