Capítulo 1: Exilió

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La nieve caía sobre los tejados y calles de la oscura Ciudad Gótica

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La nieve caía sobre los tejados y calles de la oscura Ciudad Gótica. La época navideña se aproximaba velozmente aunque aquel día se conmemoraba otro acontecimiento. En la televisión se encontraba la bella y madura Vicky Vale cumpliendo su labor de reportera. 

—Hoy se cumplen cinco años de la última aparición del vigilante conocido como Batman. Cinco años desde que el encapuchado de Gótica tuvo su enfrentamiento final contra el temible villano conocido como Joker. Confío en que a nadie de nuestra audiencia hay que recordarle como término aquella confrontación —comentó la rubia entre risas—. En otras noticias: el cadáver de Black Mask fue encontrado colgado en Plaza Gótica en lo que se cree fue un acto de su pandilla rival: Los Mutantes. 

Bruce Wayne apagó la televisión pues no soportaba tener que seguir viendo aquellas noticias. En su mano derecha se encontraba un vaso lleno de whisky al cual le dio un sorbo. 

—Deja de esconderte en la bebida, Wayne —exclamo una voz profunda y cavernosa—. Lo que debes hacer es ir su buscar a esos imbéciles y partirles los huesos. 

—No —respondió Bruce antes de dar un largo trago. 

—Pero sería divertido —exclamo otra voz, esta era más aguda y burlona. 

—No —volvió a responder el hombre—. Ya cállense —dijo antes de tomarse todo el vaso de un trago. 
—¿Con quién hablas, cariño? —pregunto una mujer de tez morena y cabello largo vestida con una fina bata rosada. 

—Con nadie —aseguró Wayne. 

La mujer se acercó al hombre y lo abrazo del cuello por detrás. 

—Ven a la cama. 

—Adelántate, enseguida voy. 

Ni siquiera recordaba el nombre de la mujer. ¿Mandy, Sandy, Jocelyn? La verdad tampoco le importaba mucho. Alcohol, pesadillas y mujeres. Aquellos eran los pasatiempos actuales del hombre que una vez fue el temido Batman. 

Risas en la oscuridad, sangre en el suelo y las paredes, el inconfundible hedor a carne quemada. 

—Dejaste que matara a tu familia, Bats. 

—Toda la gente que murió por dejarte vivir. Ya no más. 

Piel y huesos quebrándose bajo su puño, la sangre salpicando su rostro. Bruce Wayne despertó exaltado y se sentó inmediatamente en la cama. Nuevamente las pesadillas, los recuerdos que atormentaban su oscura alma. 

En otra parte de Gótica, el Comisionado Gordon era puesto de rodillas, y con las manos esposadas detrás de la espaldas, en medio de un charco de lodo. El hombre de setenta años alzó la vista encontrándose con un sujeto enorme frente a él. 

—El viejo Comisionado Gordon —habló aquel enorme hombre—. Ya era hora que nos encontremos. 

Gordon se mantuvo en silencio mientras miraba a aquel ser; el líder de Los Mutantes. 

—¿Qué pasa, Jim? ¿Te doy tanto miedo que ya no hablas? 

—No le temo a un troglodita como tú. 

—Un viejo que se cree fuerte —exclamo el líder mutante con una sonrisa mostrando sus dientes filosos cual tiburón—. Sáquenle las esposas para que pueda molerlo a golpes. 

Los soldados mutantes obedecieron y Gordon se froto las muñecas mientras se levantaba. Sabía que no podía ganarle a aquel sujeto pero tampoco podía huir a ningún lado. 

—Vamos, te dejaré golpear primero —exclamo el líder mutante extendiendo los brazos.

Gordon lanzo un derechazo pero este fue atrapado sin dificultad por el mutante que de un apretón le rompió la mano. Jalo hacia si mismo al policía y le conectó un cabezazo que le rompió la nariz para luego darle un rodillazo haciéndole sonar las costillas. Tras esto le dio un empujón haciendo que el viejo hombre cayera de espaldas al suelo mientras escupía sangre. 

—Esperaba más de usted, Comisionado —exclamo el criminal en tono burlesco. 

Gordon se giro para quedar boca abajo e intento ayudarse con los brazos a levantarse pero el mutante lo abrazo desde atrás por la altura de las costillas y lo levanto mientras hacia presión sobre estas. Jim grito de dolor y le conectó varios codazos al líder mutante aunque estos no tuvieron el más mínimo efecto. Una vez que le había roto las costillas lo dejó caer nuevamente al suelo. Jim apenas si podía mantenerse consciente por el dolor pues aunque tenía un gran entrenamiento ya era un hombre mayor luchando injustamente contra un sujeto mucho más joven y fuerte. 

—Eres un viejo patético. 

El líder mutante le puso su pie en la nuca mientras sujetaba con una mano cada muñeca del policía. Comenzó a jalarle los brazos hacia atrás mientras le pisaba cada vez con más fuerza la cabeza contra el frío suelo de concreto. 

—Vamos Jimmy —dijo el mutante mientras sonreía—, grita para mí. 

Pero no importaba cuando el viejo Gordon gritara o suplicara; nadie lo salvaría. Lo último que Jim escucho fueron las burlas de su asesino y aquellos monstruos que lo acompañaban.

El cuerpo de Gordon fue arrojado frente a la jefatura donde trabajó durante gran parte de su vida. Los mutantes no tardaron en hacerse responsables, con gran orgullo, de lo que le habían hecho al viejo oficial. Una ceremonia con todos los honores fue hecha en memoria de aquel que había entregado su vida por Gótica y al final del entierro, cuando todos se fueron, un hombre solitario quedó parado frente a la tumba de Gordon. 

—Lo lamento tanto, Jim —habló Bruce Wayne con gran pesar—. No pudo salvarte al igual que no salve a Bárbara. 

Wayne volteo la vista a la tumba de al lado pues Jim había sido enterrado junto a su hija. 

—Les falle a ambos en vida. No quiero fallarles en la muerte. 

Bruce cerro los ojos un momento y no pudo evitar recordar aquel horrible olor a carne quemada. 

Batman: Into the Dark (Tierra 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora