❝três❞

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hazel y azul estaban enfrentados. 

una mirada reflejaba confusión.

y la otra ira. furia, rabia. como quieras llamarlo

aquellos ojos azules como el océano ahora parecían estar en llamas.

y eso a brian le asustaba. 

muchísimo.

—bien, ya les preparé los baldes con los productos de limpieza para que puedan limpiar todo el templo. las escobas y las palas junto a los secadores están en el cuarto de limpieza. cualquier cosa pueden pedirle ayuda a amelia que está en la sacristía. me encantaría ayudarlos pero tengo que ir a hacer un responso. —el padre miller sacó a esos dos jóvenes de sus pensamientos y solo uno de ellos dos prestó atención a la explicación. creo que todos ya sabemos quien es.

—no se preocupe, padre. vaya tranquilo. mis condolencias para la familia del difunto. —comentó el más jóven de esos tres adolescentes. 

—gracias, john, espero que estén bien. —respondió el sacerdote y luego se dirigió a brian. —ven, conmigo un momento, brian.

el sacerdote y el muchacho de rizos fueron a la puerta de salida del templo. —¿pasa algo, padre? 

—solo te pido que vigiles al hijo de los taylor. está castigado y por eso sus padres lo trajeron aquí. míralo bien de cerca. es un muchacho muy problemático y se que tu podrás frenarlo. 

—no se preocupe padre, lo vigilaré bien de cerca. además, john me ayudará. el templo queda en buenas manos. —estableció el rizado con una sonrisa a comprensiva.

—se que puedo confiar en ti. muchas gracias, nos vemos brian. —el hombre de tercera edad sonrió aliviado y salió del templo para luego subirse a su peugeot 504 color beige. encendió el motor y luego salió del lugar dirigiéndose hacia la sala velatoria donde debía realizar aquel responso.

brian suspiró algo preocupado. no sabía de lo podría llegar a ser capaz aquel muchachito rubio. pero sea lo que sea que llegara hacer, el iba a frenarlo de inmediato. no le gustaban las personas que causaban problemas. y mucho menos aquellas que lo hacían dentro de la casa del señor.

una vez que vio el auto desaparecer entre las calles, volvió al templo notando como su amigo, intentaba entablar una conversación con el rubio, pero este parecía no estar ni un poco interesado.

—¿sabías que la guerra mas corta de nuestra historia tuvo lugar entre zanzibar e inglaterra en 1896? con una duración de cuarenta y cinco minutos aproximadamente, ¡posee la marca de la guerra más corta registrada en la historia! —el joven deacon explicaba aquel dato curioso con tanta emoción que podías ver como sus ojitos brillaban y se achinaban levemente cuando sus labios se curvaban en una tierna sonrisa.

—¿de veras? ¡un amigo mío vivió en zanzibar!—dijo el rubio fingiendo interés con una sonrisa que nadie se creería. solo john, que no notaba que el de ojos azules estaba siendo sarcástico.

—¡si! ¡la guerra se desencadenó después de la muerte del sultán hamad bin thuwaini el veinticinco de agosto, quien estaba dispuesto a cooperar con la administración colonial británica! 

—yo tengo un dato para ti, ¿quieres escucharlo? —roger esbozó una sonrisa maliciosa pero john no lo notó.

—¡si, cuéntame!

mientras tanto, brian caminaba lentamente hacia ellos escuchando con atención la conversación. sin apartar su mirada de esos dos jóvenes y estando alerta ante cualquier movimiento o palabra proveniente de "meddows".

religious boy || maylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora