Al parecer debo iniciar presentándome, soy Jonathan y tengo 15 años. Soy muy poco sociable pero no quita el hecho de que tenga amigas, a pesar de que nos vamos a separar. Sí, me alejare por completo y no es algo que yo quisiera, fue decidido por mis padres...quizás algo bueno salga de todo esto. Les contare por qué digo esto.
Estábamos a finales de los últimos días de clases en la escuela, un día mi madre llego con la noticia de que nos iba a cambiar de colegio a mi hermana y a mí. Obviamente nos molestamos, pero no podíamos hacer nada, ya estaba todo planeado y faltaban pocos días para las pruebas de ingreso. Jamás en mi corta vida me imagine en una escuela religiosa, no estoy en contra yo respeto bastante ese tipo de temas, pero tampoco es que sea muy aficionada de ella, mi abuela desde muy pequeño me enseño de estas cosas y no creo que sea tan malo, según yo.
Tenía miedo, pensaba que iba a fracasar. Hablé con mi hermana como todas las noches antes de dormir y dije:
- ¿Crees que logremos entrar? - le pregunte con los ojos cerrados esperando su respuesta
-Yo creo que sí, tampoco es que se veían tan difíciles las pruebas- dijo con obviedad mi hermana Nora
Rio y le respondo algo fastidiado por lo mencionado de su parte -Chistosa, tus pruebas eran para entrar a sexto de básica- suspire y sonreí sin que me viera
-Cierto, ¿No? - empezó a reír, se quedó callada un momento y me dijo con nostalgia. -Lo voy a extrañar demasiado...
-Lo volverás a ver en lo que te des cuenta, no quiero verte triste por eso, ¿Si?
-Claro hermanito - bostezo y se froto los ojos con las manos echas puños- ya tengo sueño, mejor ya vamos a dormir. Descansa.
-Tú también descansa -cerré los ojos cayendo en los brazos de Morfeo.
En el mundo de los sueños, lugar en el que vuela mi imaginación y la mayoría de ellos me muestran deseos del corazón o cosas que sucederán en el futuro. Siempre pasa algo referente a la familia... pero hoy no, esta vez fue diferente, en el aparecía un chico y era extraño ya que no podía ver su rostro. Tenía el cabello negro y alborotado, unas pequeñas perforaciones en la oreja derecha, una tez pálida pero linda y alto, me ofrecía su mano para caminar por lo que parecía ser una cancha de voleibol. A lo lejos vi a más personas, un grupo de chicos y chicas que reían entre ellos, quise integrarme, pero el chico me llevaba arrastrando, literalmente. Me llevo hasta uno de los salones vacíos, al parecer era un día libre, pero entonces ¿Qué hago yo ahí?, nos sentamos en los pupitres que eran para dos personas. Este giro un momento hacia mí, tomo mi rostro y empezó a acercar en busca de algo, cuando nuestros labios estaban a centímetros de estar juntos... ¡RING! ¡RING!, era el sonido de la alarma; suspiré y me senté en la cama:
-Genial, día de pruebas... - mencione en voz baja pero audible con un poco de sarcasmo.
Apagué el despertador y me dirigí a darme una ducha rápida pero relajante, en un momento me empecé a preguntar ¿Quién era él? ¿Qué estaba haciendo yo en ese lugar?, tenía muchas dudas, pero no existían respuestas para ellas, salí del baño directo a cambiar para la dicha prueba. Me di la vuelta escuchando el sonido de la puerta, era mi madre y con entusiasmo se dirigió a mi hermana y a mí:
- ¡Buenos días, amores!, si ya están listos bajen a desayunar y saludan a su abuela y tías - tan entusiasta como siempre, salió de nuestra habitación y cumplimos con lo que dijo, al salir de casa me dije mentalmente
-Sera un gran día al parecer.
Hola mis tesoros, este es mi primer libro y espero mucho apoyo de su parte, ¿Sí? uwu
Gracias por la atención prestada, me despido.
Con amor,
Tedemi
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Necesito aprender a odiarte...♥
RastgeleQuizás cupido nunca supo hacer bien su trabajo o tiene preferencias, sé que suena exagerado, pero hasta ahora creo que me odia. Todo empezó desde que entre a esa escuela, ahí lo conocí el que creía que sería el amor de mi vida, ¿Pero saben algo? Fue...