Juntos ▪capítulo dieciséis▪

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Un agradecimiento especial a Naomi_VazquezZ por ayudarme a corregir este capítulo.

Wei Ying levantó sus pesados parpados, confundido por las personas que daban vueltas en la habitación. Todos eran extraños, caras que no conocía y que tenían gran parte de su rostro cubierto por algún tipo de mascarilla. Movió su cuerpo, pero un profundo dolor cortó su respiración.

—Wei Ying, calma, no te muevas.

Wei Ying giró bruscamente su cuello, siguiendo el camino que lo llevó a encontrar un par de pupilas doradas, realzadas por diversas venas rojas en los alrededores. Sonrió, sin contener el temblor que abultaba sus labios. En un esfuerzo por suavizar con sus dedos el demacrado rostro de Lan Wangji, tiró de los cables que retenían su brazo.— ¿No has dormido bien.—Preguntó, rozando suavemente la piel de su cara.

—Alguien debía velar tus sueños.—Respondió con voz rasposa. El aspecto de Lan Wangji no era perfecto en ese momento. Un poco de vello oscurecía sus mejillas, acentuando su edad. Su cabello siempre perfecto se movía libre, cayendo por los costados de su rostro.

—Te extrañé.—Confesó Wei Ying. Con calma bajó su brazo, incómodo por las punzadas de la aguja removiéndose bajo su piel.

—Lo siento, Wei Ying, debí protegerte un poco más.—Lan Wangji hundió el rostro en las sabanas que lo cubrían, aferrándose a la cama.

Wei Ying hundió los dedos en su melena.—No es tu culpa... Fui demasiado arrogante y egoísta al continuar con el caso...

Lan Wangji apretó el acero de la cama, cortando momentáneamente la circulación de sangre en sus dedos.—Wei Ying, no te vayas de mi lado, ¿quieres? Puedes romper mi corazón las veces que quieras, puedes arroparme con tus miedos y dudas, pero quédate conmigo.—Pidió, aún inclinado sobre la cama.—Si te quedas, prometo hacerte feliz.

—Lan Wangji, sí quiero. Quiero todo contigo.—Contestó Wei Ying.

Ante el repentino movimiento de Lan Wangji, Wei Ying apartó su mano. Lan Wangji se había puesto de pie, una nube de confusión alteraba su expresión. Dio la vuelta y caminó a la puerta. Cuando alcanzó la salida volvió a dar la vuelta y regresó junto a Wei Ying sin decir nada.

Wei Ying ignoró el dolor que comenzaba a despertar y a recorrer cada parte lastimada de su cuerpo. Él no era bueno con las palabras, tampoco con los sentimientos. Conocía el amor, pues amaba a su familia, pero sin darse cuenta la llegada a su vida de Lan Wangji y Lan Yuan habían traído consigo otras clases de amor. Con Lan Yuan era un amor puro, paternal, un amor que ocasionaba en él deseos de acompañarlo a lo largo de su vida para cuidarlo, corregirlo y guiarlo. Con Lan Wangji era un amor descarriado, bastante único y desinteresado, pero también pasional. Lan Wangji era su lugar favorito en el mundo, su refugio, lo que tanto había anhelado.

—No me enamoré de ti a primera vista, creo que quizás te odie un poco cuando irrumpiste en mi departamento y te odie un poco más cuando dejaste de ser arrogante y comenzaste a cuidar de mí. Y a pesar de eso, me enamoré de ti.—Admitió Wei Ying.—Me gusta todo de ti y quiero todo de ti, así que dame lo que tengas, sea malo o bueno, yo lo tomaré.

Lan Wangji asintió. Torpemente se inclinó hacia Wei Ying y dejó un beso en su frente. Su manzana de adán bajaba y subía. Retrocedió unos pasos y cubrió su rostro con ambas manos.

Wei Ying sonrió.—¿Quieres casarte conmigo?

Lan Wangji asintió por segunda vez.—Sí.—Respondió. Su voz se oía rota, pero sus manos seguían escondiendo la mayor parte de su cara.—Tenía miedo, Wei Ying, incluso sigo teniendo miedo. No quiero perderte.

El niñero del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora