Capítulo XIV: La encontraremos

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Capítulo XIV: La encontraremos. [Editado]

—¿La han encontrado? —Elliot negó con la cabeza en respuesta a la pregunta de Nimue. —¡Dios! —La chica se tapó la cara con las manos, pronto sintió como unos fuertes brazos la rodeaban. Quiso apartarse, pero su cuerpo se recostó más contra el pecho del guerrero.

—Tranquila, la encontraremos. Sé que la encontraremos. —Nimue levantó sus ojos llenos de lágrimas.

—¿Cómo lo sabes? —Elliot le limpió cuidadosamente una lágrima que caía por su mejilla.

—Porque prefiero pensar eso a pensar que sería de todos nosotros si no la encontraremos. —Ambos se separaron al oír el fuerte golpe que venía de detrás de la puerta. —¡Evander! ¡Abre la puerta! —El Laird se había metido en su habitación hacía horas tras el fracaso de su última búsqueda. No hubo ninguna respuesta. —Evander, voy a entrar. —Elliot abrió la puerta y tanto él como Nimue soltaron una exclamación de sorpresa.

La habitación estaba patas arriba. El escritorio volcado y todo lo que había sobre él en el suelo, trozos de cristales cubrían la madera y en el centro estaba Evander sentado en el suelo a los pies de la cama con la cabeza enterrada entre sus manos.

—¿Evander? —Nimue le habló suavemente. —¿Estás bien? —Evander levantó entonces la cabeza, sus ojos azules se habían vuelto más claros por las lágrimas, parecían dos témpanos de hielo derritiéndose lentamente.

—¿Dónde está? —Elliot se acercó sentándose a su lado.

—No lo sé amigo, pero no pararemos hasta encontrarla. —Nimue al notar la intimidad de la habitación decidió dejarles solos.

—Puedo vivir sin ella, pero no quiero hacerlo. La quiero a mi lado, Elliot. Mi padre ha destrozado todo lo que he querido en mi vida, pero ella... —La voz de Evander se entrecortó.

—Y ella volverá a estar a tu lado. Pero aquí, así no hacemos nada. Tienes que dormir, reponer fuerzas y volver a la búsqueda. —Evander le miró limpiando sus lagrimas.

—Gracias hermano. —Elliot sintió como su pecho se inflaba, de dolor y de amor. Siempre había considerado a Evander su hermano, pero escucharlo salir de sus labios se sentía mejor de lo que jamás había imaginado.

***

En la celda...

Davina estaba despierta, pero no podía abrir los ojos. Lo único que podía hacer era encogerse sobre sí misma intentado aplacar el frío que se colaba entre sus huesos y protegiendo su vientre. 

Podía sentir su herida sangrando, su consciencia venía e iba sumergiendo en extraños sueños y recuerdos.

El pelo castaño le hacía cosquillas en la cara, un sonido de risa infantil llenaba la habitación.

—¿Cuál es su nombre? —La pequeña niña castaña miraba al bebé que sujetaba su madre, sus grandes ojos azules miraban la habitación con curiosidad, eran tan claros que parecían el reflejo de un alma.

—Mackenzie. —La pequeña torció el gesto como si el nombre no le convenciese. Davina sonrió mientras miraba el sueño como un mero espectador.

—¡Kenzie! —Su madre rio acariciando el pelo de la pequeña.

—Es tu hermana. Es tu deber cuidar de ella, al igual que ella cuidará de ti.

—Te lo prometo mami.

—Te quiero mi Dav. —Su madre pronunció con su perfecto español dejando un beso en la cabeza de la niña.

The Healer | Highlanders IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora