25: Tiempo a solas

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Les di el espacio de que se quedaran a solas unos momentos y se despidieran, no quería estar en medio de ellas. Sé que debían tener sus cosas de que hablar. Al rato, Mónica salió de la casa y se subió al auto.

—Creí que no saldría nunca. Perdóname por hacerte esperar.

—No importa.

—¿Tienes traje de baño?

—¿Traje de baño? No.

—Hay un lago cerca de aquí. ¿Te gustaría acompañarme?

—Pero no tengo ropa adecuada.

—No importa. Al lugar que te llevaré, casi nunca hay gente y podrás incluso entrar en ropas menores. No tienes sueño, ¿o sí?

—No, me siento bien. Anoche dormí muy bien.

—Yo también.

Manejé hacia donde me dijo y, efectivamente estaba todo desolado. Caminamos mirando todo alrededor, y realmente se veía todo muy bonito. La vista, el aire fresco, el sonido de las aves, todo le daba un toque especial al lugar. En el lago había varias piedras, donde ella se subió a una y tuve miedo de que se cayera.

—Ten más cuidado, te puedes resbalar.

—Solía visitar este sitio cuando era más niña con mis padres. Es nuestro lugar favorito. Aunque hace tiempo no veníamos. Sabes que cuando uno crece y madura, busca la forma de hacer su vida e independizarse. Antes solíamos salir mucho a pasear, visitar distintos lugares y ese tipo de cosas que se hacen en familia. No puedo negar que extrañaba mucho visitar este lugar, tal vez por eso quise mostrártelo, porque también quiero que puedas disfrutar de la misma forma que yo lo hacía— la nostalgia se le podía notar a leguas—. Pero no hablemos de cosas tristes. Disfrutemos del día, ya en la tarde regresamos para que descanses— se quitó la camisa, y me le quedé viendo al ver que se había quedado en sostén.

—¿Qué estás haciendo? Tápate. Alguien te puede ver— dije nervioso.

—Aquí solo estamos tu y yo— se bajó el pantalón, y vi que tenía una ropa interior del mismo color que el sostén.

—Tenías pensado esto de antes, ¿verdad?

—¿No te gusta lo que ves?

—Me encanta— negué con la cabeza, y sonrió—, pero ese no es el punto. Incluso estando así de expuesta puedes enfermarte.

—Tu estarás para cuidarme si eso ocurre, ¿no? Solo disfruta. Pasemos un buen día nosotros dos solos, ¿sí? — entró al agua, y me le quedé viendo desde fuera, cuando la vi tirar su sostén hacia mí dirección—. ¿Me dejarás solita aquí?

—Voy de inmediato— tiré los zapatos para otro lado, y me quité el pantalón, al igual que la camisa, quedándome solo en bóxer.

Solo metí la pierna, pero el agua estaba helada. No quise pensarlo mucho o no me atrevería a entrar. Me tiré dentro del agua, y ella automáticamente se acercó. Miré por encima del agua a ver si se podía ver su cuerpo, pero la sombra de los árboles no permitía que eso sucediera.

—¿Te has desilusionado, cariño? — se acercó hasta que sus pechos tuvieron contacto directamente en mi pecho, y los frotó descaradamente, haciendo que hasta mi nombre se me olvidara —. ¿Ahora estás satisfecho, mi amor?

Debo pensar en otra cosa, solo necesito concentrarme en otra cosa.

—¿Por qué tan nervioso? No es la primera vez que estamos así de cerca.

—Tu cuerpo está frotando contra el mío, ¿cómo pretendes que no me ponga nervioso?

—Deberías decir más bien que estás caliente, y por eso estás tan nervioso. El agua ya no está fría, ¿verdad? Solo te estoy ayudando a mantener tu temperatura corporal, así evitamos que te enfermes.

—Esa es una excusa muy típica de ti, Mónica.

—Al menos ya me conoces. Entonces no debo ocultar mis verdaderas intenciones ahora, ¿verdad?

—¿Querías que entráramos aquí para esto?

—Es una terapia para los dos, mi amor. Quiero que te relajes y disfrutes un poco. No siempre podemos compartir así, por lo tanto, debo disfrutar cada segundo que te tengo conmigo.

—Eres muy dulce— la miré fijamente al ver lo hermosa que se veía.

—Debo admitir que me haces falta cuando no estamos juntos, Steven. Sé que ambos tenemos obligaciones y responsabilidades, pero te echo mucho de menos.

—Yo también te extraño mucho cuando no nos vemos, pero eso se va a acabar cuando te conviertas en mi esposa. Vamos a poder vernos todos los días, dormir, comer, salir, y hacer cosas juntos.

—¿Y hacer el amor? — su pregunta me hizo imaginar muchas cosas, y agité la cabeza.

—Pues es una de las cosas que hacen las parejas, ¿no?

—¿Por qué nunca habías tenido novia?

—Porque no había tenido tiempo para eso. Desde que comencé a trabajar, he querido concentrarme en mis metas y sueños.

—¿Y cuáles son tus metas y sueños?

—Quiero abrir mi propio restaurante en honor a mi padre.

—¿Tu padre?

—Como te dije anteriormente, él falleció hace muchos años atrás, y tenía el sueño de abrir un restaurante, pero nunca pudo cumplirlo, así que quisiera hacerlo por él, por mi madre y por mí.

—Eres un excelente cocinero, así que estoy segura de que vas a lograrlo.

—No solo depende de ser bueno, también debo ahorrar mucho, por eso tengo estos dos trabajos. Antes tenía tres, pero tuve que dejarlo porque me aumentaron las horas en la oficina.

—Pero es peligroso tener tantos trabajos, te tomas el riesgo de tener un desgaste físico. Tu cuerpo necesita descansar, alimentarse bien, para que puedas funcionar. Con dos trabajos es más que suficiente. Si consigo el trabajo que quiero, quisiera ayudarte a cumplir ese sueño.

—¿Qué cosas dices? Tú también tienes sueños que cumplir, y ahora es el momento de hacerlo. Tendré tiempo demás para cumplir ese sueño que tengo, porque ahora tengo otro que también es importante.

—Ah, ¿sí? ¿Y cuál es? Me mata la curiosidad.

—Hacerte mi esposa.

—Siempre me ganas cuando de dar vergüenza se trata.

Perdido En Tus Curvas [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora