Para siempre [xicheng] ▪extra/capítulo dieciséis▪

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—Jiang Cheng, ¿te estás durmiendo?

Jiang Cheng carraspeó, aclarando su garganta.—No, claro que no.

Lan Xichen suspiro, sonriendo. Se recorrió un poco, golpeando accidentalmente su cuerpo con el de Jiang Cheng.—¿Me lo prometes?

El rostro de Jiang Cheng se contorsionó. Despacio, se desplazó a la orilla del sofá, alejándose del roce accidental ocasionado.—Quizás un poco.

—No puedo ver, pero puedo escuchar, así que, ¿por qué no pones una película que te guste? En las partes que no tenga dialogo, puedes narrarlas para mi.—Propuso.

—¿No te gusta la película?—Preguntó Jiang Cheng, revisando la caja que contenía la descripción de la película.

Lan Xichen lamió su labio inferior sin responder.

Jiang Cheng alzó la mirada, distraído con la rosada lengua de Lan Xichen. Tosió y se enfocó en la audio película que seguía reproduciéndose en el televisor.

—Lo olvidaba, ¿recuerdas que recientemente mi piel se ha resecado? Hoy en la tarde fui a una farmacia y compré una. El chico fue muy amable y dijo que me serviría.—Mencionó Lan Xichen, cambiando de tema.

Jiang Cheng resopló.—Yo la pude haber comprar por ti.

Lan Xichen se levantó del sofá y apoyándose en los muebles que ya conocía, tomó una bolsa que contenía diversas cosas. Regresó al sofá, tanteó el contenido de la bolsa y sacó un pequeño bote, del cual vertió una generosa cantidad en sus manos.

Jiang Cheng, quien se había distraído con un par de mensajes nuevos en su celular, arrugó la nariz. El olor artificial que desprendía la crema revolvía su estómago.—¿Sabes cuántos casos nuevos tengo? Ni siquiera puedo contarlos, pero aún así compras una crema de farmacia. ¡Usa mi dinero!—Protestó Jiang Cheng, dejando su celular.

—Es una crema rara.—Respondió Lan Xichen, mostrándole a Jiang Cheng sus manos grasosas.

Disgustado, Jiang Cheng tomó la supuesta crema. Cuando leyó la descripción, un tinte rojo coloreó sus mejillas.—Ve a lavarte.—Murmuró, apretando la botella.

—¿Qué dice?

—Esto no es crema, es lubricante.—Dijo entre dientes.

Lan Xichen comenzó a reír, pegando sus manos a su playera.

Jiang Cheng frunció el ceño.—No es divertido.

—Tal vez el dependiente pensó que necesitaba un poco de adrenalina en mi vida.—Respondió sin dejar de reír.

Jiang Cheng se levantó del sofá, molesto.—Entonces ve a buscar adrenalina.

Sin aguardar una respuesta, Jiang Cheng salió de la sala y se encerró en su habitación. Lo primero que hizo al llegar, fue deshacerse del lubricante en el bote de basura.

Se quitó la playera y se recostó en la cama, conteniendo la ansiedad que vibraba por todo su cuerpo. Dejar de fumar no había sido fácil, ocasionalmente recaía y el hecho de pensar que Lan Xichen podía estar con alguien más, carcomía sus huesos. Detestaba la imagen mental.

Jiang Cheng se quitó los pantalones y Lan Xichen se asomó en su puerta.

—¿Puedo pasar?—Preguntó.

—Adelante.—Contestó Jiang Cheng sin reparar en su semidesnudez. Conteniendo su frustración, se sentó en la orilla de la cama.

Lan Xichen entró. Conocía el acomodó de la habitación, así que no tardó en encontrar la cama.—Eres muy lento.

Jiang Cheng parpadeó, ofendido.—¿Yo lento? ¡Los únicos lentos aquí son tu hermano y Wei Ying!

Lan Xichen suspiró, se quitó la playera manchada por el lubricante y empujó a Jiang Cheng, quien quedó tendido. Despacio y midiendo sus movimientos para no caer, se sentó ahorcadas sobre él.—Jiang Cheng, no quiero ser tu amigo, tampoco quiero ser tu compañero, quiero ser tu amante.

Jiang Cheng boqueó atónito, sin saber dónde poner sus manos. Siguiendo su instinto, sostuvo a Lan Xichen de las caderas, se alzó lo suficiente y con sus labios tanteó los ajenos.—Xichen, no te trato bien porque me generes lastima, te trato bien porque me gustas, porque nadie me ha gustado tanto como tú. Me encanta cada parte de ti y quiero estar contigo el tiempo que me lo permitas... Y no quiero que nadie te toque, así que si quieres sentir la adrenalina, deja que yo te enseñe la verdadera adrenalina.—Concluyó, hundiendo los dedos en la suave piel desnuda de Lan Xichen.

Lan Xichen gimió, besando a Jiang Cheng. Bastante impaciente, se molió sobre la dureza despierta de Jiang Cheng.—Lo quiero.

Jiang Cheng apartó repentinamente sus labios.—¿Ya somos novios?

Lan Xichen gimió en signo de reproche.—Jiang Cheng...

—Espera... sé que no le había funcionado a Lan Wangji con Wei Ying, pero, ¿has pensando en casarte?

Lan Xichen sonrió.—Sí.

Jiang Cheng besó su sonrisa.—¿En algunos años?

—¿Cuánto es algunos años?

—¿Mañana?—Jiang Cheng, quien recientemente reía más seguido, empujó a Lan Xichen para quedar encima de él.—Te quiero, Xichen. Nunca me dejes.

Lan Xichen acarició su mejilla.—No me dejes tú a mi. 

Amo con mi corazón esta pareja y me pone muy triste ya no escribirles un capítulo semanal. ¿Les gustó? Oficialmente damos por finalizada esta historia.

En los próximos días iré limpiando capítulo por capítulo. Y estaré trabajando en mi próxima historia: "Mi profesor es un actor porno". Ya está en borradores. 💙

El niñero del jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora