Capítulo III: Otra realidad

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Capítulo III: Otra realidad. [Editado]

El grito retumbó por las paredes del castillo, Mack sonrió disimuladamente sabiendo que ese grito era un aviso de lo que venía.

Furioso y violentamente, Kam Mackinnon abrió la puerta del comedor.

—¿Qué le ha pasado a mi silla? 

Davina palideció mientras los otros tres cómplices agachaban la cabeza escondiendo sus grandes sonrisas. Evander tosió para borrar la sonrisa de su cara y miró a su hermano, dando gracias por que su padre no estuviese ahí. 

—He sido yo hermano, discúlpame. Estaba con algunos hombres pintando una puerta para una de las casas del pueblo y se nos fue la mano. —Mack le miró enfadada, se estaba llevando el crédito de su broma. Evander rodó los ojos y miró a su hermano fijamente, sabía que él no se lo había creído, pero ante una confesión pública no podía hacer nada.

En cuanto su hermano salió por la puerta, Evander se giró hacia Mackenzie.

—No me mires así. Algún día me lo agradecerás. —Dicho esto salió de la sala siendo seguido por Davina.

—No tenías que hacer eso. —Evander la miró alzando una ceja. —Gracias.

— No te preocupes, ha sido divertido y probablemente se lo merecía.

Los dos salieron al jardín. Evander miraba a la chica fijamente y Davina fingió que no se daba cuenta hasta que finalmente se giró hacia él.

—¿Algo que quieras decir?

—¿Quieres casarte con mi hermano? —Davina desvió la mirada.

 —Mi madre me dijo una vez, que casarte con quien amas es hacerte un regalo a ti misma para el resto de tus días. —Evander la miró a los ojos.

—Y tú no amas a mi hermano. —No era una pregunta, era una afirmación. —No le conoces, y probablemente, aunque lo hicieses, no te enamorarías de él. —Davina hizo una mueca.

—Nunca se sabe de quien te vas a enamorar.

—Eres demasiado buena para él.

—Me salvaste en el bosque y te he estado observando. —Davina levantó una ceja, divertida por su comentario. —He visto como tratas a la gente del clan, como cuidas de tu hermana, te he visto incluso ayudando a los guerreros de los MacLean. —Davina le miró asombrado. —Puede que no te conozca Davina, pero el modo en el que una persona trata a otros dice mucho de esa persona.

—¿Importa si quiera lo que yo quiera? Un trato es un trato y alguien tiene que cumplirlo. Como has dicho me preocupo por mi hermana, si se casa con tu hermano le matará al primer impulso y entonces será ahorcada como castigo. —Evander sonrió. 

—Recuérdame nunca meterme con ella. —Los dos rieron brevemente para volver a quedarse en silencio. —No es justo. —Davina le miró. —Esta situación no es justa.

Habían llegado a la linde del bosque. Los dos siguieron caminando hacia dentro. 

—La vida no es justa. —El tono de la chica tenía una nota de melancolía que no pasó desapercibida para Evander. 

Evander paró cuando llegaron al sitio donde se conocieron. Donde ella lo había curado. Donde él pensó que ella era parte de un sueño.

—Sabes. —Se pasó una mano por la nuca un poco avergonzado. —Llegué a pensar que tal vez eras parte de un sueño.

—¿De un sueño? —Una sonrisa burlona que Evander no había visto antes se dibujó en los labios de Davina.

—Estaba moribundo en medio del bosque y saliste de la nada para salvarme. Podrías huir y dedicarte a eso. 

The Healer | Highlanders IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora