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Los tres cerditos (versión venezolana)

Había una vez tres cochinos; el menor que se llamaba Yonaikel, el del medio Yenderson y el mayor Celestino. 

Estos tres cochinos vivían en la más profundo de Amazonas y necesitaban esconderse de los indígenas porque estos o los iban a agarrar pa comérselos o los iban a agarrar para hacer cualquier tipo de brujería. Sus comadres las gallinas tenían unos finales bien trágicos y ellos no querían ir por ese mismo camino, sape gato.

—Miren vean, párenme bolas —habló el mayor, Celestino —Vamos a tener que hacer una casa y nos escondemos ahí pero ajá, no cualquier casa, tiene que ser una buen casa con sus buenos ladrillos y esas vainas que utilizan la gente civilizada. 

—Ajá, chévere, nos hacemos la pinga de casa con los ladrillos y listo, pero hay un detalle —habló el del medio, Yenderson —¿De donde nos sacamos los ladrillos? ¿Del hueco del culo? Tu si eres marisco de verdad. Yo opino que lo mejor hagamos la casa con madera, total, esa gente es bruta y no va a saber abrir esa vaina.

—¿Y la madera tu la vas a cagar o qué? —habló ahora el menor, Yonaikel —Cuando tu termines de conseguir toda la madera ya a nosotros vamos a estar bailando con Simón Bolívar y la negra hipólita. Mejor hacemos esa vaina sencillita, pura paja y a dormir.

—Ah no vale este si es marisco de verdad.

Yenderson se comenzó a reír mientras Yonaikel trataba de zamparle su sólo coñazo por andarse burlando de el.

—¡Déjense la marisquera mamawebos! —Celestino les metió su vergajazo a cada uno para que portaran la seriedad —Estamos bastante lejos de los indios del coño esos así que tenemos como dos días para que cada uno haga su casa como les salga del culo. Hagan su mierda a su gusto y ya.

—Llora pues.

—Si te duele ponte curita.

Celestino les volvió a zampar su tatequieto a cada uno, —Búrlense becerros pero después cuando los indios les estén sacando la mierda pa la brujería no quiero que me anden llamando.

Y así fue. Durante esos dos días los tres cochinos estaban trabajando en sus casas para salvarse de la brujería de los de Amazonas.  

Yonaikel, el menor, hizo su casa de paja porque a el le daba caliweba andar buscando material y por eso terminó su casa en un día. 

Yenderson, el del medio, se mamó buscando y cortando madera y terminó su casa en un día y medio. 

Celestino, el mayor, consiguió sus bloques y todo lo necesario para hacer una buena casa, ¿Cómo lo hizo? Fácil, aprendió a hacer un amarre gracias a los indios y le hizo una brujería a un viejo con rial. En pocas palabras se consiguió un sugar daddy y este le dio la plata para hacer su casa. Blindado por Dios y el Negro Primero. Este si la terminó en dos días, y cagao pensando que lo iban a descubrir. 

Tal y como había dicho el mayor, los indígenas los fueron a buscar a los dos días. Al primero que encontraron fue a Yonaikel. Uno cree que los indígenas son pendejos pero no. Los bichos comenzaron a desarmar la casa del menor rápido y sin ningún tipo de problema. 

—¡NAWEBONÁ ZULAY ESTOS PAJUOS VIENEN CON TODO! 

Yonaikel como pudo se salió por un hueco de donde los indígenas no lo vieran y salió espingao hasta la casa de Yenderson. Cuando llegó comenzó a tocar la puerta con violencia.

𝗩𝗘𝗡𝗘ZUELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora