Capítulo 1: Aprendiz

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Tan débil. Tan simple. Tan ella.

•••

El primer día a bordo del Supremacy no fue exactamente como lo imaginaba. En realidad no esperaba una calurosa bienvenida, pero tampoco imaginó que su inicio en La Primera Orden, consagrada como aprendiz de Sith fuera uno lleno de habladurías entre compañeros de escuadrón o que un par de chicas le tumbaran su desayuno delante de todos los demás aprendices y algunas tropas de asalto.

De hecho todos los siguientes dias fueron lo mismo. La misma rutina, entre entrenamientos y hostigamiento por parte de la mayoría de sus compañeros. Ese día fue especialmente el peor de todos. De por si tenía mala suerte y hoy parecía haber despertado con el pie izquierdo. O con sus dos pies izquierdos.

El desayuno fue un asco cuando a su verdugo Tesla Hux se acercó y se le ocurrió tirarle la charola de comida. Aquella por la que había hecho fila durante más de quince minutos.

Estaba furiosa, la ira gorgoteó en sus venas como lava sobre la fría tierra y con un esfuerzo casi sobrehumano por la ira levantó su charola del suelo, juntando lo rescatable de su soso desayuno. No dijo nada. Rey solía ser así; tímida y reservada, con un carácter dócil pero que en el fondo era tan flameante como un volcán en erupción o eso solía decir su madre. Y oh no... Su madre. La extrañaba tanto que sin poder evitarlo sus ojos vidrearon por un instante al recordarla. Si tan sólo se hubiera quedado en Jakku, ese tipo de situaciones no habrían ocurrido en su vida.

-¿Qué? ¿Vas a llorar mujercita?-Se burló Tesla. La rubia del escuadrón un año arriba de Rey. La guapa mujer rió con saña mientras algunos presentes sonreían también con complicismo. Tesla solía ser la bravucona del Supremacy, era buena en combate aunque no sensible a la fuerza. Llevaba un traje estilo militar color verde oscuro y aunque fuera una completa idiota, al ser hija del general Hux nadie se metía con ella. Para empeorarlo, las curvas de su cuerpo hacían sentir menos a Rey que era delgada y sin atributos.

Rey no contestó. Se limitó a seguír comiendo mientras la rubia se molestó por no causar mayor reacción en la chica de Jakku.

-Eres nada. Ni siquiera sabemos por qué te trajeron al Supremacy si eres tan inútil.

-¿Puedes dejarme desayunar, por favor?- Pidió la delgada chica casi con ruego. Su ojos avellana mirando directamente su plato de comida y un tick nervioso en el izquierdo. Recogió sus pertenencias para salir lo mas pronto posible del comedor. Tesla acentuó su sonrisa, gustosa de provocar a la más pequeña.

-¡Oh, cuanto lo siento!-Mintió la bravucona.- Desayuna... chica pechos de Olfo.

Todos en el comedor rieron con estruendo, algunos señalando a Rey mirando descaradamente su inexistente pecho. Rey se puso roja hasta las orejas, herida, con un nudo en la garganta que la obligó a levantarse con tanta rapidez que tropezó con sus mismos pies. La bandeja de comida salió volando y el alimento terminó sobre su castaño cabello. Eso no hizo más que escandalizar de la risa a todos los demás y ella no pudo evitar soltar lágrimas de impotencia. Se cubrió como pudo el pecho avergonzada, con la chamarra verde que tenía desde la iniciación. Corrió fuera del comedor directo a su pequeña habitación y se encerró llorando de la rabia, sorbiendo de su nariz que se empezaba a poner roja.

Se quedó dormida por casi una hora hasta que la voz de su compañera de habitación la despertó indicándole que debían ir al centro de entrenamientos para su asignación a escuadrones. No tuvo muchas ganas de moverse, pero era una obligación que debía cumplir si quería seguir manteniendo la cabeza sobre sus hombros. Se levantó con pesadez mirándo al espejo frente a ella. La cara estaba inflamada por su reciente berreo y se limpió los ojos con ahínco tratando de no hacerlo notorio. Panik Annalak, su compañera, la miró con pena y esperó a por ella en la entrada.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐏𝐑𝐄𝐌𝐀𝐂𝐘 | 𝐑𝐄𝐘𝐋𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora