Capítulo 24: Fuerza

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-Te quiero, Rey y no por la jodida díada.

Rey despierta con el corazón acelerado y su pecho subiendo rápidamente de arriba a abajo. El aparato médico vibra ante su repentino cambio de frecuencia cardíaca e inmediatamente un equipo de droides médicos ingresa a la sala donde se encontraba, tratando inútilmente de estabilizarla.

-¡Suéltenme!-Ordena con la garganta rasposa, tenía tanta sed como si hubiese estado muchísimo tiempo sin pasar líquido por sus labios. Los droides sólo sueltan una clase de pitidos en un escueto intento por tranquilizarla. Rey no tenía tanto tiempo como para perderlo con unas pilas de hojalata.

Uno de los droides se acerca a la camilla donde ella está recostada; y con sus certeros dedos de metal ingresa la jeringuilla en su banco de solución. Era otro calmante, uno muy potente, lentamente fue perdiendo la movilidad de su cuerpo y se limitó a escuchar con ojos abiertos a su alrededor.

-Tranquila señorita Rey.- Escucha la chica una voz masculina a su espaldas. La piloto está paralizada por el fármaco y sólo se obliga a mover los ojos en dirección del sonido.-Pasaste unas largas semanas en terapia intensiva, lo menos que puedes hacer por tu cuerpo es cuidarlo.

-¿Qui..én?-Quiso preguntarle su identidad al hombre de piel oscura, pero sus músculos de la boca no le respondían.

-Soy Landonis Balthazar Calrissian.-Responde el mayor, colocándose al lado de su cama de hospital y sonriendo brillante.-Te pusieron una buena paliza ¿Eh?

Rey asiente a duras penas, dejando que la medicina surta su efecto y le adormezca el dolor de su pecho. Poco a poco perdía la conciencia, parpadeaba con irregularidad y dejaba de escuchar los ruidos de fondo. Landonis le volvió a sonreír al ver su delirio y opta por cubrirla bien con la manta de la camilla.

-Algo me dice que nos llevaremos bien, mocosa.

Pero la chica ya no podía escucharlo.

Dos días después despertó de la misma forma, sintiéndose asfixiada por el olor a medicamentos y con un dolor de cabeza insoportable. Estaba harta de vacilar entre la consciencia y el letargo, que prefería cortar de tajo el suministro de todos los fármacos incluyendo hasta los analgésicos. Esa mañana se había negado a recibir otro pinchazo de una aguja, no quería seguir drogada la mayor parte del día y por otro lado, si bien se concentraba podría mejorar sin la ayuda de esos menjurjes. Estaba en una huelga de medicina y hambre; se negaba a tomar cualquier dosis prescrita así como cualquier charola de comida que ingresara por la puerta. Exigía hablar con un ser vivo, estar rodeada de droides la estaba poniendo de los nervios.

-Ya te dije que no comeré.-Espeta con berrinche, dándole un manotazo a la charola de comida que traía la unidad de protocolo.-Chatarra inservible.

-Lamento molestarla señorita.-Se defiende la máquina dorada.-Mi nombre es C3PO, no soy una chatarra, soy una unidad protocolo, sociable y del lenguaje. Me han encomendado acompañarla por un tiempo indefinido hasta que se recupere.

-Genial.-Responde con ironía.

-¡Oh! Que felicidad que le agrade.-Menciona ajeno a las expresiones de la piloto, ingenuo a la sátira provenientes de su reseca boca.

El droide no tenía la culpa, ni siquiera era capaz de hilar pensamiento analítico. Sin embargo, Rey estaba desesperada por hablar con alguien humano o que por lo menos supiera la situación actual de la galaxia. No tenía ni idea de cuántos días había dormido, esperaba no haberse ido por mucho tiempo. Quizá y si era lista podría sacarle un poco de información a la hojalata dorada, su primera impresión le avisaba que no estaba en uso de sus facultades mentales.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐏𝐑𝐄𝐌𝐀𝐂𝐘 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora