16: La primera y la última

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A la mañana siguiente al despertar, ella ya no estaba. No sé en qué momento se fue, ya que la gran parte de la noche estuve desvelado y ella parecía que se había dormido. Llegué a pensar que ni se despidió antes de irse.

«Gracias por haberme dejado quedar en tu casa. Te entregaré la camisa luego. Ten un buen día». No había visto su mensaje hasta que desbloqueé mi celular. Al menos no se olvidó de avisarme, tal vez le surgió algo y por eso se fue.

Luego de asearme y prepararme para el trabajo, me dirigí a la oficina. Realmente necesitaba un café para despertar un poco, ya que tenía mucho sueño.

Mi jefe llegó antes de tiempo y no tuve la oportunidad de ir a prepararme un buen café. Lo recibí como normalmente lo hago, pero él se veía más serio que de costumbre. No hizo más que sentarse y se cruzó de brazos.

—Parece que tuviste una larga noche.

—¿Por qué lo dice, señor? — pregunté nervioso.

—¿Te has mirado en el espejo antes de venir a trabajar? Luces irreconocible.

—Tuve una noche larga, pero inmediatamente iré a prepararme un café y se me pasará. Discúlpeme por presentarme así.

—No importa. Al fin y al cabo, hoy necesito que vayas a terminar con los últimos preparativos de la boda, así que no estarás presente en la oficina.

—¿No me acompañará, señor?

—No. Tengo asuntos importantes que atender. Encárgate tú — Por Dios, lo que le espera a esa pobre mujer.

—Entendido.

—Por cierto, ¿hablaste con "tu mujer"? — enfatizó las dos últimas palabras, haciendo que fuera más notable su burla.

¿Es que acaso cree que alguien como yo no podría tener a alguien?

—Sí. De hecho, aceptó acompañarme.

—Que bien. Al fin podré conocer a la chica misteriosa que dejó desvelado a mi asistente— ¿Cómo supo que fue ella?

Su forma de decir las cosas, últimamente me están irritando más de lo que creí que lo haría.

—Saldré de la empresa a encargarme de los últimos detalles y compras. Si necesita algo de mí, no dude en notificarme.

—Ve— sacudió la mano, y bajé la cabeza antes de salir de su oficina.

Busqué la lista de las últimas cosas quedaban por hacer. Aún falta ir a la floristería por las rosas y claveles. ¿No se supone que ella sea quien escoja lo que quiere? Ella tampoco ha participado mucho. De verdad no puedo entender a esas personas adineradas. Ni siquiera le dan importancia a algo como el matrimonio. Debe ser bonito poder hacer los preparativos en pareja, que se trabaje en conjunto para que todo quede elegante para ese momento especial.

Antes de dirigirme a la floristería, decidí ir primero por el traje de novia, que debía recogerlo para llevarlo a su prometida. Ella solamente había venido para tomarse las medidas, creo que es en lo único que por obligación debía estar.

Me quedé esperando mientras me atendían y mirando alrededor de la tienda. Los trajes que allí había se veían muy elegantes.

Por alguna razón, recordé las palabras que le dije a Mónica ayer y fue cuando caí en cuenta de lo que había dicho. Eso sonó como una indirecta bastante directa. Tal vez por eso actuó de esa manera.

Miré mi teléfono y la última llamada que había en la lista era su número. Ella es mujer, y puede que me ayude en escoger lo más adecuado para la prometida de mi jefe. A decir verdad, creo que más bien fue una excusa para volver a verla.

Luego de dudar y cuestionarme tantas veces, decidí arriesgarme y llamarla. Ella no tardó en responder, es como si hubiera tenido su teléfono a la mano en ese momento. Cruzamos muy pocas palabras, pero le pareció bien que nos encontremos aquí mismo, así que me quedé en espera de ella.

La vi entrar a la tienda y lucía casi igual que yo de cansada.

—No pensé que me llamarías tan pronto, Steven.

—¿No te molesta que te haya invitado a hacer esto?

—Para nada.

—No descansaste, ¿verdad?

—No, pero me siento bien— miró alrededor, y sonrió —. ¿Esta invitación tiene un mensaje subliminal? — me miró fijamente arqueando una ceja.

—¿Mensaje subliminal?

—Bueno, ayer dijiste varias cosas y hoy me invitas a este lugar. ¿Acaso quieres que me haga la idea de ser tu mujer realmente? — rio, e intenté explicarle, pero terminé por rendirme. Al final, quizás inconscientemente algo así ocurrió—. ¿Esto mismo harías por la mujer con la que vayas a casarte?

—Claro. De hecho, me gustaría hacer más por mi futura esposa. Estas personas no muestran el más mínimo interés de participar en los preparativos de su propia boda. No creo que un matrimonio así pueda durar mucho.

—No todos ven el matrimonio de la misma manera que tú. Estoy segura de que tú jefe no ama a esa mujer, si lo hiciera, sería él quien estuviera aquí, no te mandaría a ti a hacerlo. Aunque por una parte es bueno, así cuando te toque a ti, ya sabes lo que tienes que hacer— bromeó.

—Ahora también lo sabrás tú, para el día que te toque.

—Te escuchas muy seguro de eso. ¿No será que tienes pensado ser tú el que se case conmigo más adelante, y me estas preparando mentalmente para la situación?

—Creo que te había comentado sobre mis planes contigo y la seriedad de ellos. Luego de lo que pasó anoche, creo que quien se debe hacer cargo soy yo. La verdad, no me molestaría hacerlo. No sé qué me ocurre cuando estoy contigo, pero me hace sentir muy bien pasar estos pequeños momentos juntos. Esta mañana cuando desperté y no te vi, me sentí muy solo. Al igual que la soledad que me arropó esas semanas en que no pude verte. Haces que en los momentos que estamos juntos, desee con todas mis fuerzas que no terminen.

—¿Es eso una confesión? — me miró sorprendida.

—Cada vez estoy más intrigado de conocerte más a fondo, en compartir más tiempo contigo. Siento que he sido yo, quien ha ido cambiando mucho en tan poco tiempo. Lo que antes me parecía divertido e importante, que era el trabajo, ahora lo encuentro aburrido. Mientras estoy trabajando, no dejo de buscar mi teléfono para ver si he recibido una llamada o mensaje tuyo. Antes buscaba la forma de quedarme más tiempo en el trabajo, últimamente estoy mirando la hora de salida para ver si podría tener la oportunidad de verte, así fuera unos segundos luego del trabajo. Nada es igual desde que apareciste en mi vida. Ya no sé si sea muy pronto o no, pero de verdad quisiera tenerte cerca.

—¿Así que eso es lo que ocurre? En pocas palabras, ¿estás diciendo que te gusto? — esbozó una sonrisa.

—¿Gustarme? Creo que gustarme no define lo que siento ahora.

—Eso dolió... — murmuró.

—Gustarme se queda corto, Mónica. El «me encantas», sí lo describe perfectamente. Cuando te gusta algo, puede dejar de gustarte fácilmente; en cambio cuando algo te encanta, es porque tiene un valor incalculable, por lo tanto, es mucho más importante para ti. Al menos, así es como lo veo. Me encanta como me haces sentir, me encanta tu forma de ser, de expresarte, tu sonrisa, tus ojos, todo de ti me encanta. Tal vez este no sea el lugar ni mucho menos el momento, quizás incluso suene contradictorio luego de lo que hablamos anoche, pero quisiera que fueras algo más que una amiga. Prometí darte tu espacio, pero la verdad es que siento que en cualquier momento vas a alejarte de mí, y esa idea hace que sienta un dolor aquí dentro en mi pecho. No sé qué me hiciste, pero quisiera que me des una oportunidad y me permitas demostrarte con hechos lo que estoy sintiendo. Nunca he tenido una novia, lo más probable no esté bien que te pida esto tan a la ligera, pero quisiera que fueras tú la primera y, si es posible, la última.

Perdido En Tus Curvas [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora