VIII

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El domingo fue tranquilo, adelanté algunas tareas que le habían dejado algunos profesores, comí, miré una película con mi amigo y pensé en Seokmin.

Últimamente se había vuelto una rutina pensar en su compañero de literatura, lo extrañaba. El poco tiempo que convivieron, le habían servido para encariñarse demasiado con el mayor.

El lunes finalmente llegó y estaba emocionado, hoy iría a su primera entrevista de trabajo, esperaba no meter la pata, como solía hacer con cosas importantes.

Las clases pasaron con normalidad y a las tres en punto de la tarde se encontró con Jihoon, quien lo acompañaría hasta el restaurante. En sí el lugar no quedaba lejos, pero era necesario hacer un recorrido en bus por unos quince minutos.

En el trayecto Jihoon le contó que el restaurante pertenecía al tío de Seungcheol, su novio, quien anteriormente trabajaba medio tiempo en el lugar. Cuando su tío enfermó, le heredó el lugar a su sobrino, ya que no tenía hijos y este aceptó con gusto.

Al principio se arreglaba con el personal que había, un mesero, un chef y él; con el tiempo, el lugar comenzó a cobrar fama, por ende se vio obligado a contratar a un chef más, a dos meseros más y a una persona que se encargase de la caja, más un barman que había sido contratado hace unos días; mientras que el propio Seungcheol dejó la cocina para dedicarse a ser el gerente al cien por ciento.

Pero el lugar siguió creciendo, por ende, Seungcheol necesitaba más personal, ya que sus empleados no estaba dando abasto.

Cuando llegaron al lugar, Soonyoung tuvo que tomarse un minuto para admirar el lugar, por fuera tenía un aspecto a una de esas cabañas que se encuentran en el medio de las montañas; cuando Jihoon lo invitó a entrar, pudo ver que por dentro era incluso más lindo que por fuera.

Los pisos eran de madera pulida, las paredes de ladrillo expuesto, el lugar estaba rodeado de grandes ventanales; los techos estaba hechos de madera, y a lo largo del lugar habían columnas de acero gris oscuro. Del techo descendían candelabros de madera con velas blancas, además de lámparas más pequeñas que iluminaban los rincones. En una esquina se alzaba una gran chimenea revestida de ladrillos rojos y madera.

Además una gran barra aluminio separaba la zona de mesas de la cocina. Dentro de esta se podía ver a dos personas moviéndose detrás de las puertas que separaban la barra y la cocina. En un costado de la barra se veía un chico que al parecer era el encargado de tomar los pedidos de los meseros y manejar las pagas de los clientes y en una de las esquinas del lugar había una barra más pequeña, donde había un bar, con un chico que se encontraba limpiando vasos.

-Hola Jihoon, ¿cómo has estado?- preguntó un chico bastante más alto que yo, que vestía una camisa negra y pantalones de vestir del mismo color, además de un pequeño delantal de dónde sobresalía un libreta, la cual supuse que era para anotar los pedidos y una lapicera. Tenía unos ojos pequeños como los míos y unos hoyuelos súper adorables adornaban sus mejillas.

-Hola Jooheon, muy bien- Respondió mi amigo con una leve sonrisa.- Hoy traigo a un posible nuevo compañero de trabajo.- Dijo mientras me señalaba.

-Oh, qué bueno, ya nos hacía falta ayuda extra.- dijo alegremente el mesero.- Mi nombre es Jooheon, un placer.- se presentó mientras extendía su mano.

-El placer es mío, soy Soonyoung.- respondí mientras devolvía el saludo.

-Bien, luego habrá tiempo para las presentaciones, ahora debemos hablar con el jefe.- dijo mi amigo mientras me guiaba hacia una escaleras.

Al subir nos encontramos con una puerta que fue golpeada suavemente por mi amigo y desde adentro pudimos escuchar un suave "adelante".

-Hola Cheol- dijo mi amigo con la sonrisa más grande que había visto en su rostro desde que lo conocía. Rápidamente su novio se levantó de su silla detrás del gran escritorio de madera y fue hasta mi amigo, lo tomó de las mejillas y plantó un suave beso sobre sus labios.

Espero que no sea un final obvio - SeoksoonWhere stories live. Discover now