Capítulo XVII: Los secretos salen a la luz

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Capítulo XVII: Los secretos salen a la luz. [Editado]

—Cariño, ¿puedes dejar de gruñir a las personas? Son nuestros invitados. 

Evander ignoró a Davina haciendo que esta le diese un pequeño toque en el hombro.

—No deberían estar aquí, no deberían saber que existimos.

Davina sonrió burlona al ver como su marido seguía fulminando a los jóvenes guerreros de los clanes recién llegados.

—¿Seguro que eso es lo que te molesta?

—Te están devorando con la mirada. Deberías estar agradecida de que solo les esté gruñendo. —Davina rio. Nunca había visto la faceta celosa de su marido.

—Pero la tuya es la única mirada que me importa. —Evander dirigió su mirada a la chica preguntándose qué había hecho bien en esta vida, como para haber encontrado a Davina.

—Cada día doy gracias de haberme casado contigo. —Se inclinó hacia delante dejando un suave beso sobre sus labios. Un carraspeo les hizo separarse de mala gana.

Frente a ellos un muchacho les sonreía. Tenía el pelo un poco más oscuro que el de Evander, pero el mismo color de ojos que este. Un par de hoyuelos aparecieron en sus mejillas y su nariz se arrugó ligeramente cuando sonrió. 

—Primo. Enhorabuena por el clan y la boda. —Miró hacia Davina guiñándole un ojo lo que hizo que Evander pasase un brazo por su cintura acercándola a él.

—Soy Davina. —Davina alargó una mano hacia el recién llegado. El muchacho llevó la mano de la chica a su boca dejando un suave beso, haciendo que Evander gruñese.

—Encantado Davina, soy Nathair Mackinnon.

—¿Has conocido ya a la preciosa hermana de mi mujer? —Intervino Evander, marcando fuertemente la palabra mujer. Para dar más énfasis a su deseo de perder de vista a su primo señaló a Mackenzie que hablaba en ese momento con una animada Effie. Nathair soltó un suspiro cuando la vio y Evander sonrió complacido.

—Parece un ángel. —Sin siquiera despedirse echó a andar en dirección a la rubia.

—Espérate a que conozca al "ángel". —Davina golpeó suavemente en el costado a su esposo.

—No puedes echar a los lobos a mi hermana.

—Sí que puedo. Ahora mi primo es problema de Alastair no mío. —Davina rio y Evander la miró encantado.

—Estás loco.

—Pero aún así me quieres. —Ella le miró y se puso de puntillas para presionar sus labios contra los del chico.

—Lo hago.

***

—¿Por qué esa cara cariño? —Alastair apartó la mirada de cierta rubia para mirar a su madre.

—Parece que el futuro Laird está cayendo. —Isla apareció al otro lado.

—Me gusta para ti. —Volvió a hablar su madre. Beth MacLean era fácilmente una de las personas más buenas que Alastair había conocido, y no solo porque fuese su madre.

—Eso no va a pasar madre. —Beth le acarició el cabello con cariño.

—¿Y eso quien lo dice?

—Cada vez que nos hablamos es para discutir. Y... —Alastair recordó el casi beso y la negativa de la chica a que pasase de nuevo. —Da igual, no va a pasar.

—Nunca digas nunca hermanito. La vida te sorprenderá cuando menos te lo esperes. —Como si su trabajo ya estuviese hecho las dos se fueron dejándole sentado solo. Tan perdido estaba en sus pensamientos que no notó a la rubia sentarse a su lado.

The Healer | Highlanders IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora