ya habían pasado cinco meses desde el suicidio de anita, y aún para algunos se sentía como si hubiera sido ayer.
como si aún la herida estuviera abierta y aún le costara cicatrizar.
así era para brian, que haber perdido a su amiga le había dolido demasiado y aún no podía quitarse de la cabeza aquella escena. ver a anita completamente ensangrentada para después finalmente dispararse provocaba que toda su piel se erizara y las ganas de llorar aumentasen.
roger había intentado todos estos meses animar a brian. algunas veces lo logró y otras no tanto. creía que iba a ser más fácil.
si, la muchacha ya no estorbaba en sus planes, pero aún así sentía que la presencia de dobson aún se encontraba en cualquier lugar al que fuera y vaya que eso le molestaba bastante.
por otro lado, su mejor amigo, freddie, había comenzado una bonita relación junto al pequeño john deacon.
se habían entendido desde el primero momento y eso facilitó a que de una pequeña amistad se formara una relación muy bonita y envidiable para cualquiera que los viera.
john estaba sumamente feliz junto a freddie, este lo mimaba, lo consentía, y siempre estaba a su lado para ayudarlo ante cualquier problema que surgiera.
y ahora mismo, la linda parejita se encontraba sentada en uno de los bancos del parque mientras degustaban de un delicioso helado que freddie había comprado para ambos.
—¿cómo es posible que no te guste la menta granizada? ¡es lo mejor del mundo! —exclamó deacon mientras saboreaba su delicioso helado de menta granizada.
—cariño, no sé que le ves de rico a esa cosa. mira el color, además, es menta con chocolate, iugh. prefiero el de cereza, es más dulce y agradable. —comentó el persa mirando asqueado el helado aunque no pudo evitar sonreír con ternura al ver como su lindo novio tenía toda su boquita manchada con helado y lo hacía ver sumamente adorable si eso era posible. —tienes helado en tu boca, deacy.
—quítamelo, yo no lo veo. —pidió john con un toque de malicia en su tono de voz.
el azabache tomó una de las servilletas que les habían dado en la heladería y se acercó al rostro de su novio para limpiar sus labios. pero esto no pudo ser posible ya que el menor en un rápido movimiento estampó sus labios con los de su pareja, haciendo que el persa degustara aquel sabor que tanto odiaba con su vida entera.
—¡deacy! ¡lo hiciste a propósito! —exclamó molesto freddie mientras se limpiaba su boca con la servilleta, en tanto john se reía al ver a su lindo novio tan irritado y asqueado.
—lo siento, es que me gusta verte a veces fastidiado. —confesó el castaño con una sonrisa tímida y después de que el pelinegro terminase de limpiar su boca, se acercó y dejó unos cuantos besitos en sus labios. —¿me perdonas? no lo volveré a hacer...
—no puedo decirle a que no a esa carita tan tierna que llevas, mi amor. —contestó, enternecido por el bonito puchero que se había formado en los labios de su enamorado. —estás perdonado.
—¡siii! ¿podemos ir a los juegos? ¡podemos subirnos al tobogán! por favor, por favor, por favooor. —insistió ahora john mientras volvía a esbozar un puchero en sus labios y le hacía ojitos a su novio.
—deacy, mi amor, ¿no estás un poquito grande para ir a esos juegos? digo, todos los que van son niños y tu ya eres un hombrecito.
—no hay límite de edad para la diversión. —sonrió alegremente mientras enrollaba sus bracitos en la nuca de su novio.
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religious boy || maylor
Fanfictionbrian es un chico de dieciséis años que toda su vida ha vivido para servir a su dios y obedecer a sus padres. roger es un chico de catorce años que llega para destruir todo eso.