19: Solo a ella

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—Creo que te has excedido, Mónica— comenté, y ella me miró.

—Lo siento, Steven. Tienes toda la razón, pero hablaremos de esto en otro momento. Solo diré una cosa más antes de irme, y es que esto no debe causarle problemas a Steven, porque esto es algo ajeno a él. Desde hace mucho quería tenerlo frente a frente. No creo que deba mencionar las razones, porque mejor que nadie debe saberlas. Espero esté satisfecho luego de todo lo que me hizo pasar, sin yo hacerle nada usted. Ten un buen día, Steven. Y siento mucho que no sea igual de buena que tú— sonrió, y volvió a subirse en el auto.

Quería ir tras ella, pero me sentía entre la espada y la pared. Ni siquiera me atrevía a mirar a mi jefe. Sé que esto tendrá muchas consecuencias, así que debo prepararme para ellas.

Tuve que esperar a que él pudiera recuperarse un poco. Su prometida también trató de ayudarle, pero él no quiso la ayuda de nadie.

—¡Lárgate de aquí! Quiero estar a solas con Steven — le gritó a su prometida y sentí ganas de intervenir, ya que el tono que usó y la actitud no me agradó del todo, pero sé que ese no debe ser mi problema.

Ella se fue sin protestar y nos dejó a solas.

—Espero que esto tenga una buena explicación, o de lo contrario, prepárate para lo peor. No quiero pensar que tuviste algo que ver con lo sucedido esa noche, Steven.

—No, señor. Todo tiene una buena explicación, se lo juro. Quiero aprovechar el momento para disculparme por ella. Mónica no sabía de su condición, y por eso se atrevió a hacer eso.

—¿Por qué no me dijiste que esa gorda era tu novia? ¿Por qué lo estabas ocultando?

—Le pido respeto, señor. No se refiera a mi novia de esa manera.

—Eso es lo que es. Tal parece que ni la educaron bien en su casa. Es una altanera, irrespetuosa y maleducada; todo lo contrario, a ti. ¿No pudiste conseguir algo mejor? — su reclamo me irritó, de hecho, me sentía muy molesto por dentro, pero no quería empeorar las cosas, así que preferí morderme la lengua.

—Le exijo más respeto, señor.

—No me exijas respeto, cuando esa mujer acaba de faltármelo a mí. Si no fuera por los años que llevas trabajando para mí, ahora mismo te hubiera despedido y te podría incluso llevar a la lista negra, para que más nunca en tu vida logres conseguir un trabajo. Pero ya que estamos aquí, quiero una explicación más clara de lo que está ocurriendo.

—Se la daré, señor. La conocí ese día en la actividad, jamás la había visto antes. Luego de eso, me sentí mal por lo ocurrido y quise averiguar sobre ella. Me pareció injusto que la suspendieran debido a lo que sucedió esa noche y quise buscarla al sentirme culpable para disculparme; además de que claro, me atrajo mucho cuando la vi por primera vez. Las cosas se dieron entre nosotros y hoy precisamente nos convertimos en novios. Le había mentido porque no sabía cómo iba a explicarle esto, además de que tampoco quería ponerlo a usted o a ella en una situación incómoda, pero le juro que jamás le traería problemas a usted o a la empresa. Usted me ha ayudado mucho y le estoy muy agradecido. Por eso quiero pedirle disculpas por haberle ocultado la verdad, y por lo ocurrido antes con mi novia.

—De nada me sirve tu disculpa. Quiero que sea ella quien pida esa disculpa, no tu.

—Ella no... — no me dejó terminar de decirlo, cuando rechinó los dientes molesto.

—No digas nada más y habla con ella. Primera y última vez que te lo digo. Vete a seguir con lo que tienes pendiente. No quiero verte por la oficina hasta que lo termines todo.

—Sí, señor— bajé la cabeza, y caminé hacia mi auto.

¿Qué se supone que haga ahora? Mónica no parece ser del tipo de persona que se disculpe, ella misma lo dijo. Además de que reconozco que tiene mucha razón en estar molesta. No encuentro una forma de que todo esto se solucione. Mi jefe no dará su brazo a torcer, y estoy seguro de que ella tampoco.

Estuve todo el día pensando en qué podía hacer. Había regresado a la empresa luego de haber realizado todo, pero mi jefe no estaba por todo eso. Supongo que aún debe estar muy molesto conmigo.

En el restaurante no podía concentrarme en lo que hacía tampoco, estaba cometiendo tantos errores, que decidí irme temprano para la casa. Todo esto me está afectando más de lo que creí, y es que no sé cómo debo tocar este tema con Mónica.

Llegué a pensar que ella no iba a querer verme, pero según le escribí pidiéndole que nos viéramos, ella accedió sin problemas. Apareció en mi apartamento rato después y nos sentamos en el sofá de la sala a platicar.

—Creo que debemos hablar seriamente sobre lo que sucedió hoy, Mónica— comencé.

—Estás en todo tu derecho de reclamarme e incluso de dejarme. Sé que no debí decir todo eso, porque quien se iba a ver afectado eres tú, pero te juro que traté de aguantarme, pero solo con verlo, me hierve la sangre.

—¿Dejarte? ¿Por qué habría de dejarte? Por mi mente jamás pasaría eso.

—De todo lo que dije, ¿eso fue lo único que lograste retener en tu mente? — sonrió, y apreté los labios.

—Es que eso sería ridículo. Hoy comenzamos a salir, ¿cómo voy a terminar contigo por la primera diferencia o dificultad que tenemos?

—Eres tan lindo y bueno, que me hace desear hacerte mío de nuevo.

—Contigo es muy difícil de hablar sobre temas serios— desvié la mirada al sentir mi rostro caliente y traté de levantarme del sofá, pero ella no me lo permitió, ya que se sentó encima de mí.

—¿Y quién te dijo que lo que estoy diciendo ahora, no es también un tema serio? Deberías también darle seriedad e importancia a lo que tú novia desea. ¿No lo crees? — sus brazos se aferraron a mi cuello y me encaró.

Poco a poco iba olvidando el tema principal, y es que cuando estoy con Mónica, olvido todo y solo puedo verla a ella; y nada más que a ella.

Perdido En Tus Curvas [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora