Empezando

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Al día siguiente me levanté, cansada, me fijé en el despertador y eran cerca de…….. La una de la tarde, rayos, mis padres ya se han ido.

Me levanté de mi cama y salí disparada a la segunda planta donde se encontraba el cuarto de mis padres, toqué y no respondieron, por lo que abrí la puerta y ¡sorpresa! Ya se habían ido.

Desanimada porque pensaba convencer a mis padres, subí de nuevo a mi habitación para mandarle un mensaje de éxitos y que les fuera muy bien. Después de hacer eso fui al baño; tome mi toalla y me metí en la tina para quitar todo rastro que quedará de la fiesta de ayer. Cuando terminé, me coloqué la bata  y me lavé los dientes de una vez.

Luego me dispuse a escoger la ropa que me acompañaría hoy, tenía que ir al gimnasio; pero lo haría en la tarde de seguro.

Escogí unos shorts rayados en blanco y negro, una remera negra con unas grandes letras en blanco que decían New York; como extrañaba mi casa anterior, y unas converse negras, bien todo era en blanco y negro, me dejé el cabello suelto y me maquillé como siempre.

Bajé a desayunar; como era domingo había como la mitad de empleados normales, Marce era una de las que siempre estaba en mi casa, al parecer no tenía que hacer por lo que prefería trabajar. Ella ya tenía mi desayuno-almuerzo listo.

-Buenos tardes Marce, ¿sabes a qué hora se fueron mis padres?-pregunté tomando un poco de mi zumo de naranja.

-Buenos tardes Penny, sí, salieron cerca de las nueve de la mañana, al parecer los llevaba el avión de tu padre.

-Oh entiendo, quise despedirme de ellos, pero me quedé dormida.

-Sí pero igual te dejaron un mensaje; dicen que te aman y que volverán pronto. –me respondió con su natural y dulce voz.

-Oh gracias.-agradecí y empecé a devorar mi desayuno.

Después de tomar mi desayuno normal y lavarme los dientes, fui a buscar a Marce que se encontraba en la habitación de las plantas.

- ¿tienes algo que hacer?

-No, señorita. ¿Necesita algo?

-Podrías acompañarme a la tienda por algunos ingredientes, se me antoja cocinar una tarta de chocolate hoy.

-Oh, claro, si quiere voy yo y se los traigo.

-No es necesario, quiero ir también, iremos en mi coche.

-Claro.

-Voy a sacar mi coche, te espero afuera.

Salí en busca de las llaves de mi coche para ir al supermercado a comprar lo necesario, amo cocinar y amo el chocolate por lo que los dos juntos hacen una excelente combinación.

Entré en mi auto, y percibí ese olor a tabaco y recordé el día anterior donde Davis había estado fumando cerca de la ventana de mi coche.  ¡Rayos! si Marce  olía eso era seguro que le contaba a mis padres y no quería que ellos en Washington tuvieran problemas por mí por lo que mejor era ir en la camioneta y que el chofer nos llevara.

Salí rápidamente y fui a la camioneta, una gran y preciosa Range Rover Sport negra y con unos increíbles aros de lujo, rápidamente salió de la camioneta Juan, el chofer.

-Buenas tardes señorita, ¿se le ofrece algo?

-Sí señor, ¿podría por favor llevarme a mí y a Marce al supermercado?

-Sí, claro. Ya mismo. –El chofer me abrió la camioneta y la llevo a la puerta principal para recoger a Marce. Ella subió a la camioneta y gracias al cielo no preguntó porque no iríamos en mi coche.

FreedomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora