Desliz ▪capítulo nueve▪

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Una chica de aspecto frágil bebió de su vaso con mesura. Su delgada mano se movía con gracia natural, coordinando palabras con movimientos.

-Gege, no creí que aceptarías reunirte conmigo.-La dulce joven miró a Wei Ying.

Wei Ying encogió los hombros despreocupado-¿Por qué no? Tu hermano me dijo que estudias la carrera de leyes.

La chica asintió, entusiasmada por la mención del tema.-Es mi cuarto año en la carrera, pero los últimos meses he ingresado solicitudes a diferentes despachos para realizar mis prácticas

-¿A qué lugares aplicaste?-Preguntó Wei Ying.

-Bueno... -La joven titubeó.-Apliqué a su despacho.-Confesó, dando un sorbo un poco menos elegante.

-¿De verdad? No tenía idea. Mi asistente es quien se encarga de eso.-Aclaró, tratando de recordar si algo como eso había sucedido.

-Gege, realmente traté, pero ninguna de mis solicitudes fue respondida.-La chica suspiró.-Mi hermano dijo que lo más seguro era que en su despacho no aceptaran a cualquier pasante.

Wei Ying rió. Ahora que lo pensaba, era probable que Wen Qing no respondiera a la solicitud porque aceptar practicantes implicaba sueldos que hasta hace unas semanas no podían pagar.-Si aún no encuentras un lugar, ¿qué te parece si aplicas de nuevo? Hablaré personalmente con mi asistente.

-¡Lo haré gege!-Respondió la chica, sonriendo.

Wei Ying, contagiado por la energía de la joven, también sonrió. Habían concordado reunirse un día antes por medio del compañero de Wei Ying. Aunque Wei Ying no había estado del todo seguro, se había convencido de que era hora de conocer chicas. Lo que no había esperado, era la edad de su cita, algunos años menor.

-Gege, quizás no me recuerdes, pero yo solía verte cada que ibas a nuestra casa... ¿Cómo podías juntarte con ese perdedor de mi hermano?-Bromeó la joven, jugando con un mechón de su cabello rubio.

Wei Ying, quien no la recordaba en absoluto, se limitó a beber de su copa.-Tu hermano es un gran hombre.-Dijo, pero él ni ella lo creyeron.-En ese tiempo era bastante menos despreocupado, debo admitir, así que no recuerdo cómo te veías de joven.

La chica se sonrojó, apenada al escuchar su respuesta.-Cuando me enteré que mi hermano se reuniría contigo, gege, le supliqué que nos concretara una cita. Y cuando mi hermano me dijo que ya estabas casado, me decepcioné mucho.

Wei Ying, quien había bebido otro trago de agua, casi se atraganta.-¿Casado? ¡Yo no estoy casado!

La chica soltó una risa juguetona.-Lo sé. Gege es fiel, si él estuviera casado nunca se reuniría conmigo.
-Dijo totalmente convencida.

-Mei Lin, eres muy inteligente. Estoy ansioso por trabajar contigo.-Declaró Wei Ying. A pesar de no estar seguro de la cita, el tiempo con la joven pasaba rápido y entre más conversaban, más en confianza se sentía.

-Gege... ¿Sabe porqué apliqué a su despacho?-Preguntó Mei Lin, escondiendo su mirada bajo un par de tupidas pestañas negras.

Wei Ying lo meditó un par de segundos pensando en las pocas razones por las cuales rara vez un practicante decidía aplicar a su despacho.

Mei Lin, en el momento que abrió su boca dispuesta a responderse a si misma, vino tinto cayó sobre su ropa. La chica respiró pesadamente, totalmente asustada.

-Una disculpa. En mi descuido he manchado su ropa, pero si me permite me haré cargo.-Dijo una voz, carente de empatía.

Wei Ying miró la escena, levantándose de inmediato. Dio un empujón a Lan Wangji y con una servilleta de tela, hizo ademanes de querer limpiar la ropa de Mei Lin.

El niñero del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora