Capítulo 11.- Purgatorio

58 3 3
                                    

-Y como es que sucedió ese "hackeo extraño", no dudo de ti, pero ¿tú lo hiciste?
-No, un amigo que nos quiso ayudar también, por lo pronto mantén la cabeza agachada, necesito cubrirte, te vestidas de policía como yo, solo no hagas estupideces. Me dice mientras se escuchan pasar unos de seguridad corriendo, y me voltea a ver. -Porfavor
-Que si está bien, ya quiero respirar aire natural, no ésta posilga.

Me hace la seña para que guarde silencio, empieza a contar

-Uno, dos... Se queda quieto
-¿tres?. Le pregunté sonriendo
-Si ¡Tres!

Se levanta del suelo dónde nos estábamos escondiendo, y salimos corriendo hacia los vestidores que estaban a unos cuantos metros, pero había que cruzar un pasillo donde estaban los guardias, entramos al vestidor y con una palanca rompe la puerta de un casillero

-Ten, era de un guardia más o menos de tu talla, solo que faltó hoy. Me arroja unos pantalones gruesos negros, una chaqueta igual y las botas, las cuales si me quedaban un poco ajustadas, pero pues no hay que quejarse, es lo que hay. -Cambiate rápido, necesitamos salir cuánto antes de aquí.

Me estaba poniendo la indumentaria lo más rápido que podía

-¿No abofetearas a alguien hoy?. Le pregunté con un unas risitas burlonas
-Si nadie se interpone si, además tú te mereces otra por no darte prisa. Sonríe -Ya amigo perdón, tenía un par de problemas en casa, además no tenía tiempo de ir al gimnasio, fuiste un buen saco de boxeo por cierto
-Si me di cuenta, díselo a mi quijada. Respondo mientras me terminó de poner la ropa y abrocharme las agujetas.
-Rápido te explico que haremos, saldremos de aquí, e iremos directamente por el pasillo que veníamos, al final tomaremos por la izquierda y saldremos por la puerta principal, se que suena ilógico, pero si fueras un guardia, pensarías que saldrías por atrás, así que saldremos delante de ellos sin que nos vean, e incluso nos verán y hasta nos darán las buenas noches. Nos levantamos de la bancas, estábamos listos para actuar.

Salimos de los vestidores a las prisas, comenzamos a trotar por el pasillo en dirección a la entrada principal, estaba sudando de los nervios porque nunca me habían reclutado para matar a alguien, justo cuando daríamos vuelta a la derecha por el pasillo, nos topa un guardia de frente

-A dónde van oficiales. Nos dice el guardia que nos topamos de frente
-Estaba aquí para cobrar mi cheque, me enteré que se estaban fugando unos presos, así que decidí ayudar. Contesta el de los bíceps.
-¿Y el quien es?. Pregunta el oficial. Toma mi mandíbula y la gira en dirección hacia con el, claro que se iba a percatar de mi marca morada por la tremenda bofetada que me habían puesto hace unas horas. -Espera, ¿tu no eres 578? Oficial B, ¿A dónde lleva este reclus...

Zas papá, sobate de ese tremendo golpe que te acaba de meter el señor músculos, el oficial cayó sentado y recargado en la pared, me pareció que si está noqueado

-¡Toma! Oficial B, de buen putazo que te acaban de meter ¡perra!. Le gritó al guardia que estaba noqueado en el suelo, lo pateó en las costillas pero obviamente no siente nada, le quiste el paño que traía cubriendo su boca y la gorra negra que llevaba puesta. -Eso bíceps, para que se eduque.
-Vamonos rápido, se darán cuenta por las cámaras, hay que salir por la principal antes de que avisen.

Y así fue, llegamos a la puerta principal, y solo había un par de guardias

-¡A dónde van oficiales!. Grita uno de ellos.
-Vamos a darle una vuelta a la manzana. Contesta el oficial B.
-Tengan oficiales, esperemos no las necesiten pero por si las dudas, llevense ésto. Dice un guardia mientras nos das dos armas, para defendernos, vaya ayuda eh, me quedo pensando. -El oficial G, irá con ustedes, que se diviertan.

Una Mente EsquizofrénicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora